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El museo de León expone un lote de cerámica gris de la edad media como pieza del mes de marzo

El Museo de León destaca, como ‘Pieza del mes’ de marzo, una serie de obras de cerámica gris leonesa significativa de la Plena Edad Media en este territorio. Se trata de una producción cerámica característica de León durante los siglos X y XI, aunque todo apunta a que se emplearían durante un lapso de tiempo más prolongado. La muestra está compuesta por una botella, una grasera, un plato y una escudilla realizados en barro silíceo.

Su producción se desarrolló durante los siglos X y XI, cuando León, capital de reino y emplazamiento diocesano, resulta una sede regia de dimensiones reducidas con un marcado carácter rural. Su población vive en el interior del recinto amurallado de la antigua Legio. Aun así, desde el momento en el que se convierte en capital cortesana, se producirá una densificación urbanística, sobre todo en torno al área administrativa y palatina (la zona de Palat del Rey, al sur del recinto). Sin embargo, esta será lenta pese a la condición política del enclave y la posterior del Camino de Santiago.

Se estima que a finales del siglo XII rondaría los 3.000 habitantes. Será en ese ocaso del siglo XII cuando se comience a construir la cerca medieval por el notable desarrollo de la urbe, la economía y la progresiva diversificación de artesanos y comerciantes.

En ese contexto expansivo se genera esta cerámica que destaca por su gran interés, exclusiva de tierras leonesas. Tal vez porque se manufacturara en talleres locales para un consumo inmediato, se genera una especie de ‘tipología’ de piezas con grandes similitudes formales en León y cercanías: la más evidente, como su nombre indica, es su color, entre otros aspectos, que se debe a la atmósfera reductora en la que se hornea. Esta técnica evita la entrada de grandes cantidades de oxígeno durante la cocción por la ausencia de toberas, lo que provoca una reacción química (la absorción del oxígeno del óxido de hierro de la arcilla, en vez del ambiente) que oscurece la pieza, frente a las muy habituales cerámicas de coloración rojiza, realizadas en una atmósfera oxidante (el oxígeno introducido en el horno oxida el hierro y le da ese aspecto rojo-anaranjado).

La gran mayoría de las piezas de cerámica gris leonesa encontradas aparecen sin bruñir, algunas de ellas con decoraciones que serán más habituales en siglos posteriores, como, por ejemplo, incisiones simples con formas de ondas y líneas en los hombros de las ollas o retículas incisas realizadas con peines de cuatro o cinco púas. La producción local de este tipo de cerámica acusa un torneado algo irregular, incluso se pueden observar huellas de dedos y alguna sutura interior, que no por ello le resta interés.

La pieza del mes, como es habitual, constituye una oportunidad para conocer más detenidamente alguno de los bienes expuestos en el Museo de León, mediante una explicación detallada durante las visitas guiadas, que se desarrollan gratuitamente de martes a domingo, a las 12.30 horas.

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