Peregrinos por el paraje de la Virgen de La Orden, entre Puente del Congosto y Santibáñez de Béjar. Fotografías: Isidoro Sánchez
Un grupo de apasionados de la ruta de peregrinación reabre el ramal que parte de la sierra abulense y pasa por la provincia salmantina, hacia Galicia. El recorrido estaba perdido en el olvido desde hace siglos, a pesar del rico patrimonio jacobeo que se conserva en las comarcas
El caminante ha partido de buena mañana desde la localidad abulense de Santiago del Collado, más o menos a medio camino entre Piedrahíta y El Barco de Ávila. Atrás ha dejado los parajes singulares de las Solanas del Carrascal y las Solanillas, donde el arbolado amenaza con adueñarse también de las casas ya en ruinas.
El macizo granítico de la Sierra de Gredos observa la escena desde la distancia. Poco después el sendero se asoma a la quebrada, un lugar desde el que se aparece ante la mirada del peregrino la espectacular panorámica del valle del río Corneja. Silencio y admiración. Se trata de los primeros kilómetros del trazado jacobeo de Gredos, en cuya recuperación y puesta en valor ha puesto empeño y pasión Isidoro Sánchez.
El impulso que los Reyes Católicos le dieron al Camino francés, que supuso incluso que algunos pueblos cambiaran su advocación por la de Santiago, trajo el olvido para muchos de los recorridos del sur peninsular. Así, este trazado abulense desapareció por completo de la memoria y de los usos de los peregrinos. Sin embargo, son muchas las huellas que le están permitiendo a Sánchez (licenciado en Geografía e Historia) recomponer el puzzle del pasado jacobeo de estas comarcas de Ávila y Salamanca.
Testimonio de la vinculación del territorio al apóstol son los nombres de muchos pueblos: Santiago de Tormes, San Juan de Gredos, Santiago de Aravalle y especialmente, Santiago del Collado, este con dos retablos de diferentes épocas dedicados a Santiago. En Puente del Congosto existió en la Edad Media un hospital de peregrinos, además de la ermita de la orden de los Templarios, que acogían a quienes hacían el Camino. Medinilla (tiene como patrón a san Julián hospitalero). Puente del Congosto, villa histórica y emblemática, exhibe dos conchas abiertas en la portada de la iglesia. El retablo de la ermita de los Templarios está rematado por el mismo molusco. En Santibáñez de Béjar la concha está representada a la inversa; como símbolo de paso, no de parada y fonda.
Puente románico de La Horcajada.
Con todas estas piezas, y las que le proporcionó la lectura de la obra del historiador Tomás Sánchez García sobre Puente del Congosto, su iglesia y la ermita de la Virgen de la Orden, Isidoro Sánchez se lanzó el año pasado a reabrir el recorrido. El tercer sábado de mayo es el día marcado para realizar la ruta de manera oficial, de la que se han llevado a cabo dos ediciones -2014 y 2015- para completar 46 kilómetros en dos etapas.
La expedición parte de Santiago del Collado y finaliza en Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca), tras pasar por Guijuelo. La ruta continuaría hacia Galicia atravesando Extremadura por el Valle del Jerte. Pero ahí no queda todo. El propósito de Isidoro Sánchez y sus colaboradores es continuar con la puesta en valor del trazado, que puede ser una fórmula más para dinamizar el territorio. Ahora trabajan en iniciar la ruta desde la plataforma de Gredos.
Aunque la orografía de montaña supone una barrera casi infranqueable, esta zona es pródiga en grandes recorridos históricos. Aquí el ramal jacobeo recién recuperado se cruza con el camino que siguió Carlos V en su retiro a Yuste, y también con la Vía de la Plata. La magia de estos senderos transitados por comerciantes y peregrinos durante siglos aún se deja sentir.
El paisaje agreste del inicio se transforma en dehesa al final. Las aguas del Corneja y del Tormes refrescan el ambiente y sirven para el bautismo de los recién iniciados en el peregrinaje. El color de la retama que domina las sierras, y el rico patrimonio artístico, histórico y etnográfico que han acumulado los pueblos desde su fundación quedan grabados en la memoria del caminante.
