La gastronomía y las recreaciones históricas nutren buena parte de la oferta de ocio de la provincia de Valladolid. Este verano fiestas, cultura y mercados tradicionales nos recuerdan que las propuestas emocionantes se pueden encontrar a miles de kilómetros… o aquí al lado
El tiempo de verano no tiene por qué suponer una carrera alocada hacia la playa o los destinos exóticos. La provincia de Valladolid es un ejemplo de lo mucho que tienen que ofrecer las pequeñas localidades a quienes regresan en los meses de julio y agosto, y también a los visitantes que se acercan atraídos por una propuesta asentada en dos pilares fundamentales: la gastronomía y la historia.
Una de las fórmulas que basan su atractivo en el patrimonio natural e histórico es la de las rutas, como el paseo ‘Aguas de molino’ que el 1 de julio recorre el entorno de Valoria la Buena. Los caminantes inician la marcha en la iglesia de San Pedro para atravesar una zona de antiguos poblados vacceos, el antiguo molino de agua en el río Pisuerga y un chozo de pastor hasta la desembocadura del arroyo Madrazo. El paseo finaliza sobre las 13,00 horas con una cata de vinos y productos basados en la miel.
Recreaciones históricas
El patrimonio de la provincia es protagonista de algunas de las recreaciones históricas que se suceden en verano. Como la conmemoración de la llegada de Estefanía de Armengol, nieta del conde Ansúrez, a Santa María de Valbuena. La actividad, prevista para el 21 de julio, sirve para recordar a la mujer que ordenó fundar este monasterio que hoy acoge la sede de la Fundación Las Edades del Hombre.
El mismo día, los vecinos de Trigueros del Valle toman al asalto la fortaleza de la localidad. Es el homenaje del pueblo a quienes se levantaron, hartos de la tiranía, contra el señor Fernán de Robles.
El 14 y el 28 de julio Medina de Rioseco acoge una de las actividades que mejor aúnan el patrimonio, la cultura y la gastronomía. El programa Medianoche en el Convento incluye una cena en alguno de los restaurantes colaboradores y la visita a la antigua iglesia conventual de San Francisco, donde tienen lugar distintas teatralizaciones y música de directo en un ambiente de ensueño.
En el verano vallisoletano también encuentra su hueco la Guerra de la Independencia, con el recuerdo del guerrillero Jerónimo Saornil. Vecino de Pozal de Gallinas, se unió al ejército para participar en la llamada Campaña del Rosellón contra Francia. Cuando los franceses entran en Valladolid en junio de 1808 (tras la derrota de Cabezón), Saornil se encontraba en la cárcel de Chancillería. Con el pretexto de luchar contra los invasores, aprovechó para escapar y formó una partida con el nombre de Húsares Francos de Castilla la Vieja. En 1813 alcanza el grado de coronel, concedido por el mismísimo Wellington.
Mercado medieval
En la frontera entre los antiguos reinos de León y Castilla, la localidad vallisoletana de El Carpio contará el 21 y 22 de julio con un mercado medieval para conmemorar las firmas del tratado de Alfonso VIII, rey de Castilla, y Fernando II, rey de León. En este mercado se llevará a cabo la recreación de la firma del tratado, así como justas a caballo y diversas actuaciones de música tradicional.
El fin de semana del 21 y 22 de julio Montemayor de Pililla acoge la III edición de la Feria Artesanal Pinarte, mientras que de forma paralela se desarrollará el VIII Concurso de Pinchos ‘La Magdalena’.
Se puede cerrar este breve repaso con otra ruta singular, en este caso en San Martín de Valvení. El paseo ‘Del castillo a los cortados’ se celebra el 23 de septiembre y parte de la fortaleza, pasando por la iglesia y hasta los ‘barrancos’. Una ocasión para recordar que en la localidad aún se pueden visitar los restos del castillo de los Zúñiga, señores de la villa en el siglo XV y ejemplo muy vivo de que la mirada al pasado tiene mucho futuro en el turismo de la provincia.
