El águila imperial ibérica, una especie en serio peligro de extinción, ha triplicado el número de parejas en doce años. Ahora son 70, que han incorporado las provincias de Salamanca y Valladolid a sus zonas de nidificación. El plan de recuperación 2003-2015 de la Junta ha superado las mejores expectativas. En la última campaña se han contabilizado 91 pollos volados
El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) comienza a ver la luz, aunque todavía es demasiado pronto para echar las campanas al vuelo. Esta gran rapaz estuvo más cerca que nunca de desaparecer como especie en 1995, cuando solo se censaron cien parejas en España. Los cebos envenenados, los tendidos eléctricos y el furtivismo estaban a punto de terminar con este ave de presa endémica de la Península Ibérica, que tiene en las poblaciones de conejo su principal recurso alimenticio. La mixomatosis de este lagomorfo tampoco le ayudó mucho a prosperar. Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid, Extremadura y Castilla y León (además de algunas áreas de Portugal) son el hábitat del águila imperial.
Con este desolador panorama, la Junta de Castilla y León puso en marcha el ‘Plan de recuperación del águila imperial ibérica 2003- 2013’, que ha logrado unos resultados muy esperanzadores para la viabilidad de la especie; por encima incluso de las mejores expectativas.
Implicados en la conservación
En el momento de poner en marcha este proyecto, en la comunidad autónoma se contabilizaban 22 parejas. Dos años después, tras preservar las áreas críticas, ya se habían logrado dos nuevas parejas; objetivo que el plan contemplaba alcanzar en 2009. El año pasado se detectó por primera vez la cría en Valladolid. En 2011 se superaron con creces los objetivos del plan al duplicar la población inicial. En 2015, el águila imperial ibérica ha criado por primera vez también en Salamanca, y el número de parejas en la comunidad es ya de 70, con 91 pollos volados.
Los resultados del plan muestran que actualmente el águila imperial ibérica ocupa un total de 70 territorios en Castilla y León, 26 por encima del objetivo fijado inicialmente. El área de distribución de esta especie era exclusiva de Segovia y Ávila, pero ya se ha extendido a las provincias de Valladolid y Salamanca. Además, hay constancia de la presencia águilas imperiales ibéricas en Zamora, aunque no nidos.
El éxito del plan y de la recuperación de la población se ha fundamentado en la disminución de la mortalidad no natural de la especie, especialmente con la reducción de los envenenamientos y las correcciones de tendidos eléctricos, que han supuesto un descenso en las bajas por electrocución. El otro factor de éxito ha sido la recuperación de las poblaciones de su principal especie presa -el conejo- que de forma natural y con apoyos puntuales en algunas zonas ha visto incrementada su densidad en las áreas de expansión del águila imperial.
Una virtud no menos trascendente del plan de recuperación ha sido mantener el grado de concienciación de la población en cuanto a la problemática y valor de esta especie. Así ha sido posible establecer criterios de gestión para conciliar los usos y aprovechamientos naturales con la conservación, como es la consideración de prioritarios a los titulares de explotaciones forestales en la concesión de subvenciones por actividades compatibles con la supervivencia del águila, y la firma de acuerdos de gestión con particulares.
Castilla y León tiene la productividad más alta en número de pollos por año y nido, con una media de 1,3 a pesar de ser territorio en el límite de distribución de la especie, lo que a priori podría suponer peores condiciones para su recuperación. Andalucía, la región con más población, presenta una tasa de solo un pollo volado por cada nido.
