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La Fiesta del Judas de Villadiego o cómo hacer grande una tradición olvidada

Celebrada el Sábado Santo, la Fiesta del Judas de Villadiego pudo desaparecer. Dejó de celebrarse con el éxodo rural, pero sus vecinos no estaban dispuestos a resignarse…

Celia Varona y Daniel González 

Como si se hubiera construido una presa, el éxodo rural del siglo XX significó una interrupción en el fluir normal de la corriente de la cultura. Lo que, durante siglos, generación tras generación, se había erigido y transmitido para formar ese acervo cultural vinculado a los pueblos, dejó de tener importancia y se diluyó con la modernidad y la cultura global.

Pero aquello que se pierde también se puede recuperar. Así lo vieron los vecinos de la localidad burgalesa de Villadiego que, tras décadas sin celebrar la Fiesta del Judas, la resucitaron en el año 2002 hasta convertirla a día de hoy en Fiesta de Interés Turístico Regional. Su celebración tiene lugar en la Semana Santa, el Sábado Santo, este año el día 8 de abril.

La iniciativa para su recuperación salió del Grupo Espliego. Bajo la dirección de Ernesto Pérez Calvo, este colectivo lleva participando desde hace 40 años no solo en esta fiesta recuperada a principios del siglo XXI, sino también en el resto de las actividades culturales de la villa.

Desde entonces, y con una continua colaboración entre grupos, asociaciones, peñas, vecinos e instituciones se ha conseguido avanzar en una Fiesta del Judas que se ha labrado un hueco en la agenda cultural de la provincia durante la Semana Santa.

Plaza Mayor de Villadiego durante la celebración de la Fiesta del Judas

Una fiesta para liberarse de todos los males

La Fiesta del Judas es una tradición que se ha propagado por numerosos pueblos españoles y que podría hundir sus raíces en los ritos naturalistas previos a la cristiandad. Las civilizaciones agrícolas que poblaban la península en esta época celebraban la llegada de la primavera como el momento en que la naturaleza resucitaba del letargo y muerte invernal.

Con el cristianismo esta fiesta tuvo que reinventarse para no ser considerada como una herejía. Fue así como se introdujo la figura de Judas. Discípulo traidor y símbolo del mal para los cristianos, se convirtió en personificación de todos los males cometidos por el pueblo durante el año. Con la quema del Judas, representado con un muñeco, desaparecían las rencillas, estafas, robos, envidias… El pueblo renacía como la primavera, liberado de resentimientos.

Con el paso del tiempo y el fin de la Edad Media este rito se convirtió en celebración. Posiblemente con la llegada de la Modernidad la característica mágico-religiosa de esta festividad fue diluyéndose, hasta convertirse en una celebración popular. Eso sí, con un muy marcado carácter religioso, como es tradicional en los pueblos de Castilla a lo largo de este tiempo.

A lo largo del siglo XIX y durante principios del XX la Fiesta del Judas se convirtió en algunos pueblos en todo un despliegue teatral, festivo y religioso paritario a la Semana Santa. Lejos de remarcar el carácter pagano de sus inicios, la vinculación a la Pascua potenció el espíritu festivo, y también penitente de estas fechas. Por eso caló el Judas: porque fue parte de la Semana Santa.

Antiguamente las gentes de los pueblos que celebraban el Judas expiaban sus pecados -además de en la iglesia -a través de una teatralización, de un sinfín de insultos entre unos y otros, y de unas batallas que tenían lugar con armas de fogueo. Tiempo ha de que esta fiesta sirviera también para sacar los platos sucios de los habitantes de los pueblos y culminar en una fiesta de paz y armonía, así como hermandad.

La fiesta, en su plenitud, constaba de dos o tres días en los que había un sinfín de actividades de todo tipo: multitud de misas, actos religiosos, teatros, bailes, comidas, actos de autoridades, etc.

La tradición en la actualidad

La fiesta comienza en Jueves Santo -este hecho también tiene un origen antiguo pero se ha recuperado durante las segunda década del siglo XXI -cuando Judas, rodeado y amparado por las peñas jóvenes de Villadiego, sale en procesión por el pueblo para cantar, bailar, beber y comer. Por supuesto, acompañado además por todo el vecindario.

Y hasta el Sábado Santo se detiene la fiesta. Ese día, desde las doce y media de la mañana los Cadenas, que son aliados del Judas y visten con gorros de paja y sacos de patata, salen por el casco antiguo del pueblo en la tradicional “Bulla de los Cadenas”. Por la tarde, en torno a las 18:00- 18:30 de la tarde es el Rey el que llama a los ejércitos reales (Granaderos y Dragones) y también al pueblo llano (Miñones) para luchar contra los Cadenas y apresar al Judas. Sin embargo, los Miñones se rebelarán contra el Rey y se aliarán con Cadenas y Judas.

Tras una serie de escaramuzas y situaciones teatrales tendrá lugar la Gran Batalla, que culminará con la captura del Judas y sus esbirros. De vuelta a la Plaza, se le juzga, en un juicio teatralizado. Después hay un baila y ágape de hermanamiento y reconciliación y, por la noche, tras la quema del Judas, los demonios suben del Inframundo en un espectacular desfile de luz y sonido en el que se llevan todos los malos pensamientos y deseo de vuelta al Infierno con ellos.

Este 2023, además, con la reciente notificación de Fiesta de Interés Turístico Regional, se añadirá una proyección previa al espectáculo.

Programa de la fiesta de este año

 

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