La senda de los Cortados de Cabezón es quizá la opción de senderismo más cercana a la ciudad de Valladolid. Permite contemplar a vista de pájaro un zigzagueante río Pisuerga que afronta su tramo final, con una orientación que marca perfectamente los puntos cardinales: procede del norte, de la Montaña Palentina, y mirará pocos kilómetros en dirección al sur.
Parte del casco urbano de la localidad, con unos primeros pasos en uno de sus barrios emblemáticos, el de las bodegas. También pasaremos junto al espacio que los vecinos dedican todos los años al Belén Viviente. El escenario arenoso, calizo, nos ayuda a situarnos en la Palestina del siglo I de nuestra era, donde el nuevo testamento sitúa los acontecimientos.
La ruta es breve pero obliga a ascender por unas rutas de una exigencia endiablada. Cualquiera diría que nos encontramos en la provincia más llana de España.
Nuestra meta es el pico de Altamira, con una impresionante vista del pueblo y del valle del Pisuerga. Toda una lección de agricultura para quien se detenga a contemplar la evolución de los cultivos. El resto de la ruta supone llanear por las crestas que hemos conquistado, y después descender hasta situar el río a nuestra derecha: es el momento de maravillarnos con el acantilado que el Pisuerga modeló a lo largo de siglos. Un punto final para una senda de belleza impagable.
Fotos: R.G. Leralta y Ruta del Vino de Cigales