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Félix, una huella que no borran cuatro décadas

Poza de la Sal recuerda la obra y la talla ética de Félix Rodríguez de la Fuente, una voz libre que despertó la conciencia ambiental en un país donde todo estaba por hacer. El 14 de marzo se cumplían 40 años de su desaparición

La crisis generada por el nuevo coronavirus ha eclipsado un acontecimiento de gran relevancia para Poza de la Sal, para la provincia de Burgos y para todos los defensores de la naturaleza y los animales. El 14 de marzo se celebraban los 40 años del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, el gran naturalista y divulgador que despertó la conciencia ecológica en una España que aún se frotaba las legañas.

La labor científica y la capacidad de comunicación de Félix se pusieron al servicio del medio ambiente de España y el mundo; en el caso de nuestro país, ese trabajo denodado tuvo importantes consecuencias en el plano de la opinión pública, pero también del legislativo.

El pozano fue capaz de condicionar la política del Gobierno respecto a los espacios naturales, dio la vuelta a la tortilla en relación con el lobo, entonces considerado poco menos que un enemigo público, y se declaró contrario a la tauromaquia en un país en el que hacerlo solo podía ocasionarle problemas. Fue el rostro más conocido y respetado, y probablemente más querido, de la televisión en España durante la década de los 70.

Poza de la Sal y la convivencia con el paisaje

Félix Samuel Rodríguez de la Fuente nació en el número 18 de la calle Mayor de Poza de la Sal, en la Bureba, el 14 de marzo de 1928. En la casa se respiraba un ambiente intelectual y las incursiones de Félix en la naturaleza fueron continuas hasta los diez años. Él mismo describiría su lugar de nacimiento como una “comunidad humana” en “convivencia armónica con los paisajes”.

En 1946, por consejo de su padre, comienza a estudiar Medicina en la Universidad de Valladolid. Durante dos años ejercería como dentista en Madrid, aunque sin dejar de lado su pasión por la fauna y por determinadas disciplinas, como la cetrería.

Precisamente, su primer contacto con el mundo de la comunicación tiene lugar en 1961 trabaja como asesor de cetrería en la película ‘El Cid’, con Charlton Heston y Sophia Loren como protagonistas.

Tres años después organiza las Jornadas Internacionales de Cetrería, que por primera vez se celebraban en España. El diario ABC le dedica su foto de portada y a raíz de ello será invitado a un programa de Televisión Española, donde empieza a ser conocido por el público.

Se recibieron miles de cartas solicitando nuevas intervenciones suyas en pantalla, empezando así a colaborar en el programa ‘Fin de semana’, donde hablaba de caza, pesca y fauna.

Estaba adornado con una oratoria magistral y con un sentido del tiempo televisivo, ajustándose siempre, en intervenciones improvisadas en directo, a los pocos minutos de que disponía, pero logrando acabar siempre con la frase apropiada para mantener vivo el interés del espectador.

En 1966 consigue la protección en España del halcón peregrino y de las rapaces nocturnas, lo que convierte al país en un referente, pues es el primero en que se aprueba una normativa de este tipo.

También comienza a divulgar lo que considera “la verdad del lobo”, en una época en que era un animal perseguido y acosado.

En 1968 los directivos de TVE le encargan la responsabilidad de ponerse al frente de un programa propio, ‘Fauna’. En 1973 comienza su colaboración en la radio con el programa ‘La aventura de la vida’, que se emitiría durante los siguientes siete años, alcanzando más de 350 emisiones.

En ese mismo periodo realiza para televisión su serie más famosa, ‘El hombre y la Tierra’, dividida en tres partes: las series ibérica, suramericana y norteamericana. El rodaje abarcó 124 capítulos.

Autor: Policarpo de la Fuente.

El día de su cumpleaños

En 1980 se trasladó junto con un equipo de ‘El hombre y la Tierra’ a Alaska, dentro del círculo polar ártico, para filmar la Iditarod Trail Sled Dog Race, la carrera de trineo con perros más importante del mundo. La grabación tendría lugar el 14 de marzo, el mismo día en que el naturalista cumplía 52 años.

Félix, que tenía miedo a volar, tenía asignada una avioneta pero decide cambiar de aparato. Poco antes de montar, comenta: “Qué lugar más hermoso para morir”. La avioneta se estrella en circunstancias extrañas. Con él fallecen, además de Félix y el piloto (Dobson), el camarógrafo Teodoro Roa y el ayudante Alberto Mariano Huéscar.

El lugar de la catástrofe no estaba lejos de Klondike, lugar adorado por Félix desde sus adolescentes lecturas de Jack London.

Las huellas de Félix en Poza

El Ayuntamiento de Poza de la Sal, en colaboración con la Oficina de Turismo local y otras instituciones, pretende que el aniversario del fallecimiento de Félix sea un reclamo que invite a la localidad a lo largo de 2020.

Desde el consistorio se ha trabajado en la organización de diferentes eventos, como cursos y campamentos de verano, aunque el coronavirus lo ha cambiado todo.

En Poza de la Sal es posible profundizar en la figura del naturalista. El Espacio Medioambiental de la Infancia de Félix Rodríguez de la Fuente muestra la perspectiva de sus amigos y allegados en torno a su mensaje pionero. Sus lecturas, sus vivencias durante la infancia y sus primeros encuentros con el lobo estepario son algunos de los baluartes de este espacio, localizado en el escenario que lo vio crecer.

El centro incluye un punto interactivo donde los visitantes pueden acceder a distintas aplicaciones divulgativas para conocer al detalle el entorno del divulgador.

De forma paralela, la Ruta de Félix permite hacer un extenso recorrido por los principales escenarios naturales de su infancia y adolescencia. Con el Espacio Medioambiental como punto de partida, la ruta se compone de los llamados ‘tres cielos’, los tres ejes principales del recorrido: el propio pueblo, Poza de la Sal; las Salinas, antigua fuente de riqueza del pueblo, y el páramo, al que el divulgador hacía referencia constantemente como ecosistema del lobo, animal al que dedicó una parte esencial de su trabajo.

Durante la visita se destaca que la localidad está declarada Conjunto Histórico Artístico y cuenta con varios atractivos: su villa medieval, el castillo, varias rutas senderistas y ciclistas y unas salinas históricas, que por sí solas justifican una visita. Poza de la Sal forma parte de la Ruta Raíces de Castilla, junto a otras localidades renombradas: las de Frías y Oña.

Todo homenaje parece poco para este burgalés universal cuya voz es recordada -e imitada- incluso por quienes no habían nacido en 1980, el año en que se apagó su luz. Los actos en su recuerdo se repetirán este año, dentro de una década y mucho más allá.

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