El arte mural es una magnífica herramienta para dotar otra vez de valor a las zonas comunes de los pueblos y ciudades y, al mismo tiempo, difundir sus valores culturales. Toma ahora más fuerza en muchos espacios de Castilla y León
Texto y fotografía: Silvia del Río
Un paseo por las calles de Tordesillas nos traslada a épocas pasadas. Es la magia evocadora de los murales. Buen ejemplo son los ubicados en la calle San Antón, inaugurados el pasado mes de julio y que llevan por nombre ‘La Peña de 1963’ y ‘El mercado en la Plaza Mayor’. Plasman momentos de la historia de la villa, una antigua fiesta y la celebración del mercado en la plaza. Si nos trasladamos a Toro, en Zamora, nos da la bienvenida en la antigua Puerta del Mercado, un mural con la leyenda del Arco del Reloj.
“Cuenta la leyenda, que protagoniza la historia del mural, que en la argamasa que se utilizó para la construcción de la torre se empleó vino en lugar de agua, ya que el vino sobraba en estas tierras y el agua resultaba más preciada”. Si llegamos al límite del conjunto histórico, en la Escuela Municipal de Música, toparemos con el recientemente inaugurado mural que recuerda al fallecido director de orquesta Jesús López Cobos.
También sobre la medianera que cierra la manzana de la calle Leyes de Toro, y que pertenece al centro de adultos López Cobos, varios instrumentos musicales y la reproducción de la partitura de ‘Tierras llanas” -una de las canciones más representativas de esta localidad- toman protagonismo sobre sus fachadas. La última obra del artista toresano Carlos Adeva lleva al apasionado por el arte hasta Serrada (Valladolid), con ‘Uvas con queso, saben a beso’. Es un impresionante mural sobre la fachada del Centro Cívico, donde el queso y el vino son los protagonistas.
El arte mural ha llegado a nuestras calles y pueblos para conectarnos con espacios cotidianos que el paso del tiempo o el desuso han ido debilitando. A través de diferentes proyectos podemos recorrer localidades de la comunidad castellanoleonesa siguiendo algunos de los murales participativos de arte urbano del reconocido artista toresano Carlos Adeva, que ha ido dejando su impronta como director de los diferentes trabajos. La iniciativa ha conformado un paisaje urbano de lo más atractivo.
Todos los proyectos tienen como nexo que la ciudadanía identifique el espacio público como algo suyo, que participe en su embellecimiento y se responsabilice de su conservación y mantenimiento, con el fin de darle a estos espacios una segunda oportunidad. Dado el potencial crítico que puede desarrollarse a través de la expresión gráfica, el muralismo es un medio de impulsar activismo creativo con inserción territorial. De ahí su importancia y su éxito.
En el año 2016, nace Toro Arte Urbano (TAU), en la localidad zamorana de Toro, como una iniciativa que pretendía mezclar arte, cultura y urbanismo para crear un nuevo concepto de decoración pública; un plan financiado por el Ayuntamiento dedicado a dignificar espacios urbanos degradados del casco urbano y expandir el conocimiento sobre el legado cultural de la villa.
A lo largo de sus tres ediciones (esta última celebrada el pasado mes de agosto), artistas locales y voluntarios que han querido participar, bajo la batuta del pintor Carlos Adeva, han ido transformando muros y fachadas con temáticas relacionadas con la idiosincrasia de la sociedad toresana, con su historia y sus raíces. Se ha conseguido así que, por tercer año consecutivo, la ciudadanía participe y que estas obras de arte compartan protagonismo junto con sus otras joyas patrimoniales o su archiconocida cultura vitícola.
Igualmente, por iniciativa del ayuntamiento de Tordesillas, arrancó Arte Urbano Tordesillas (UT). Desde el año 2013 las calles y plazas de la localidad vallisoletana se han convertido en un gran estudio de pintura bajo el cielo gracias a esta iniciativa que invadió en sus inicios las calles más turísticas de la villa.
Es el primer municipio de toda la provincia de Valladolid en contar su historia en espacios públicos y con diferentes disciplinas pictóricas. A día de hoy son quince los murales que podemos encontrar en una magnifica ruta de arte urbano, que ponen de nuevo a Tordesillas como un referente regional en este tipo de rutas.
La villa tiene ahora un recurso cultural más. Poco a poco se van recuperando fachadas y zonas visualmente poco atractivas, en muchos casos donadas por los propios vecinos, donde la historia de la villa es la protagonista. Cualquier visitante que pasee por sus calles podrá disfrutar del arte público en su estado más puro.
Viendo la necesidad de poseer entornos amables, dinámicos y sensibles a través de intervenciones con el arte mural, el Ayuntamiento de Valladolid lanza anualmente convocatorias públicas de mejora y embellecimiento. El arte mural se acerca al ciudadano, vinculando la ciudad con espacios de diversa índole: medianeras de edificios, entornos de riberas… Algunos de los trabajos más recientes podemos verlos si nos acercamos a la desembocadura del río Esgueva, en el Barrio España, sobre los muros que conforman el edificio del servicio municipal de limpieza. Por un lado se encuentra ‘Econciencia, la naturaleza en la ciudad’ y por otro ‘Libertad Natural’. Son murales que asombran, cuestionan y te hacen pensar. Suponen además un llamamiento al civismo y al respeto por el medio ambiente.
Otros ayuntamientos de la comunidad están apostando por embellecer sus calles a la vez que reivindican su cultura y presencia desde el arte mural. Es el caso de Serrada o de La Torre del Valle. En la localidad zamorana, este año se ha celebrado la segunda muestra abierta de ‘Arte contra el olvido’. Una iniciativa elogiada por sus vecinos y por los propios artistas participantes.
En el caso de Serrada, se ha querido contar en su trigésimo quinta edición de la Fiesta de la Vendimia con un mural sobre una de las fachadas del Centro Cívico, donde el queso y el vino -dos recursos fundamentales de la zona- son los protagonistas. Ambos casos son ejemplos donde el ‘street art’ ha vuelto a demostrar su valor revitalizador; un recurso donde la diversidad cultural, la inclusión social y el diálogo se dan la mano. Una buena herramienta para dar un nuevo sentido a rincones olvidados y dotarlos de actividad y belleza.
Definitivamente los murales han llegado para quedarse, proponiendo un modo de habitar y al comprometerse con la geografía del espacio habitado por el hombre.
Desde la década de los 60
El movimiento muralista Community Mural emergió en Chicago a finales de la década de 1960, y concibió el proyecto artístico como estímulo para un proceso social que iba más allá de lo estético. El propósito era unir a artistas y comunidades a través de un proceso colaborativo, enraizado en la tradición del muralismo, para crear arte que transformara los espacios públicos y las vidas de las gentes. Multitud de iniciativas han ido surgiendo alrededor del mundo.
Ejemplos como el de Roma con el proyecto Big City Life, el de la ciudad de Málaga con MAUS, el IMVG La ciudad pintada de Vitoria-Gasteiz, o los de ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro y Santiago de Chile son referentes mundiales del arte urbano.
No hay duda del papel del arte urbano como “herramienta de cambio positivo” en el ámbito del espacio público y como factor que contribuye a la recuperación de espacios degradados. En nuestra comunidad autónoma tenemos grandes ejemplos de proyectos de este tipo donde la pintura tiene como fundamento principal acercar y enseñar al ciudadano y transmitir sentimientos más allá de la estética. Si visitas Toro, Tordesillas, la ciudad de Valladolid, Serrada o La Torre del Valle, no puedes perderte estos verdaderos museos al aire libre.
