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Martín Muñoz de las Posadas: Como recuerdo… y como me contaron

Martín Muñoz de las Posadas agrupa en un mismo conjunto los tres elementos de la producción hortícola: la tierra, el agua y la ‘casilla’, pequeña casa de campo que vigilaba y servía a la huerta. Este ejemplo de arquitectura vernácula integra hoy el paisaje de la localidad segoviana

Juan José Alonso

Desde finales de la década de 1950 hasta finales de los 80, las huertas de Martín Muñoz de las Posadas tuvieron gran importancia en la economía local; más de la mitad de la población tenía su medio de vida en el cultivo de las hortalizas. En plena producción (meses de julio y agosto) podrían alcanzar las 100 toneladas de hortalizas las que se distribuían en los mercados de varias poblaciones de las provincias de Segovia, Ávila y Valladolid. Recuerdo y me contaron que el abuelo Julián, como otros muchos, elegía las poblaciones donde vender sus hortalizas. El Espinar, San Rafael, Nava de San Antonio, Ávila, Segovia, Arévalo, Medina del Campo… El abuelo Valentín, en Ávila, Santo Domingo de las Posadas, Pozanco y su Mingorría. Nueve personas componían la familia de Julián y doce la de Valentín, cifras habituales hacia 1960, año en el que la población de derecho en Martín Muñoz de las Posadas era de 1.500 personas.

Los meses de mayor dedicación en las huertas eran de abril a septiembre, extensiones de cultivo localizadas en parajes como El Prado Labajo, Sendero de Codorniz, El Salmoral, El Navego o las riberas del río Voltoya. Algunas de las huertas estaban situadas hasta a cinco kilómetros del centro del pueblo; los medios de transporte de los que disponían eran los carros arrastrados por mulos, caballos, burros. La dedicación a las tareas del cultivo se prolongaban en jornadas de sol a sol y todos los días de la semana se hacían las comidas en pleno campo; sobre todo, en aquellas fincas más alejadas del pueblo. Esto obligó a dotar de un lugar en el que protegerse de las inclemencias meteorológicas, construyendo desde cobertizos hasta ‘casillas’.

La casilla, pequeña casa de campo, ubicada en la finca agrícola, vigilando y sirviendo a la huerta, que forma una vista tradicional en el paisaje del término municipal. Nuestro pueblo, de gran arraigo tradicional huertano, agrupa en un mismo conjunto los tres elementos inseparables para su producción: la tierra, el agua y la casilla.

Esta construcción sirve para estancia de los trabajadores y almacén de sus productos, herramientas, útiles y elementos que intervienen en el cultivo y recolección. Las casillas han servido de alojamiento y estancia de sus trabajadores, junto con sus animales domésticos de trabajo durante la campaña hortícola. Era habitual que toda la familia pernoctara a lo largo de la temporada, principalmente de junio a septiembre. Allí gran parte de la población de Martín Muñoz de las Posadas ha pasado muchos veranos de su vida, desde su infancia hasta la vejez. Allí nos hemos criado conviviendo con animales y plantas, hecho que nos ha acercado con gran cariño a la profesión de hortelano.

Eran pequeñas casas de campo, de planta rectangular, construidas con adobe y barro, y con un tejado de madera con cubierta a dos aguas y teja árabe de cerámica. Ocupaban una superficie aproximadamente de 50 metros cuadrados y altura de 2 a 2,5 metros. La escasez de recursos económicos en los años de su construcción, primer tercio del siglo XX, junto con la falta de conservación, definen el estado en que se encuentran en la actualidad, muchas de ellas hundidas o en estado deplorable.

Su distribución comprende una primera sala que se accede desde la puerta de entrada, sirviendo de cocina-comedor y otros menesteres. Otra u otras salas servían de dormitorio. También disponen de pequeño corral con departamentos separados para la cría de cerdos y gallinas, así como una estancia para el ganado de labor.

foto Martin Munoz Posadas 2

Foto: El Palacio del Cardenal Espinosa, mandado construir por Felipe II, preside la magnífica plaza de la localidad.

Las distintas tareas del cultivo en las huertas afectaban a todos los componentes de la familia. En plena producción se multiplicaban porque había que llevar las hortalizas a los mercados para la venta, se transportaban en los carruajes arrastrados por diferentes caballerías y guiados por el cabeza de familia, ayudados por los hijos mayores; estos salían de las huertas al atardecer, hacían noche en poblaciones intermedias, para llegar a los mercados de Segovia, Ávila, El Espinar, Medina del Campo al amanecer del día siguiente.

Dependiendo el punto del mercado se disponía el recorrido y los lugares de descanso. Con los medios de que disponían y los recorridos sinuosos en la mayoría de los casos, las dificultades se multiplicaban. Las necesidades de hacer el mayor número de ventas, cuando las huertas estaban en plena producción, se disponían de varias estrategias. Julián desplazaba un carruaje a su mercado del Espinar y después del mercado se volvía de camino a Martín Muñoz de las Posadas, desde donde, a la vez salían dos de sus hijos con otro carruaje cargado con hortalizas y en el punto convenido de encuentro cambiaban los carruajes; Julián se dirigía a otro mercado y los hijos regresaban, de nuevo a la huerta. La producción de cebollas, y otras que adquiría para la reventa, principalmente la vendía en Medina del Campo. Valentín tenía como preferencia el mercado de Ávila y la mercancía sobrante la vendía en Mingorría. Además de la huerta de Martín Muñoz de las Posadas, disponía de otra próxima a Mingorría.

La referencia de estos abuelos sirve para la mayorías de los hortelanos, que en procedimientos similares trataban de comercializar lo mejor posible sus productos. En la mayoría de los mercados, eran conocidos como los ‘Cebolleros’. La cebolla, producto de gran calidad y abundante en todas las huertas. Los carruajes se utilizaron hasta bien entrada la década de los 60, cuando aparecieron empresas de transportes que desplazaban las mercancías desde el pueblo a los mercados, viajando los hortelanos en autobuses a las capitales los días de mercado. Después los hortelanos que van quedando utilizan su propio vehículo de transporte. Las temporadas veraniegas, con el desplazamiento de parte de la población a las zonas de huertas, provocaban que tenderos ambulantes se desplazaran para la venta de sus distintos artículos, hilos o conservas a esas zonas.

foto Martin Munoz Posadas 1

En la década de los 80, la emigración había hecho mella y los cultivos extensivos comienzan a ocupar los espacios dedicados a las hortalizas, hasta el momento actual, con poco más de media docena de hortelanos. Para analizar este proceso de emigración hay que tener en cuenta el deseo de encontrar otros trabajos con menos horas de dedicación y para todo el año, la falta de previsión de y planificación en los modos y extensiones de los cultivos, así como en la comercialización y elaboración de nuevos productos a partir de los productos de la huerta.

Mirando la situación de las casillas, nos muestra el momento de las huertas en Martín Muñoz de las Posadas. Alguna iniciativa trata de mantener las casillas, motivado por la nostalgia, como lugar de esparcimiento en época vacacional; es de esperar que prosperen para que sigan formando parte de un paisaje no muy lejano.

El Greco en la Campiña Segoviana

Martín Muñoz de las Posadas se sitúa en la Campiña Segoviana, junto la comarca abulense de La Moraña. Tradicional parada obligada en el Camino Real de Valladolid a Madrid, fue testigo de pasajes importantes de la historia. Antes de que hubiera provincias pertenecía al sexmo de Posaderas, dentro de la comunidad de Villa y Tierra de Segovia. Si ascendiéramos a la torre de su iglesia veríamos una estupenda plaza, semiporticada, donde se distinguen el Ayuntamiento, el palacio Cardenal Espinosa y, detrás, la Cuesta de la Bodega. El palacio fue mandado construir por Felipe II para el Cardenal Diego de Espinosa y finalizó su construcción en 1.572. Dentro de la iglesia, construida entre siglos XIII y XVI, se expone una obra singular: un cuadro de Doménikos Theotokópoulos, el Greco, titulado ‘El Calvario’.

[Fotografía principal: El casco urbano de Martín Muñoz de las Posadas contemplado desde la denominada Cuesta de la Bodega]

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