Ricardo Ortega
La Catedral de la Asunción es una de las más singulares de Europa, no por las innumerables virtudes del conjunto, que las tiene, sino por tratarse de una obra inacabada. Con el mismo alegre aire de provisionalidad, o de amputación, que la Octava Sinfonía de Schubert o el ‘Homenaje a Cataluña’ de George Orwell.
Contemplada desde el noroeste la fábrica muestra una enorme cicatriz, apenas taponada por una pared de piedra y ladrillo.
El público conoce de sobra que el templo no llegó a construirse. Ni siquiera se alcanzó el 50% del proyecto original. Pero donde se equivoca la leyenda urbana que circula por la ciudad es en la razón de que se frustrara el proyecto. La mayoría de los vecinos lo atribuye a que los recursos económicos, y el esfuerzo del arquitecto Juan de Herrera, se desviaran a la construcción del Escorial para dar gracias por la victoria de San Quintín (1557) contra las tropas francesas.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que el proyecto ya estaba empantanado mucho antes de aquella batalla. Además, el Escorial estaba prácticamente construido cuando se otorgó la categoría de catedral al templo vallisoletano, tan ambicioso que pretendía ser el segundo en importancia de toda la cristiandad, solo por detrás de San Pedro del Vaticano.
Hay más secretos sobre este templo, que iremos desgranando en esta sección.
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