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Mensajes del pasado a los pies del Teleno

Texto: María Sánchez Bragado. Reportaje gráfico: Rocío Martín

Hace más de 5.000 años los astures que habitaban el noroeste de la Península Ibérica se tomaron la molestia de dejarnos sus huellas, sus representaciones más sagradas, cargadas de simbolismo hacia un monte que adoraban como deidad y a cuyos pies nacían, cazaban, realizaban sacrificios y morían. Pero a la vista de lo que muestran esas representaciones prehistóricas parece que hicieron algo más. Se comunicaban.

Viajamos hasta el pasado, y lo hacemos con el Teleno como punto de partida y como un monte asociado históricamente a la magia, pues sus 2.188 metros de altura lo hacen visible desde toda la comarca de la Valduerna, la Maragatería, la Ribera del Órbigo y el Páramo Leonés. Venerado en todas sus formas por celtas y preceltas desde tiempos inmemoriales, al considerarlo la representación del dios Tetuates para después convertirse en Mars Tilenus (Marti Teleno) o protector de los campos, con la llegada de los romanos a esta zona de la península.

A sus pies, no solo encontramos leyendas mágicas y adoraciones, sino la representación más antigua en el mundo de este tipo de arte rupestre. Su antigüedad está situada por los expertos en el 5.000 a.C., en la época Calcolítica. Los laberintos grabados en la roca fueron medio de comunicación y de expresión de creencias, lo que supone además la antesala de lo que hoy conocemos como escritura.

Los petroglifos del Teleno engloban, además de los de Peña Fadiel, otros elementos similares que han aparecido en los alrededores del monte: la Peña de la Medida, petroglifos de Filiel, Peñaferrada, petroglifos de Chana de Somoza, La Albarda y las piedras en las fuentes de Lucillo. En la gran mayoría de las rocas, no demasiado grandes para la cantidad de representaciones y grabados que contienen, el viajero puede encontrar laberintos o cazoletas que simbolizaban los utensilios de la época, en este caso prehistórica y marcada por los hallazgos que se han sucedido a lo largo de los años.

Mensajes entre guerreros

Los grabados de orden social, según todas las investigaciones, se ubicarían en las cercanías de la zona donde se llevaban a cabo las actividades cotidianas del conjunto de la comunidad para que tuvieran realmente un objetivo efectivo. Aunque se estima que los petroglifos fueron diseñados para relacionarse con grupos de guerreros y comunicar información o detalles de luchas y caza. Estos lugares también pudieron ser espacios preparados para la realización de ritos de iniciación de jóvenes en su paso a guerreros, tal como se tiene registrado que ocurría en la Edad del Bronce y en la Edad de Hierro.

Su uso como forma de comunicación se data hacia el 10.000 a. C. y puede llegar hasta los tiempos modernos en algunas culturas y lugares. La palabra proviene de los términos griegos petros (piedra) y glyphein (tallar). En su origen, fue acuñada en francés como pétroglyphe.

Este término no debe confundirse con el de pictografía, una forma de comunicación escrita mediante imágenes que se remonta al Neolítico, aunque ambos pertenecen a la categoría general y más amplia del arte rupestre.

En 2016 se elaboró el primer catálogo de petroglifos de la provincia de León que, de la mano del arqueólogo berciano Rodrigo Garnelo, recoge 16 yacimientos arqueológicos, la mayoría ubicados en la Maragatería. Un estudio que ha supuesto la catalogación, caracterización y delimitación geográfica de estos hallazgos y que revela que, de todos los petroglifos documentados, únicamente los de Peña Fadiel parecen ser “sin ninguna duda” prehistóricos. En algunos de ellos también podemos encontrar marcas de pastores que, según los estudios arqueológicos, coincidían por ejemplo con el término del pueblo.

Son cuestiones que suman nuevas y modernas teorías a esta misteriosa localización, ya que estas piedras talladas también habrían sido utilizadas como demarcación geográfica o como puntos de referencia para los pastores durante el siglo pasado.

Los petroglifos de la Maragatería, una de las joyas rupestres de la región, se pueden visitar de forma libre, incluso con niños. Para llegar hasta ellos desde Astorga debemos seguir la carretera LE-142 hasta Santa Colomba de Somoza; en este bonito pueblo maragato nos desviamos por la LE-6311 en dirección a Lucillo, atravesamos el pueblo sin dejar la carretera y, ya a las afueras, nos desviamos en la LE-6425 en dirección a Filiel.

No será necesario llegar a esta última localidad, un cartel señaliza perfectamente el camino que hay que tomar, en el que, además, es posible aparcar. Caminando unos 200 metros llegaremos a estos petroglifos, de apariencia similar a los que podemos encontrar en Galicia, pero únicos por su antigüedad y su relación con los rituales que se llevaban a cabo en el mismo monte Teleno.

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