La provincia de Zamora posee argumentos de sobra para acudir a ella en busca de todos los tipos de turismo de interior, desde el cultural hasta el religioso, sin olvidar el turismo de naturaleza. Ni los muchos valores que acumula la arquitectura popular zamorana. El patrimonio va desde los vestigios protohistóricos hasta manifestaciones singulares de la arquitectura tradicional.
Abruma el largo listado de declaraciones como Bien de Interés Cultural que acumula la provincia castellanoleonesa. Del mundo romano destacan las cisternas del Teso de la Mora, en Molacillos, el yacimiento de El Alba en Villalazán y los campamentos de Petavomiun, en Rosinos de Vidriales. Los monasterios cistercienses de santa María de Moreruela y san Martín de Castañeda, el recinto fortificado de Castrotorafe en san Cebrián de Castro, la catedral de san Salvador de Zamora y la iglesia románica de Santiago del Burgo son también elementos relevantes de las edificaciones en piedra.
De época moderna se ha restaurado ya la sacristía de la iglesia de santa María del Azogue en Benavente; así como hitos especialmente significativos por su relación con la frontera portuguesa para cuya defensa fueron construidos, como el Fuerte Nuevo de Torregamones, el Fuerte de Carbajales de Alba y el Fuerte de san Carlos en Puebla de Sanabria. Junto a ellos y de singular interés, cabe señalar la Plaza de Toros de Toro y la colección de tapices de la Catedral de Zamora.
Es un riquísimo patrimonio, que más que cualquier otra cosa merece verlo de manera directa. Las piedras con las que está construido, en algunos casos hace ya muchos siglos, conservan el espíritu de aquellos que lo idearon, levantaron y conservaron. Cada manifestación de estas, sea del estilo y época que lo sea, le hablan a cada visitante para contarle vivencias diferentes pero que resultan igual de emocionantes unas que otras. Todas las comarcas de la provincia de Zamora poseen su identidad propia y, al mismo tiempo, mucho en común. Por si fuera poco, patrimonio natural y artístico van de la mano. En perfecta sintonía. No hay ninguna incoherencia.
Toda la naturaleza
Son cuatro los espacios naturales reconocidos en su territorio, con ejemplos tan notables como el Parque Natural de los Arribes del Duero, que comparte frontera con la portuguesa Tras os Montes. Casi cien kilómetros de acantilados fluviales, de los que más de la mitad discurren por tierras zamoranas. Se caracteriza por el profundo cañón abierto por el cauce del río, con paredes que sobrepasan en muchos puntos los 200 metros de altura.
También resulta impresionante el Parque Natural del Lago de Sanabria, situado al noroeste de la provincia y que alberga el mayor lago de origen glaciar de la península. Situado a casi mil metros de altura, se encuentra rodeado por las estribaciones de las sierras de Cabrera y Segundera, que acogen a su vez una treintena de lagunas glaciares de enorme belleza.
En el monasterio cisterciense de San Martín de Castañeda, con su bella iglesia románica, se ubica una de las dos Casas del Parque que informan sobre el espacio natural. Destaca asimismo la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, uno de los humedales más destacables de la península. Posee también una merecida fama la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra. Con 65.890 hectáreas declaradas alberga la población más alta de lobos de la península.
