spot_img
spot_img

Museo Modúbar de la Emparedada: historia del cereal castellano

El museo ubicado en la pequeña localidad burgalesa de Modúbar de la Emparedada se constituye como el referente para interpretar la recolección del grano en Castilla y León

Desde una hoz del neolítico hasta la primera segadora que aterrizó en nuestro país procedente de la firma estadounidense McCormick. A nuestro paso, también encontramos un semillero de violín y un arado romano de tiro. El visitante puede admirar la madera envejecida de un diezmero (arcón eclesiástico donde se almacena los impuestos de trigo) o la primera trilladora mecánica comercializada en España por la marca Ajuria en los años 20. Así es el Mumo (Museo Modúbar de la Emparedada), un espacio expositivo donde cualquier objeto o invento relacionado con la recolección tiene un sitio de honor.

Foto: Cristina Ulloa
Foto: Cristina Ulloa

Pero lo que más sorprende de este gran museo ubicado en Modúbar de la Emparedada, un pequeño municipio de 600 habitantes, es la calidad de la colección que atestigua la evolución de las labores agrícolas a lo largo de los siglos. Nada más, pero tampoco ni un detalle menos. Unas 350 piezas, entre herramientas manuales y máquinas que en su día revolucionaron el proceso de la recolección del cereal: la siega, el acarreo, la trilla, el beldado, el arado y la siembra.

El Mumo reúne 350 piezas entre herramientas manuales y máquinas

Durante el recorrido, el visitante puede observar en qué momento exacto se produjo la evolución de las labores agrícolas, cuándo se dio el salto cualitativo que cambiaría para siempre la relación del hombre con el campo. Prácticamente, a excepción de un periodo de tiempo en el Imperio Romano, el agricultor ha segado con la única ayuda de una hoz.

Foto: Carmelo Alonso
Foto: Carmelo Alonso

Pero a partir de 1830 alguien retoma el modelo de segadora ideada por los celtas y los romanos (siglo I d.c.), y se le ocurre un invento: diseñar una segadora de tiro con la que facilitar la labor que tanto sudor había dejado en esta tierra durante milenios. “Eso es lo interesante. Que tenemos las hoces que se utilizaron desde el Neolítico hasta la generación de nuestros abuelos, pero también exhibimos ese primer invento que mecanizó la siega. Por eso también decimos con cierto orgullo que el Mumo también es un museo de los inventos”, explica el alcalde de Modúbar de la Emparedada, Sebastián Sardiña.

Y es que el campo evolucionó de forma drástica en apenas 50 años -en Castilla y León la revolución agrícola no concluiría hasta 1970- de tal forma que si hoy apareciera en nuestros campos un vecino de principios de siglo se quedaría atónito: falta de ganado, máquinas potentes que sustituyen a cientos de labriegos, concentración de parcelas… “Pero el Mumo también nos recuerda que el hombre se ha pasado 20 siglos segando con una hoz, y eso no lo debemos olvidar”, asevera con orgullo el alcalde, cuyos abuelos se dejaron la piel en las tierras de su localidad para mantener a su familia.

Foto: David Barrio
Foto: David Barrio

En una generación la relación del hombre con el campo cambió para siempre

Otro ejemplo. El beldado. Después de trillar, las familias aprovechaban el cierzo para beldar las mieses, es decir, limpiar el grano. Lanzaban con los bieldos la parva al viento, y este hacía que la paja se desplazara y el grano cayera a los pies del agricultor. Pero, ¿cuándo se produjo la mecanización de esta tarea? Con la aparición de las primeras aventadoras durante la industrialización, unas máquinas que producían aire, y que fueron más tarde perfeccionadas para que, además de limpiar el grano, lo cribaran y seleccionaran, sustituyendo a las cribas y arneros que antaño los labradores utilizaban acompasando caderas y brazos.

Es una visita para todos los públicos; gusta tanto a niños como a mayores

Por su parte, Carlos Alonso Maté, el propietario de la colección, destaca que uno de los objetivos del Mumo es recoger en un museo toda una cultura ligada al campo, de todos nuestros antepasados, para que no se pierda. El coleccionista, que inició su exposición a mediados de los años 80, asegura que su obsesión siempre ha sido “coleccionar, comprar a una velocidad de vértigo” porque era conocedor que muchas de las piezas agrícolas se iban a extinguir en apenas unos años.

Foto: David Barrio
Foto: David Barrio

Tras recorrer cientos de eras, anticuarios y coleccionistas durante años ha logrado reunir lo que considera un museo temático de gran valor histórico, y que integra un proyecto más ambicioso llamado ‘El hombre y los ingenios’ (una serie de museos con temáticas diferentes pero con los inventos como denominador común). Un equipamiento que el alcalde pretende ubicar también en el pueblo, junto al museo, con la misma filosofía que si se tratara de un banco de semillas; la conservar para las futuras generaciones todos los inventos.

La restauración de las piezas ha sido muy cuidadosa, siempre respetando al máximo los materiales originales. Uno de los laterales de la primera cosechadora autopropulsada ha sustituido por un cristal para los visitantes puedan observar su interior, y así comprender mejor el proceso que seguía en cereal una vez los dientes de la máquina depositaban las mieses en su interior.

En las restauración se han respetado al máximo los materiales originales

Una de sus piezas favoritas es un modelo de segadora ideado por Obed Hussey en 1830, que localizó en las Islas Baleares, y envió a Burgos totalmente desmontada. “Es una máquina preciosa, anterior a las que la industria americana McCormick patentaría años más tarde”, explica. También se siente orgulloso de una las primeras beldadoras, que encontró en la casa de un particular en Bélgica, y muestra su sorpresa por cómo se han conservado las medidas de grano hasta nuestros días (media fanega, hemina, celemín, arrobo, almud…), también expuestas en el museo.

Foto: Cristina Ulloa
Foto: Cristina Ulloa

Al rescate de la cultura labriega

Existe toda una terminología en torno a la recolección ya en desuso que el Mumo lucha por recuperar. A través de poemas e imágenes, este espacio expositivo ambienta y rescata palabras que antaño describían tanto objetos como costumbres y labores: parva, gavillas, colodra, canizadera, morenas, horcas, collerones, mayales, vencejos, esteva, rastra, arrobadera, zoquetas o dediles.

Foto: David Barrio
Foto: David Barrio

Mención aparte merece la relación tan estrecha que el labriego de entonces conservaba con los animales: fieles compañeros en estas labores agrícolas. El Mumo también muestra toda una colección de carros (gallego o pasiego) pesebres, yugos, cabezadas y collarones… “Entonces, los que tenían animales (una mula, una pareja de bueyes) eran afortunados, podían avanzar mucho más rápido; y los que no, pues lo hacían a mano”, recuerda Sardiña.

Tanto el alcalde como el coleccionista coinciden en que el Mumo es un museo para todos los públicos, si bien hacen hincapié en dos públicos principalmente: la gente mayor que conoció el sacrificio de estas labores agrícolas, y que en cuanto entran en el museo se trasladan, con cierta nostalgia, a aquellos años. Y en segundo lugar, los niños y los jóvenes que miran, ensimismados, esta colección de inventos. “Este museo despierta la curiosidad de los más pequeños, y eso es una de las mejores cosas que se puede conseguir con los niños”, concluye Alonso.

Foto: Cristina Ulloa
Foto: Cristina Ulloa

Así, aseguran que las visitas escolares y las asociaciones de personas mayores de toda la región son las entidades que han mostrado más interés por visitarlo. Un interés ligado a la recuperación y el respeto por una cultura que heredamos de nuestros antepasados: la del campo y el cereal.

Un municipio comprometido con el deporte y la cultura

El municipio de Modúbar de la Empararedada pertenece al alfoz de Burgos, y está situado apenas a quince kilómetros de la capital. Poco se conoce de sus orígenes, aunque cabe pensar que los árabes presenciaron su nacimiento al dar nombre al río Modúbar (redondo en árabe). Según otros autores, se trataría de una palabra prerromana referida a ‘montículos de tierra’. En cuanto a su apellido ‘Emparedada’, dice la leyenda que está tomado de una rica señora que fue acogida tras declararse la peste y curada entre las paredes de la Iglesia, aunque hay discrepancias también y algunos historiadores atribuyen este apellido a una deformación de ‘Emperador’, referido al Rey Alfonso VI.

Actualmente, Modúbar, y el vecino núcleo poblacional de Cojóbar, son un referente en las rutas ciclistas que parten de la ciudad, ya que la antigua Vía Verde Santander-Mediterráneo queda a escasos 50 metros del municipio. La promoción del deporte es una de las señas de identidad del pueblo, conocido en la provincia burgalesa, por su maratón: ‘La Nocturna de Modúbar’, que se celebra en la primavera, por la ‘Modumarcha, que este año será el 14 de septiembre en su XXI edición en las modalidades de carrera de montaña, BTT y senderismo. “A finales de verano inauguraremos el polideportivo y cubriremos así las necesidades tanto de la población local, como de equipos de Burgos que pueden utilizar nuestras instalaciones”, asegura el alcalde Sardiñas.

Otro de los atractivos del municipio es el Jardín Europeo, un área de esparcimiento situado a pocos metros del museo y de la vía verde. Se trata de un espacio medioambiental recuperado que cuenta con un centenar de diferentes especies traídas de otros países europeos. Se divide en cuatro zonas diferenciadas: dehesas y mediterráneas, zona de humedad, montaña y de ribera.

spot_img

#MÁSCYL RECOMIENDA

ESCAPADAS DESTACADAS

Érase un pintoresco pueblo de León donde el sabor típico era el bacalao…

La fusión del bacalao y el queso de cabra de Lácteas Cobreros ofrecen un auténtico espectáculo. El Rebeco ensalza el bacalao de Valderas en...

CASTILLA Y LEÓN AL DÍA

SABOREA CYL

Música y vino se darán la mano en el Día Pruno de Finca Villacreces

Con tres meses de adelanto, Finca Villacreces pone a la venta las entradas para la séptima edición del Día Pruno. El sábado 22 de...