El Camino Lebaniego Castellano recorre la provincia palentina de sur a norte, en un recorrido paralelo en gran parte al Canal de Castilla y repleto de atractivos medioambientales, de patrimonio y con una rica y extensa cultura gastronómica a su paso
Ahora. Es el momento perfecto para recorrer Palencia de un lado al otro y con una justificación que no admite dudas ni peros. Este es el Año Jubilar Lebaniego, como siempre que el día del santo coincide con ser domingo.
En 1512 el Papa Julio II otorgó la bula que establecía una semana de jubileo en estos años. Así, son ya cinco siglos de peregrinaciones al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, cerca de Potes (Cantabria). Aquí se conserva como reliquia el trozo más grande de la cruz de Cristo.
Se trata de un viaje que, al margen de posibles motivos más o menos religiosos, hace que el ser humano se conozca mejor a sí mismo y a sus acompañantes. Cada uno encuentra la razón que le lleva a caminar o a pedalear, que en la mayoría de ocasiones está en el interior de la persona.
La búsqueda de la propia esencia o el disfrute de los paisajes, la historia y conocer a otras gentes son recompensas que quedarán ya para siempre en lo más profundo.
Es Palencia una provincia muy agradecida para el caminante por la enorme diversidad que puede ofrecer en poco espacio. Va de las planicies de la meseta a la montaña cantábrica, después de atravesar múltiples ambientes de transición.
Todo ello se refleja en las localidades, el patrimonio y la gastronomía que reciben con los brazos abiertos al peregrino. La Diputación ha consolidado hace ya tiempo su marca Alimentos de Palencia, que garantiza la calidad de los alimentos y servicios acogidos a este club.
Una guía para el recorrido
Es también esta institución la que ha editado ‘Guía del Camino Lebaniego en Palencia’, que incluye tanto los itinerarios como servicios de interés para quien hace este recorrido. Además, detalla cuáles son los puntos para el sellado de las credenciales que certificarán a los peregrinos su condición de crucenos; nombre con el que se distingue a quienes se dirigen a venerar las reliquias del Santo y su famoso Lignum Crucis en Santo Toribio de Liébana.
El recorrido, diseñado para caminar o pedalear, está dividido en once etapas orientativas, que se describen al detalle en la guía. La institución provincial ha señalizado los 183 kilómetros de la Ruta Lebaniega de Palencia, además de editar la guía y diferente material promocional.
La persona que desee completar el trayecto tiene todas las facilidades para planificarlo bien y hacerlo sin extraviarse.
Las etapas son orientativas, ya que el caminante puede hacerlas a su aire. Es conveniente que esté preparado para caminar, con la ropa y el calzado adecuados, y que beba y se alimente para el esfuerzo que hará. Los pequeños detalles incidirán en que la experiencia resulte más gratificante.
La capital palentina, Grijota, Calahorra de Ribas, Frómista, Boadilla del Campo, Requena de Campos, Osorno, Herrera de Pisuerga, Alar del Rey, Perazancas de Ojeda, Cervera de Pisuerga, San Salvador de Cantamuda, Piedrasluengas… Estos son algunos de los lugares por los que transita el apasionante recorrido. Parte del centro administrativo de la provincia y avanza hacia la muga septentrional, en principio junto al Canal de Castilla para después remontar el Pisuerga como río y salvar los montes norteños hasta la localidad cántabra que constituye la meta geográfica.
Tras visitar la catedral de Palencia y la ermita de Santo Toribio, el aventurero deberá presentarse en la dársena palentina. Este el lugar para el comienzo del Camino Lebaniego. Recorrerá las sirgas del Canal de Castilla hasta su nacimiento en Alar del Rey. La obra de la ingeniería española se llevó a cabo durante los siglos XVIII y XIX.
Los pasos le llevan a transitar durante kilómetros con la panorámica de los campos cerealistas en los que se suceden singulares pueblos con espectaculares iglesias, muchas de ellas joyas del románico. Dejando al oeste el embalse de Aguilar, la octava etapa hace noche en Cervera de Pisuega. Entonces ya se han confirmado los cambios paisajísticos que kilómetros atrás se presagiaban. Remontando el Pisuerga, la orografía y el paisaje ganan en intensidad. La proximidad al Cantábrico se deja notar. Robles, prados, pinares y hayedos toman ahora el protagonismo que antes era de la mies.
Bien alimentados
El camino está repleto de múltiples atractivos. Hacerlo con el cuerpo y el espíritu bien alimentados es condición indispensable para que el disfrute de todo sea mayor. Incluso el hecho de degustar los productos y recetas más características de la tierra constituye una experiencia obligada para conocer qué supone hacer la ruta hasta el monasterio norteño. Las posibilidades son muchas y variadas.
A este respecto, la guía editada por la Diputación incluye un espacio dedicado a artesanía y los productos típicos de la provincia, en el que se fija sobre todo en el ámbito de la alimentación. Quesos y panaderías de Frómista y Osorno la Mayor, chocolates, conservas, morcillas caseras, y pastelerías de Herrera de Pisuerga, los embutidos de Alar del Rey y los productos cárnicos de Herrera de Pisuerga son algunas de las referencias que el caminante debe tener en cuenta. La diversidad y la calidad de los alimentos palentinos quedarán en la memoria siempre.
