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Soria, paso a paso

El GR 86 Sendero Ibérico Soriano propone un recorrido de 933 kilómetros, dividido en 39 etapas, por el que conocer la intimidad de buena parte de la geografía soriana: el Sistema Ibérico, que por aquí se alza, y las estribaciones del central. Una siglas concisas para designar un recorrido por nueve comarcas y conocer despacio la provincia de Soria, sin perderse

El Sendero Ibérico Soriano, o GR 86, es un itinerario circular que recorre la mayor parte de la provincia. Transita por el contorno norte de la provincia, se alarga hacia el sur por el curso del Duero y conecta con las estribaciones del Sistema Central y el valle del Jalón. Además, llega a las cumbres del Urbión y del Moncayo, alturas más representativas del Sistema Ibérico soriano. Una ruta natural que enlaza caminos, generalmente antiguos, como vías pecuarias, caminos carreteros, caminos vecinales o calzadas romanas, a la vez que se pretende sacar del olvido el patrimonio histórico y cultural.

Tierra de Ágreda y Moncayo

Esta primera parte discurre por la vertiente del Ebro, introduciéndose en la belleza del Moncayo y la desconocida sierra del Madero. Con su marcada disposición hacia el Mediterráneo, recibe de este la mayor parte de sus influencias climáticas, lo cual queda patente en la vegetación predominante de encinares que cubren la vertiente este del Madero, y pisos inferiores del Moncayo. El Madero se encuentra surcado por una importante calzada romana (de Augustóbriga a Numancia), un camino real y varias vías pecuarias; restos de las arterias que han llevado el flujo de culturas durante siglos y han propiciado el mestizaje plasmado en el rico patrimonio artístico de Agreda y pueblos limítrofes. Antiguamente sus abrigados encinares y cerros calizos eran pastoreados por muchos más ovinos que hoy, lo que constata la profusión de abrevaderos y los rústicos corrales.torreznos_valonsadero (1)

Tierras Altas y el Valle

Entramos en un paisaje profundamente modelado por la ganadería. Predomina un paisaje de bancales de cultivo abandonados, ahora colonizados por especies espinosas adaptadas al pastoreo, como la aliaga (Genista scorpius). En pocos lugares como estos, se puede pasar en unos metros de una zona árida de matorral a un umbrío bosque de hayas. Cuando nos aproximamos a las sierras de Montes Claros, Tabanera y Cebollera, aumenta la componente atlántica del clima, y el rebollar es reemplazado por el hayedo. De la Mesta nos quedan las casas nobiliarias blasonadas y las vías pecuarias de la Cañada Real Soriana Oriental, en Tierras Altas, y de la Cañada Real Galiana, en El Valle. Algo peculiar de la zona son los yacimientos de huellas de dinosaurios que datan de la época cretácica, hace unos 120 millones de años.

Pinares y Urbión

Su régimen de lluvias y acusada microtermia han facilitado el desarrollo de una vasta masa de pino silvestre que cubre por completo los valles del Revinuesa, alto Duero y Ebrillos, ríos que aportan sus aguas al embalse de la Cuerda del Pozo. Estos pinares forman la mayor extensión boscosa de coníferas de la península y recuerda a los bosques de Siberia. Los Caminos Carreteros fueron transitados durante más de seis siglos por caravanas de carretas tiradas con bueyes y cargadas de madera, lana y otros productos de la tierra; enlazaban con las vías de comunicación principal, que les llevarían durante un viaje de más de seis meses.Río Duero por Covaleda

Oeste y sureste

El sendero sale del Sistema Ibérico y se dirige hacia la sierra de Pela en las estribaciones del Sistema Central. El paisaje se torna calizo, en el que el agua en el transcurrir de los tiempos ha labrado kilómetros de cañones conocidos como hoces del sur de Soria. A media que nos alejamos del Urbión las precipitaciones disminuyen; es entonces donde aparece el sabinar, que pasa a ser el protagonista del recorrido. Las primeras manifestaciones aparecen al salir de Pinares y entrar en las calizas del cañón del río Lobos. En la última etapa, hasta el yacimiento de Tiermes, aparece el rebollar tiznando de verde las rojas tierras a los pies de la sierra de Pela. Desde Quintanas de Gormaz, un ramal del GR se dirige hacia Almazán, cruzando la otra gran mancha de pino, que ocupa el centro de la provincia.

Altos de Barahona

Las llanuras y depresiones cultivadas de cereal y las parameras tapizadas de matorrales almohadillados, se alternan en esta franja de la provincia. Estos altos páramos están cubiertos de matorrales espinosos, como las aliagas, y aromáticas almohadilladas, como la ajedrea, la lavanda, la salvia o el tomillo. Estas grandes extensiones abiertas de cultivos y matorrales bajos son el hábitat de diversas aves esteparia muy raras y amenazadas en el contexto nacional y europeo como son la alondra de dupont, el sisón, la ganga ortega o el alcaraván. En los cañones y hoces habitan rapaces como el buitre leonado, alimoche, halcón peregrino, búho real o águila real. Por todo el recorrido aparecen estructuras levantadas por los pastores para sus rebaños con la piedra calizas del terreno: cerradas, corrales y majadas cubiertas con paja de centeno o teja. Especial mención merece el conjunto histórico de Rello.

Alto Jalón

Su importancia como ruta de paso viene de antiguo, como lo atestigua los restos romanos de Medinaceli, con su arco de tres vanos, aún hoy visible desde el fondo del valle. De su pasado fronterizo son testigo los castillos. Las tierras del fondo del valle son muy fértiles, como ejemplifican las huertas del monasterio de Santa María de Huerta, monasterio cisterciense del siglo XII. Fuera del fondo del valle, el paisaje se caracteriza por relieves llanos y extensas parameras que superan los 1.300 metros de altitud. En ellas se alternan extensos sabinares con matorrales almohadillados de aliaga merina donde anida la alondra de ricotí.

Este de Soria

El paisaje de las cuencas del Jalón y Nágima forma un mosaico de cultivos y de cerros que configuran un singular ambiente estepario. La vegetación arbustiva es rica: romeros, salvias, aliagas y tomillos, propias de climas casi desérticos, hábitats naturales de interés prioritario en Europa. En las zonas altas, hacia el norte, islotes de encinares, quejigares y sabinares emergen en la vasta extensión de los campos de Gómara. Sabinas y enebros en las áreas más altas y rocosas, como en las parameras próximas al Moncayo y en la sierra de Miñana. El embalse de Monteagudo de las Vicarías, posiblemente el humedal más rico desde el punto de vista ornitológico de la provincia. Zampullín cuellinegro, pato colorado, y otras especies nidificantes y migradoras, aprovechan sus aguas para descansar.

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