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Ávila, esculpida por el glaciar

La provincia de Ávila alberga cuatro espacios naturales protegidos, que ofrecen un poderoso reclamo para el amante del turismo de naturaleza. El contraste entre ecosistemas depara un conjunto único en pleno centro de la península, cuyos tesoros divulga la Diputación

La cercanía a Madrid y la diversidad de ecosistemas hace de la provincia de Ávila uno de los destinos preferidos para los amantes del turismo de naturaleza. Su orografía está dividida entre un norte de perfil llano, una franja presidida por el Sistema Central y un sur de baja altitud y clima benigno, lo que enriquece al territorio desde el punto de vista económico, social y cultural, y multiplica su atractivo para el visitante. La provincia cuenta con cuatro espacios naturales protegidos vinculados a la montaña y a su fauna y flora, desde el Parque Regional Sierra de Gredos hasta el Valle de Iruelas, pasando por el Pinar de Hoyocasero y las Sierras de la Paramera y Serrota.

El Parque Regional Sierra de Gredos posee más de 86.000 hectáreas de naturaleza, marcadas por la altura elevada y por fenómenos singulares como los piornos en flor, las huellas de los glaciares o uno de los cielos más limpios de España. Se trata de un verdadero paraíso para los aficionados a la montaña, con atractivas rutas de senderismo operativas durante todo el año y la posibilidad de practicar diferentes deportes de invierno en los meses más fríos.

Algunos datos objetivos subrayan el poder de atracción de esta zona, como la existencia de más de 1.500 plazas de alojamiento o que cerca de la mitad de su población esté relacionada con el sector turístico. Además, fue aquí donde nació una de las primeras asociaciones de turismo de España, en 1910, y el de Gredos fue el primer Parador Nacional de Turismo de España.

Al norte de la Sierra de Gredos, y de forma paralela a ella, se sitúa el extenso paraje montañoso de las Sierras de la Paramera y Serrota. En él contrastan las cumbres de alta montaña con los valles de perfil suave y ondulado. Este conjunto cuenta con cerca de 41.000 hectáreas de espacio natural, de las que 22.663 tienen la condición de Lugar de Interés Comunitario (LIC).

Se trata de un paisaje de alta montaña, de relieve variado, que combina terrenos ondulados con roquedos de fuertes pendientes. Con ausencia de vegetación en las cotas más altas y con predominio del matorral en buena parte de sus laderas. Las cumbres de estas sierras están arrasadas por la erosión glaciar del periodo Cuaternario, de lo que la Sierra de la Paramera constituye un ejemplo magnífico. Los hielos dejaron labrados en estas rocas cristalinas cinco aparatos glaciares, de los que el más importante es el de los Hornillos.

El paisaje va cambiando a medida que las sierras ganan altura; las primeras estribaciones están dominadas por pequeñas montañas escarpadas, en las que aparecen impresionantes bolos y berrocales. En cotas superiores, en la Paramera encontramos un mosaico compuesto por cabezas rocosas, piornales, enebrales, prados y cervunales, junto con algunos pinares y formaciones de robles en las zonas más resguardadas. En la Serrota, por el contrario, la presencia de vegetación es mucho menor, con apenas prados y algunos matorrales.avila_01

Más al Sur, el Pinar de Hoyocasero se sitúa en la depresión que el río Alberche abre entre las sierras de Gredos y la Paramera. Su flora está dominada por el pino silvestre, acompañado del roble en su zona perimetral, aunque son unas 500 las especies de plantas superiores que se concentran en apenas 150 hectáreas. Ello hace de este pinar una referencia nacional para los expertos en botánica y, de hecho, han sido varias las especies nuevas para la ciencia descubiertas en él.

Cierra el recorrido la Reserva Natural Valle de Iruelas, calificada como LIC y como Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA). De hecho, el principal objetivo de esta reserva es proteger las poblaciones de buitre negro y águila imperial. Situada a 44 kilómetros de la ciudad de Ávila, en la parte más oriental de la Sierra de Gredos, ofrece un paisaje típico de montaña, regado por una serie de arroyos, como la garganta de Iruelas, afluente del río Alberche.

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