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Superviviente, sí… Nunca nos cansaremos de celebrarlo

Joaquín Sabina sale a hombros en su comparecencia en la plaza de toros Campos Góticos de Palencia, diez años después. “¡Ehhhh Sabina, esto aquí no se termina” clamaba un público entregado que pedía prolongar los bises pasadas las doce de la noche

Texto: Raúl G. Leralta/ Fotografía: Silvia del Río

Poco después de las diez, y con una plaza de toros palentina repleta y expectante, arrancó Sabina negándolo todo, como no podía ser de otra manera, con esa canción que da nombre al último álbum y a la gira, en la que Sabina de nuevo, con esa capacidad artística y poética, y con el aire canalla que tanto atrae a su público, juega al despiste; al despiste autobiográfico, claro está, cantando en primera persona.

19062017-DSC_0451Más de dos horas de un concierto con un repertorio y una puesta en escena muy cuidados: las pantallas del fondo de escenario fueron un repertorio de dibujos, recortes de periódicos, fotografías y alegatos a las letras de las canciones que sonaban.

Un concierto que, además, contó con un público entregado, en el que destacaban, por encima de los negros bombines que poblaron los tendidos y el albero, el rango de edades a los que es capaz de emocionar Sabina con su particular sensibilidad y talento.

19062017-DSC_0424Avisó desde el principio: “En la primera parte del concierto vamos a interpretar varias canciones del último disco”, y así fue, y la verdad es que sonaron siete piezas muy bien escogidas, y muy en la línea del Sabina más auténtico, que supusieron el preámbulo ideal para el plato fuerte que la noche deparaba.

Por este orden: ‘Lo niego todo’ desmontando estereotipos, ‘Quien más, quien menos’, interpretada con la guitarra blusera, deleitándonos con el sonido bottleneck al más puro estilo americano (esta fue una de las muchas canciones en las que quedó patente la mano de Leiva -ex Pereza- en la producción del último disco), y a continuación ‘Postdata’, con música de Ariel Rot.

Después Sabina subió una velocidad con ‘No tan deprisa’: movida, alegre, volviendo a los ritmos americanos bluseros que tanto le gustan a Leiva, y cuyo ritmo y fraseo, en el arranque, no cabe duda, es un guiño a otro de sus grandes clásicos: ‘Rosa de Lima’.

Continuando con la selección de canciones de su último trabajo sonaron en Palencia los ritmos de reggae de ‘Qué estoy haciendo aquí’, ‘Lágrimas de mármol’ (preciosa canción en la que de nuevo juega al despiste autobiográfico, recalcando y celebrando su condición de  superviviente) y, para culminar el primer bloque, ‘Las noches de domingo acaban mal’, dando un repaso a los días de la semana con aires rockeros.

19062017-DSC_0370Aquí fue la primera de las veces que Sabina abandonó el escenario para dar protagonismo a la voz de los polifacéticos miembros de la banda: primero Mara Barros con ‘Hace tiempo que no’ haciendo un alarde vocal que repitió a lo largo del concierto, especialmente en la interpretación de ‘Y sin embargo te quiero’, que como suele ser habitual enlazó con la coreada por todos los presentes ‘Y sin embargo’, y seguido Panchito Varona (ovacionado con el público en pie) interpretó magistralmente ‘La del Pirata Cojo’.

19062017-DSC_0365Volvió Joaquín, y el descanso le vino bien, momento álgido de la noche con un repaso a sus éxitos que llevó al público al éxtasis musical: ‘Una canción para la Magdalena’, las mencionadas ‘Y sin embargo’, ‘Ruido’, ‘Peces de Ciudad’, ’19 días y 500 noches’, y ‘Aves de paso’.

Con el público completamente entregado, de nuevo Sabina se tomó un respiro, sus fatigadas cuerdas vocales lo necesitaban, y en esta ocasión fue Antonio García de Diego quien al piano, y previo a hacer un guiño futbolístico al Leganés y a su ascenso a primera división, interpretó ‘A la orilla de la chimenea’. A continuación, el rock guitarrero con mucha fuerza de Jaime Asúa interpretando ‘Seis de la mañana’.

19062017-DSC_0318Ya con Sabina en el escenario, sonaron las tres últimas antes de los bises: ‘Noches de boda’ enlazada con ‘Y nos dieron las diez’ y la guinda del pastel: ‘Princesa’, sublime, el público entregado, toda la fuerza de la banda desplegada, y el remate cañero de la canción por Jaime Asúa coreado por todos los presentes.

19062017-DSC_0364Y aquí se despidieron, pero el público quería más…

“Ehhhh!! Sabina, esto aquí no se termina” fue el grito unánime de los presentes que obligó al regreso de la banda al escenario.

Ya eran las doce de la noche cuando sonaron en Palencia ‘Contigo’ y con el de Úbeda platillos en mano ‘Pastillas para no soñar’. Es fácil imaginar con qué soñaron los presentes esa noche.

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