“Castilla y León es la región del mundo con más patrimonio cultural; sus habitantes tienen que darse cuenta de su gran responsabilidad”
Si partimos del hecho de que Castilla y León es la región del mundo con más patrimonio cultural, todos sus habitantes tienen que darse cuenta de la gran responsabilidad que tienen, primero de conocer bien su territorio, cultura, historia y patrimonio para adquirir verdadera conciencia de su importancia, dimensión, riqueza y valor, y en segundo lugar, de difundir esos valores y riqueza, así como de aprovecharlos para desarrollar excelentes proyectos empresariales y económicos que sustancien el presente y futuro de esta comunidad, que atraiga nueva población o por lo menos fije o arraigue la poca población joven ya existente en ella. Por así decirlo, nuestro patrimonio cultural y natural es un gran yacimiento de petróleo con el que contamos afortunadamente.
Disponemos de verdaderas joyas o tesoros que nos sirven y deben servir como revulsivo a diversos niveles en la región.
En muchas ocasiones, en mis vivencias y viajes por Castilla y León, compruebo cómo muchos lugares, con rico patrimonio cultural o natural no son aprovechados adecuadamente y en todo su potencial como recurso real, pues escasea la intervención o iniciativa de sus habitantes o de la propia administración pública local, pudiéndole sacar verdadero rendimiento y beneficio económico y social.
Como ejemplo: pueblo pequeño con escasa recaudación fiscal y recursos financieros propios que depende fundamentalmente de ayudas de la Diputación u otras administraciones, y que tiene un rico patrimonio natural, visitado por turistas que realizan excursiones normalmente de una o dos horas para ver el paisaje sin que ejerciten ninguna actividad más o en su caso, algún pequeño paseo por el campo y nada más; existe un bar y una casa rural de titularidad privada en el pueblo.
Cada año van más turistas a visitar su paisaje, pero no hay una reversión o retorno económico efectivo para el propio ayuntamiento por ello y tampoco a nivel privado claramente. Al contrario, emplean dinero en proyectos de ampliación y acondicionamiento de caminos para que se pueda llegar en vehículo a los espacios naturales que están a las afueras del propio pueblo, priorizando o apostando así por el uso de vehículos de motor por los turistas, cuando tenía que ser al contrario pues el valor es la naturaleza y además no se está sacando rendimiento económico alguno por ello; no tiene ningún sentido.
O disponiendo de edificios municipales, como las magníficas antiguas escuelas, no se utilizan para proyectos que podrían generar actividad económica directa, como por ejemplo emplearlas de albergue, lo que daría una posibilidad de reversión y dinamización del recurso natural del que dispone el municipio y así de algo más de ingresos directos y autofinanciación para el propio ayuntamiento e incluso algún puesto de trabajo.
Este es un simple ejemplo que nos tiene que hacer reformular en muchos lugares de la región los planteamientos que se hacen sobre los recursos de que se dispone y su aprovechamiento, pues mostrar sin más la belleza que podemos tener tanto natural como cultural es de agradecer, pues es un acto de bien, pero no solo podemos quedarnos ahí y tenemos que ir más allá, sacarle rendimiento económico sin complejos y más cuando la mayoría de los municipios tienen muy poco dinero e ingresos propios.
Afortunadamente Castilla y León dispone de muchísimos tesoros culturales y naturales, que están esperando a su valorización real y también a su aprovechamiento como recurso económico y social, pasando en muchos casos a ser realmente un producto, binomio que refuerza más aún al patrimonio en todos sus aspectos.
Si bien se ha avanzado en este sentido y hay patrimonio muy bien desarrollado en la región, creo que aún podemos hacer muchísimo más, nos va parte de nuestro futuro en ello; sobre todo en el paso del primer al segundo escalón, que es lo que antes comentamos con el ejemplo anterior; partiendo de darnos cuenta y apreciar las grandes y pequeñas joyas que tenemos constantemente a nuestro alrededor, con las que estamos acostumbrados a convivir, llegar a alcanzar la visión y actuación consiguiente de conversión en auténticos recursos económicos y sociales a nuestro alcance. Y no solo a un destino turístico, sino también al aprovechamiento para otros usos que ofrece normalmente sobre todo el patrimonio material.
Podríamos citar muchísimos tesoros de nuestra región, pero indicaremos solo algunos como ejemplo:
El Canal de Castilla, que si bien en los últimos años se ha ido mejorando su desarrollo para su uso turístico, creo que es un patrimonio extraordinario aún desconocido y que hay mucho por hacer para convertirlo en un auténtico revulsivo a todos los niveles para la región.
O la propia Ruta de la Plata, una de las principales calzadas romanas de la península, cuyo valor y potencial a su paso por nuestra región puede dar muchas oportunidades si se aúnan esfuerzos de buena planificación sobre todo en itinerarios y en acondicionamiento mínimo en su trazado.
O las gran olvidadas y abandonadas Cañadas Reales y todo lo que supuso la cultura de la trashumancia, enseña histórica de este territorio (la lana castellana cotizaba en la bolsa de Ámsterdam en el siglo XVII) ya no solo por el propio valor de los caminos existentes aún hoy y que son de dominio público, sino por otros elementos de infraestructura que conllevó esta actividad, como los ranchos de esquileo, etc., y que hoy están prácticamente todos abandonados.
Podríamos convertir esta cañadas en auténticos caminos culturales como lo son los caminos de Santiago. Sería un gran proyecto pero recuperaríamos y aprovecharíamos lo que creo uno de los grandes patrimonios y recursos extraordinarios e innovadores a desarrollar que tenemos en la infinita Castilla y León.
Roberto Bernal es autor del blog lamiradadelviajero.es