Chelo Miñana. USU TURISMO EXPERTISE
Siempre produce cierto cosquilleo saber que allí durmió o por allí pasó; ni que decir tiene que Castilla y León está cargada de esos momentos históricos que han dejado huella y recuerdo, y que conforman el ADN de unas tierras que guardan sorpresas en cada rincón.
Especial es descubrir, cuando llegas a Madrigal de la Altas Torres, que en esta localidad abulense nació la reina Isabel la Católica. Con este dato la villa adquiere una grandiosidad que nos hace querer saber más, porque si bien es un pueblo pequeño en número de habitantes, tiene mucho que ofrecer y sobre todo muchas historias que contar.
Cristianos y musulmanes la dominaron en sus idas y venidas de manera intermitente, dejando un impresionante conjunto monumental que ha convertido a la localidad en una de las más importantes de la provincia de Ávila.
Situada al norte de la provincia, Madrigal limita con las provincias de Valladolid y Salamanca, estando también Zamora a poco menos de 75 kilómetros. Excursión perfecta si buscamos una buena opción para no movernos de Castilla y León, y viaje cultural obligado si planteamos la salida desde otro punto del mapa para conocer el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia (casa natal de Isabel la Católica) y la iglesia de San Nicolás de Bari, declarada Bien de Interés Cultural.
Siendo cuna de una reina no es de extrañar que encontremos un alojamiento que cumpla la noble función de alojar al visitante. La Posada Isabel de Castilla es la encargada de proporcionar real descanso al viajero que decide acercarse a la comarca abulense de la Moraña.
Calidez es la sensación dominante cuando te asomas dentro de este alojamiento que esconde tras su fachada una antigua bodega subterránea, y una remodelación que se ha hecho con respeto y mimo para convertir lo que fue una residencia en un hotel con todas las comodidades.
Una posada que nos hace disfrutar dentro, y nos invita a descubrir lo que hay fuera. Los propietarios se convierten en perfectos anfitriones, dando recomendaciones de las maravillas que se pueden visitar en la zona, y cuidando hasta el último detalle para asegurarse de que todos los espacios se convierten en lugares de descanso y desconexión; tanto las habitaciones como las salas, la biblioteca y la zona de terraza.
Las estancias con chimenea invitan al recogimiento cuando los fríos de la llanura comienzan a hacer su aparición, y hay que reconocer que su magnífico jardín cautiva y hace olvidar de dónde se viene y adónde se va.
Viendo el paisaje que nos rodea ya podemos intuir que la gastronomía va a estar a la altura de nuestras expectativas, que siempre son altas cuando hablamos de esta región, y que bien vale una mención para que se tenga en cuenta. Los hermosos campos de trigo, que adornan el paisaje de la comarca, son la garantía de tener buen pan, fundamental para acompañar los deliciosos asados típicos y afamados en toda la zona.
Para los amantes de la naturaleza, y como dato curioso, Madrigal de las Altas Torres se encuentra en el área delimitada por la Unión Europea como hábitat protegido de las avutardas, unas aves altas y grandes que se encuentran entre las aves voladoras más pesadas del mundo y que actualmente se encuentran en peligro de extinción.
Trato exquisito, raíces culturales e históricas, buena gastronomía en zona de vinos… Como complemento perfecto a la estancia podríamos pedir un buen desayuno y también lo tiene, así que no hay excusas… Próxima parada la Posada Isabel la Católica.
