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El mejor rosado, de Cigales

Desde la ciudad de Valladolid hasta la localidad palentina de Dueñas se extiende la Denominación de Origen Cigales, cuya personalidad está marcada por el tradicional clarete, aunque su apuesta por la modernidad ha llevado a que el tinto suponga casi el 50% de la producción. La etapa iniciada hace diez años ha abierto la DO a los dulces y los espumosos, y a engordar su medallero en los concursos internacionales

Ricardo Ortega

Muy pocas zonas vinícolas de España pueden presumir, como la DO Cigales, de la siempre aireada coexistencia entre tradición y modernidad. En el caso de esta comarca, extendida entre Valladolid capital y Dueñas, en el Cerrato, el tópico de conjugar viejos aires y tendencias actuales resulta palpable para todo aquel que la conozca.

La comarca de Cigales posee fama desde la Edad Media por sus vinos claretes, con una viña estrechamente vinculada a la economía doméstica y a la actividad de los monasterios. En la actualidad, y a diferencia de otras zonas, más de la mitad de su viñedo tiene la condición de muy viejo, con cepas que superan los 70 años de vida. Si se desea mayor prueba de fidelidad al pasado, el mismo término de ‘clarete’ ha sobrevivido en el lenguaje a los vaivenes de la normativa europea, y hoy es señal inequívoca de la impronta que ha dejado este vino en la cultura de Castilla y León.

“Estamos a medio camino entre Ribera y Toro”

Uniformar el trabajo Todo ello no contradice la puesta al día de los claretes -o rosados- de Cigales, cuya actualidad los ha llevado a cosechar buen número de premios en concursos de todo el mundo. Como ejemplo, baste recordar que los vinos tradicionales se elaboraban a partir de hasta quince variedades de uva, lo que obligó al consejo regulador nacido hace dos décadas a uniformar el trabajo que se hacía en bodega.

El resultado es un vino moderno, en numerosas ocasiones con la tempranillo como única variedad tinta, y con la verdejo como acompañante blanca, que no puede suponer más del 25% del producto final.

La apuesta por la modernidad experimentó un impulso más que considerable con la llegada de Pascual Herrera, hace poco más de seis años, a la presidencia del consejo regulador. En este tiempo los vinos de Cigales han multiplicado su presencia en el mercado exterior, al que destinan un millón de botellas al año (el 30% de la producción), y el tinto casi ha alcanzado al clarete en volumen.

Algunos grandes grupos ya están presentes en la comarca

La mano de Herrera también ha estado detrás del avance experimentado en la crianza y en la maduración del vino, el conjunto de pasos que se da desde la fermentación hasta el embotellado. La primera labor acometida por aquel consejo regulador fue modificar el reglamento de la DO para incluir la elaboración de blancos, espumosos y dulces.

En la actualidad, cabernet sauvignon, merlot, syrah y sauvignon blanco complementan a las variedades principales: tempranillo, garnacha, verdejo.

El propio Pascual Herrera se muestra satisfecho de esta evolución, aunque sitúa el listón tan alto como en convertir a Cigales en la tercera Denominación de Origen Calificada (DOCa) de España, junto a Rioja y Priorato. Esa meta puede parecer lejana, aunque no se dejan de dar pasos. Este año las bodegas han podido subir el precio de sus vinos, lo que no es mala noticia, y ha visto la luz un nuevo proyecto empresarial; ya son 35 las bodegas adscritas a la DO.

Respecto a los tintos, Herrera destaca que el suyo es “un tempranillo intermedio entre Toro y la Ribera”, con la ventaja de contar con “una excelente relación calidad-precio”. Puede que, de lo contrario, no estuvieran presentes grupos como Barón de Ley (Museum), Matarromera (Valdelosfrailes) o Frutos Villar (Calderona).

«El cliente informado puede pedir un clarete»

El cliente de un establecimiento de hostelería o tienda especializada ya no debe pensar que se le tomará por una persona poco informada cuando pida un clarete. Recientemente, la Unión Europea ha terminado por aceptar la realidad social y ha aceptado que conviva junto a la denominación de rosado. De este modo, todo bodeguero que elabore un vino de color más claro que el tinto podrá embotellar como clarete.

Eso sí, se trata de dos tipos de vino diferentes desde el punto de vista técnico. El clarete es el resultado de mezclar variedades tintas y blancas, mientras que el rosado procede principalmente de uvas tintas. Se elabora separando el mosto del hollejo, bien en el momento del prensado, bien tras una primera fermentación, sin que tome el color del tinto.e pedir clarete»

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