La arqueología ha sido protagonista por un día de la vida cultural y política de Vitoria, donde el presidente del Instituto Alavés de Arqueología, Rafael Varón, ha recibido la Medalla de Álava, concedida por la Diputación Foral.
Varón ha llamado a renovar la entidad y a abarcar “otras formas de entender la arqueología y la vida”, incluidas perspectivas como las de género, memoria o sostenibilidad.
Con esta visión más amplia, confía en que el instituto sea capaz de afrontar retos como el “atraer a las y los jóvenes” a una actividad científica que los profesionales “realizamos pegados no a la tierra que picamos, sino al territorio en el que habitamos”.
Además de su actividad como historiador y arqueólogo, Rafael Varón (Miranda de Ebro, 1971) ha colaborado durante toda su carrera con diferentes medios de comunicación a ambos lados de la muga entre Castilla y León y el País Vasco. Como columnista, su relación con El Mundo-El Correo de Burgos se ha prolongado a lo lago de décadas y desde 2015 analiza la relación entre arqueología, desarrollo y territorio en la revista ‘Más Castilla y León’.
Quizá haya sido esa faceta periodística la que haya alimentado su lado irónico, y durante su intervención ha recordado: “Cuando recibí la llamada del despacho del diputado general [en relación con la concesión de la Medalla de Álava al instituto] pensé: ‘Hemos roto algo y la factura va a ser de aúpa’. Superada mi estupefacción inicial solo acerté a decir ‘qué responsabilidad’, y tardé un larguísimo momento en dar las gracias”.
“Hoy no me demoro más: en nombre de todas las socias y socios del Instituto Alavés de Arqueología: eskerrik asko, muchísimas gracias. Expresamos nuestro agradecimiento más profundo y sincero por esta concesión que llenó de alegría, en aquel momento y ahora, a todas aquellas personas que formamos el instituto”.
En su repaso a la trayectoria del instituto, el mirandés ha destacado que la entidad “sigue siendo vehículo de transmisión entre la ciencia y el público. Esperando poder retomar algunas actividades de campo, y sufriendo aún las anteriores crisis, nos hemos dedicado a la alta divulgación. Esos términos indican que hemos acercado al arqueólogo de bata o a la arqueóloga de bota a aquellas personas que tienen interés en conocer su patrimonio y el legado que debemos dejar a las generaciones del futuro”.
“Veo entre las y los invitados a representantes políticos, funcionariado de alto nivel de distintas administraciones, catedráticos y profesores de nuestra querida Universidad del País Vasco… Estamos aquí disponibles para colaborar con todos ustedes. No sabemos lo que durará ese viaje, pero seguro que es interesante. Acompáñennos, por favor, como han venido haciendo desde 1957”, ha concluido.
