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10 cosas que no sabías de Alfonso X

Castilla y León está salpicada de escenarios cruciales en la vida del monarca, que fue un intelectual adelantado a su tiempo, pero también un hombre guerrero y ambicioso

Ricardo Ortega

Alfonso X, llamado ‘el Sabio’, nació en Toledo el 23 de noviembre de 1221​. Cuatro meses después fue jurado heredero en la ciudad de Burgos.​ Para encargarse de su crianza fue designada Urraca Pérez como ama y García Fernández de Villamayor como ayo.

Con ambos se crio Alfonso en dos localidades burgalesas: Villaldemiro y Celada del Camino. ​Además, parte de su infancia la pasó en las propiedades que tenían sus cuidadores en Allariz (Orense), donde aprendió el galaicoportugués que después utilizaría en las ‘Cantigas’.

Restos de la colegiata de Valladolid, donde Alfonso desposó a Violante de Aragón. Fotografía, Ricardo Ortega
  1. Un hombre de guerra: conquista los reinos de Murcia y Sevilla
    Cumplida la mayoría de edad a los diecinueve años, Alfonso utiliza oficialmente el título de heredero y comienza a ejercer actividades de gobierno en el reino de León.

    Poco después, afronta diversas operaciones militares. En 1243 se hizo cargo de la campaña de conquista del reino de Murcia (1243-1245), con la ayuda de ciertos caudillos musulmanes del territorio. En el transcurso de estas operaciones firmó el Tratado de Almizra con Jaime I de Aragón, su futuro suegro, estableciendo las fronteras entre ambos reinos.

    En 1246-1247 participó en la guerra civil portuguesa, apoyando a Sancho II de Portugal frente a su rival y hermano Alfonso de Bolonia.​ Tras vencer a las fuerzas portuguesas cerca de Leiría, abandonó el reino para participar en la conquista de Sevilla (1247-1248).

  2. Rey a calzón quitado
    Dos años antes de la toma de Sevilla se habían celebrado los esponsales de Alfonso con la infanta Violante de Aragón, hija de Jaime I el Conquistador. Pero hasta enero de 1249 no se celebró la boda en la colegiata de Valladolid.

    La reina estuvo a punto de ser repudiada por estéril, pero quedó embarazada en 1254 tras reposar en la ciudad de Alicante en un lugar que desde entonces fue conocido como “el Buen Reposo”.

    Para entonces Alfonso ya era rey, ya que en 1252 había fallecido Fernando III el Santo. Y había aprovechado el tiempo. Tuvo varios hijos antes de contraer matrimonio: con María Alfonso de León, su tía, tuvo a Berenguela Alfonso. Con Elvira Rodríguez de Villada tuvo a Alfonso Fernández ‘el Niño’. Con Mayor Guillén de Guzmán fue padre de Beatriz.

    Con su esposa, Violante de Aragón, tuvo once hijos: Berenguela, Beatriz, Fernando de la Cerda, Leonor, Sancho, Constanza, Pedro, Juan, Isabel, Violante y Jaime.

    Estando ya casado, Alfonso tuvo otros dos hijos, de madre desconocida: Martín Alfonso y Urraca Alfonso, ambos reconocidos en su testamento.

  3. Creación de la Mesta
    Alfonso X era muy consciente de la necesidad de modernizar su reino, en lo jurídico y en lo económico. Una de sus principales medidas fue la creación del Honrado Concejo de la Mesta, que reunió a todos los pastores de los reinos de León y de Castilla en una asociación nacional.

    Les otorgó importantes prerrogativas, como eximirlos del servicio militar, derecho a testificar en los juicios o derechos de paso y pastoreo, entre otras.

  4. Las primeras Cortes, en León
    Alfonso fue el primer monarca castellano que utilizó las Cortes, reunidas por primera vez en León en 1188, como instrumento habitual de gobierno.

    A las sesiones, muy frecuentes, acudían los tres estamentos: nobleza, clero y tercer estado (procuradores de villas y ciudades). En su precedente, la curia regia, no participaba este último.

  5. A vueltas con el imperio
    En 1256 Alfonso X recibía una embajada de Pisa. ​Venía para ofrecerle su apoyo para ser candidato a emperador.​ Y es que pertenecía a la familia de los Hohenstaufen, depositaria de los derechos al Imperio.​

    Aceptó la oferta y procedió, mediante el envío de diplomáticos, dinero e incluso tropas, a recabar apoyo. Muchos nobles expresaron su desacuerdo por las exigencias extraordinarias.

    En Soria, llegaron al motín (la llamada conjuración de Soria).

    El sistema de elección del emperador correspondía a siete príncipes electores, que hicieron dos votaciones: en la de enero de 1257 escogieron al candidato inglés; en la de abril, al castellano.

    Sin embargo, el inglés viajó rápidamente a Aquisgrán, donde fue coronado, mientras el castellano permanecía en sus reinos, con lo que perdió su oportunidad.

  6. A tortas con los nobles
    Uno de los momentos más difíciles para Alfonso fue la gran revuelta nobiliaria de 1272, urdida en una reunión de los magnates celebrada en Lerma.​ En ella participó el infante Felipe, hermano del rey.

    La gran mayoría planteó una serie de reivindicaciones. Deseaban eliminar las medidas fiscales y la vuelta a los fueros tradicionales.

    A la rebelión se unió parte del clero y de la oligarquía urbana, lo que nos recuerda a la protagonizada por los Comuneros, pero no acabó de la misma manera: la reconciliación se debió a la mediación de la reina Violante y a las concesiones del soberano.

  7. La sucesión
    Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de su primogénito, Fernando de la Cerda.

    Su hijo el infante Sancho, respaldado por gran parte de la nobleza y las ciudades, convocó Cortes en Valladolid, que depusieron a su padre.​

    Alfonso, enfermo y viendo que la mayor parte de la nobleza -incluida su mujer- tomaba partido por Sancho, se refugió en Sevilla. Allí murió el rey sabio el 4 de abril de 1284.

  8. ¿Por qué le recordamos como ‘el Sabio’?
    La educación de Alfonso fue esmerada; tenía una gran sed de saber y un gran respeto a la cultura porque su madre, Beatriz de Suabia, era de hecho una erudita.

    En su juventud, el príncipe Alfonso, además de escribir cantigas en galaicoportugués auspició la traducción de un libro de cuentos ejemplares al castellano: el ‘Calila y Dimna’. Hubo poetas hispanohebreos que le dedicaron elogios en verso.

    En el ámbito Político, Alfonso pretendía renovar y unificar los diversos fueros que regían sus dominios. El primer paso fue la redacción del Fuero Real, para las ciudades del país. Le siguió el ‘Espéculo’ como obra de referencia, para a continuación acometer Las Siete Partidas, código basado en el anterior y en el Derecho romano-canónico.

    Más allá de los códigos, destacan las ‘Tablas’ alfonsíes entre las astronómicas, y entre las de carácter histórico, la ‘Estoria de España’ y la ‘Grande e General Estoria’, obra de historia universal.

    ‘Las Cantigas de Santa María’ es un conjunto de canciones líricas, escritas en galaicoportugués. ‘El Lapidario’ versa sobre las propiedades minerales, y el ‘Libro de los juegos’ sobre temas lúdicos.

    Elevó al rango de Universidad los Estudios Generales de Salamanca (1254) y Palencia (1263), siendo la de Salamanca la primera en ostentar ese título en Europa.

  9. ¿Creó Alfonso la Escuela de Traductores de Toledo?
    Existe la creencia que Alfonso X creó la Escuela de Traductores de Toledo, aunque en realidad se la debemos al arzobispo de Toledo Raimundo de Sauvetât, en el siglo XII. Impulsada por Alfonso, la entidad se volcó con la ciencia: obras de medicina y matemáticas. Poco después por la astrología, astronomía y magia y finalmente la filosofía.

    Un hecho destacado fue que las traducciones ya no se hacían al latín, sino al castellano, con lo que el idioma español se convertía en una lengua culta, de prestigio, tanto en el ámbito científico como en el literario.

  10. Un rey “loco y leproso”
    Alfonso padecía una enfermedad en el rostro, probablemente un cáncer maxilofacial, que le provocó grandes dolores de cabeza. En ocasiones el ojo se le salía de la órbita, hasta el punto de su hijo Sancho llegó a acusarle de “loco y leproso”.

    También padecía arranques de ira injustificada que provocaron enfrentamientos graves con sus hermanos Fadrique, al que mandó matar, y Enrique, al que quería mucho pero condenó a muerte.

    Unas actitudes que casan mal con el humanismo por el que hoy recordamos al rey sabio.
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