Torregamones de Sayago (Zamora) conserva en muy buen estado valores que en otro sitio hubieran ya desaparecido. Los chiviteros, los molinos, las huellas del contrabando y el Fuerte Nuevo forman parte de su carácter
Texto: Sara Lozano
Lo de siempre y de ahora. La localidad de Torregamones de Sayago se encuentra al suroeste de la provincia de Zamora, dentro de la comarca de Sayago. El pueblo es vecino a Portugal, ya que comparte parte del río Duero, en el Parque Natural Los Arribes del Duero.
El territorio sayagués no se puede definir de otra manera que como un museo etnográfico al aire libre. Conserva las cortinas tradicionales, como se denominan las fincas con la valla de piedra. Y como raza autóctona tienen la vaca sayaguesa. Son animales dedicados ancestralmente a la producción de trabajo, pero que perdieron interés con la mecanización agrícola, sufriendo un cambio de orientación productiva hacia la carne. Cada vez se valora más.
Destacan, además, los chiviteros en este privilegiado lugar en el que el tiempo parece haberse detenido hace años. Son antiguas chozas, construidas en piedra y con tejado de escoba ubicadas dentro de un corral en medio del monte, en las que antiguamente se guardaban y protegían los chivos pequeños de sus depredadores y del frío.
El Fuerte Nuevo es un rústico bastión que se levanta sobre un peñón estratégico de la comarca, destinado a vigilar las invasiones del otro lado de la frontera. La segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII, durante las Guerras de Secesión frente a la Corona Española, fueron los momentos más convulsos. Tropas del reino vecino, o simples partidas de saqueadores del otro lado de la Raya, se ocuparon de diezmar las localidades españolas contiguas. La destrucción y la incertidumbre permanente dominaba la vida de los allí residentes. En su centro de interpretación puede el visitante conocer todos los aspectos más relevantes de este monumento.
Desde estos emplazamientos se divisa la localidad vecina de Miranda do Duro y el cañón del río Duero, que es visitable en barco. Desde la embarcación se puede divisar la flora y la fauna de esta zona tan especial. Aquí el ecosistema es muy relevante porque incluye gran diversidad de especies en peligro de extinción.
En esta zona fronteriza hubo mucho contrabando, sobre todo con café y jabón. Todos los niños de la comarca han escuchado las historias de contrabandistas contadas por sus mayores. Había en otros tiempos muchas familias que se dedicaban a él como medio de vida, incluso a pesar de que ponían su vida en peligro. La cueva conocida como la Paya Valcuevo, que servía de refugio a quienes se dedicaban al tráfico y muchas veces se escondían allí.
En el entorno de Torregamones de Sayago hay varias fuentes romanas que todavía se conservan como eran en la antigüedad. Etnográficamente se conservan, y que son de uso hoy en día, los cigüeñales. Es un mecanismo que sirve para sacar el agua del pozo.
Por el término municipal transcurren las aguas de la rivera de los Moriegos hasta desembocar en el Duero. Varios molinos permitían utilizar la fuerza hidráulica para mover enormes piedras de moler en un alarde de aprovechar cualquier mínimo recurso para las labores cotidianas. Su ubicación hace posible que se pueda seguir una hermosa ruta. Los mejor conservados son los Payeros, los Domingos, Nuevo, Matarranas, la Azurera y los Lucies. 
La gastronomía típica de esta tierra zamorana se nutre de sus propios productos, ya que es muy rica en carnes. Como platos típicos cabe destacar las patatas a la sayaguesa, que son estos tubérculos con huevos rotos. De entre los dulces tiene identidad propia el bollo maimón, que es una especie de bizcocho muy alto y blando.
Cuentan con dos fiestas principales. Honran a la Virgen del Templo en octubre, y en mayo al patrón San IIdefonso. En la primera hacen un ofertorio que se conoce como ‘bailar el ramo’, en el que los mozos y mozas de la localidad ejecutan los bailes populares en la procesión. Torregamones de Sayago cuenta ahora con una población de tres centenares de habitantes, muchos de ellos de avanzada edad. Aun así, tiene colegio abierto. Se trata de un pueblo muy dinámico, con un sentimiento identitario de pertenencia muy arraigado. Los torregamonenses sienten su tierra y quieren seguir creciendo.
