La versión cicloturista del Camino del Cid invita a realizar una primera ruta entre Vivar, al lado de Burgos, y Atienza, en Guadalajara. Son 360 kilómetros tras las huellas históricas y literarias del Campeador, expulsado del reino por su rivalidad con una parte de la nobleza
Casi 2.000 kilómetros separan Vivar del Cid, en el alfoz de Burgos, de Orihuela, en la provincia de Alicante, a través de la ruta turística y cultural que sigue los pasos de Rodrigo Díaz, el Campeador, por ocho provincias de cuatro comunidades autónomas diferentes. Hablamos del Camino del Cid, uno de los itinerarios históricos, literarios y míticos más ricos de Europa. Su diseño ha supuesto una titánica labor de síntesis entre el héroe real y el legendario, con los añadidos turísticos y artísticos propios de una ruta que no desea dejarse en el tintero ningún tesoro digno de ser admirado.
El trabajo desarrollado es aún más complejo si tenemos en cuenta que el camino se puede desarrollar de cuatro modos, cada uno con su propio itinerario: a pie, en bicicleta todo terreno (BTT), en vehículo de motor o en la versión de cicloturismo (por carretera).
Proponemos atender la invitación del Consorcio Camino del Cid, la entidad que impulsa los valores de esta ruta, para enlazar sobre dos ruedas la primera de las fases, la del Destierro, que se extiende desde Vivar hasta Atienza, en la provincia de Guadalajara. Esta ruta sigue los primeros días del destierro del Cid narrados en el Cantar, aunque también incluye otros pasajes del poema, como la Afrenta de Corpes. El Cid salió de Vivar con un puñado de caballeros y la orden real de abandonar el reino en nueve días, plazo que utilizó para dejar a sus hijas y a su mujer en el monasterio de San Pedro de Cardeña, pertrecharse y reforzar su reducido grupo de fieles.
Aunque el Cid abandonó Castilla justo en la sierra de Pela, en el actual límite entre Soria y Guadalajara (sierra que en 1081 marcaba la frontera natural entre los reinos de Castilla y Toledo), nuestro itinerario finaliza en el siguiente núcleo de importancia: la villa histórica de Atienza (Guadalajara), plaza militar andalusí de gran importancia.
El paisaje alterna los secanos de los valles del Arlanza y el Duero con sabinares, robledales y parameras. Atraviesa seis espacios naturales, entre los que destacan el sabinar del valle del Arlanza y La Yecla, en Burgos, y el espacio soriano del río Duero, de gran importancia geopolítica durante la Edad Media. Esta relevancia se refleja en las numerosas atalayas y castillos que jalonan este espacio singular, comprendido entre Langa de Duero y Berlanga de Duero, y que tiene su emblema en la colosal fortaleza califal de Gormaz, de la que fue alcaide el propio Cid.
Encontraremos huellas románicas en el claustro de Santo Domingo de Silos, en las pinturas de la ermita de San Miguel en Gormaz, en las iglesias de San Esteban de Gormaz y en pequeñas poblaciones del románico rural. Mención aparte merece la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, del siglo VII, enclavada bajo el castillo de Lara, en los parajes desolados y poderosos de Tierra de Lara.
En este tramo predominan los pueblos pequeños y apacibles de aroma medieval, como Covarrubias, Santo Domingo de Silos, Peñaranda de Duero, Langa de Duero, San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma, Berlanga de Duero y, ya en Guadalajara, la inexpugnable Atienza.
El Destierro
El Camino del Cid es un itinerario turístico y cultural que atraviesa España tras las huellas literarias e históricas de Rodrigo Díaz de Vivar. La principal guía de viaje de este itinerario es el Cantar de mio Cid, el poema épico que narra sus aventuras. Los lugares, parajes y castillos que aparecen en el Cantar forman la columna vertebral de este itinerario. También recorre algunos lugares que no aparecen en el Cantar pero que están vinculados a la figura histórica del Cid. La del Destierro es la primera de las rutas que forman parte de este camino.
- Distancia: 360 km.
- tiempo estimado: De seis a siete días.
- ASCENSO ACUMULADO: 4.400 m.
- desCENSO ACUMULADO: 4.015 m.
- Dificultad física: Media.
- Dificultad técnica: Baja.
La aventura comienza en Vivar del Cid, la patria chica del Campeador. Desde allí salió Rodrigo “con lágrimas en los ojos” junto a un puñado de fieles, camino del destierro. La primera noche durmió a orillas del Arlanzón, extramuros de Burgos, pues el rey Alfonso VI, según el Cantar, había prohibido que le dieran cobijo. La mejor forma de conocer Burgos es seguir el agradable carril bici junto al río Arlanzón que nos llevará desde el parque de Fuentes Blancas a la zona del monasterio de Las Huelgas y de la Universidad.
El paisaje urbano de Burgos da paso a campos de cereal que se alternan con rodales de encinas y robledales. El solitario castillo de Lara nos indica el camino e invita a la visita de pequeñas joyas como la ermita visigótica de la Virgen de las Viñas. El tramo final se realiza por carreteras más transitadas, con la Sierra de Mamblas de fondo. Tras la visita a Silos, los cortados calizos de la Yecla bien merecen una pausa en el camino.
En Santo Domingo de Silos la ruta se separa del sendero por una carretera singular que nos conduce a Caleruega y a Peñalba de Castro, en cuyo término se hallan los restos de la ciudad romana de Clunia.
Más adelante, desde desde Peñaranda retomamos el camino remontando el río Pilde. El horizonte se pierde en la lejanía dominado por un paisaje de secano combinado con extensos sabinares. El tramo final desde Langa exige un último esfuerzo para ascender la paramera calcárea donde se sitúa Castillejo de Robledo.
Seguimos por carreteras secundarias, de escaso tráfico, y nos reencontramos con el Duero en San Esteban de Gormaz, junto a El Burgo de Osma. Dejamos atrás sus murallas para continuar junto a interminables fincas de frutales, y en Navapalos el paisaje se vuelve más agreste y la silueta del castillo de Gormaz domina el horizonte. De nuevo junto al Duero, gigantescas sabinas supervivientes nos anuncian la proximidad de Berlanga, custodiada por su inexpugnable castillo.
Etapa final que discurre por uno de los paisajes más solitarios de todo el Camino del Cid. Carreteras estrechas pero tranquilas que nos invitan a disfrutar de un paisaje dominado por campos de cereal custodiados por pequeños cerros, o salpicados de carrascas. El descenso hasta Miedes de Atienza nos ofrece unas espléndidas vistas desde la Sierra de Pela y, poco a poco, vislumbramos la figura del castillo de Atienza, punto final de nuestro recorrido.
RECOMENDACIONES
· No salgas sin los tracks y las topoguías.
· Evita sorpresas, reserva los alojamientos con antelación suficiente.
· Esto no es una carrera: mide bien tus fuerzas.
· Planifica bien los víveres y repuestos.
· Usa prendas reflectantes. Y el casco.
