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El compositor Arturo Pareja Obregón persigue a sus musas en el Pisuerga

Arturo Pareja Obregón ha escogido la provincia de Valladolid para pasar el confinamiento, periodo en el que ha dado un giro a su carrera para enfocarla hacia el musical. La suya es una vida ligada a la pasión por el pentagrama

Antonio Machado no fue el único andaluz que recorrió la meseta en busca de inspiración. Le siguieron otros, como el mismísimo Rafael Alberti, y hoy sueña su música arrullado por las aguas del Pisuerga Arturo Pareja Obregón.

Cantante y compositor de fama internacional, este sevillano vive parte del año en la provincia de Valladolid, entre el centro de la capital y su casa de Simancas. Amante del mar y la navegación, en su día a día parece no querer despegarse del río que zigzaguea por Palencia y Valladolid hasta juntar sus aguas con las del Duero, en el paraje de Pesqueruela.

El autor de canciones como ‘Sevilla’, ‘Cantinero de Cuba’ o ‘De tripas corazón’ parece dar la razón a quienes destacan a Castilla y León como espacio de cultura, y ha sido aquí donde ha compuesto su primer musical, integrado por 18 canciones. La obra verá pronto verá la luz y, aunque el autor no quiere dar pistas sobre ella, se atisba que este tipo de composición abre una nueva etapa creativa en la vida de Pareja Obregón.

Se trata de un nuevo comienzo para este compositor de 56 años, pianista que aprendió a tocar de oídas, que vivió una niñez rodeado de artistas; eran los amigos de su padre, Manuel Pareja-Obregón, uno de los grandes impulsores de la música popular andaluza. No sorprendió a su entorno cuando, a los seis años, Arturo grabó su primer disco, con la productora Hispavox.

También creció entre libros, merced a la gran librería de su casa sevillana, y había bebido de Machado, de Lorca y de Bécquer cuando aterrizó en Madrid a principios de los años 80, en plena Movida. Era la explosión de una juventud que se sentía liberada de todos los yugos. Tiempos frívolos, de escasa profundidad pero de gran libertad, y Arturo participó en ellos desde su propia trinchera, construida a base de lectura, de vino tinto, de guitarras que pasaban de mano en mano en bares castizos, entrañables, llenos de humo.

“Las tabernas eran lugares donde fluían mejor el amor y la amistad”, recuerda Pareja Obregón, que entonces lucía melena becqueriana, y que sigue defendiendo que el romanticismo es lo que nos hace seguir siendo humanos, lo que nos mantiene como especie.

“En aquellos tiempos el foclor de Rocío Jurado, de Lola Flores, pasó a un segundo plano”, frente a los grupos que tenían una vida de un solo año. En ese contexto de ponerlo todo patas arriba, la CBS confía en él como valor seguro, como joven talento al que esperaba una carrera sólida. Era 1984 y veía la luz el disco ‘Sevilla’.

Desde entonces ha sido capaz de desarrollar un estilo propio, de baladas románticas basadas en piano y voz, que no existía en España aunque sí en Hispanoamérica. También ha tejido sólidos vínculos de amistad con artistas como Antonio Carmona o Alejandro Sanz, o con el productor y cazatalentos Miguel Ángel Arenas ‘Capi’.

Arturo Pareja Obregón no encuentra conflicto entre la música y la letra de sus canciones, ni siquiera a la hora de componer. Música y letra fluyen a un mismo tiempo, de forma sencilla, como describe un artista que reivindica la influencia de Chopin “interpretado por un pianista de la talla de Rubinstein” y de Stevie Wonder, “uno de los grandes baladistas de todos los tiempos”.

¿Cómo ve la música actual Arturo Pareja Obregón? “Hoy la cultura está de capa caída, sobre todo porque un sector de artistas se politiza, deja de ser artista, cuando el creador debe ser libre, bohemio, apolítico”, recalca.

¿Y la industria discográfica? “Los diferentes gobiernos nos han mandado a un pozo. Nos fastidiaron con el top manta, después vinieron las descargas…”, recuerda, “con lo que se ha hecho un daño irreparable a un sector del que forman parte los empresarios, los cantantes, pero también los músicos que los acompañan, las productoras, aquellas tiendas en las que ojeabas vinilos…”. “Era una industria magnífica”, lamenta.

El panorama ha cambiado mucho, y hoy Arturo Pareja Obregón ve su carrera orientada hacia los musicales, componiendo y también dirigiendo. Su obra se nos muestra como el fruto de un espíritu libre, creativo, que pese a todos los desengaños sigue derrochando ilusión por la música.

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