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La gran necrópolis medieval escondida entre bosques en la Sierra de la Demanda

 

Más de 180 tumbas con cerca de mil años, toda ellas excavadas en la roca y en medio de la montaña. Sin duda, una escena llamativa

Si eres de los que les gusta imaginar a partir de solo cimientos, de los que aman la arqueología y un apasionado de la Edad Media en todas sus expresiones, hay una en la comarca donde disfrutarás como un niño con un juguete nuevo. Hablamos de la Sierra de la Demanda en su vertiente burgalesa, y lo que hallarás será la mayor concentración de necrópolis altomedievales de la Península Ibérica. Cerca de 20 yacimientos existentes, la mayoría pertenecientes a los siglos IX y XII, entre los que destaca uno: el yacimiento arqueológico de Cuyacabras.

Situado a unos 3 kilómetros de la localidad de Quintanar de la Sierra, muy cerca de donde nace el río Arlanza, esta necrópolis extiende sus más de 180 sepulturas sobre un afloramiento rocoso de arenisca rodeada de frondosos bosques de pinos y robles a la sombra de la Sierra de Neila.

Yacimiento de Cuyacabras. Foto: Turismo de Burgos

¿Por qué tantas tumbas en un lugar aparentemente tan inhóspito?

Lo primero que hay que decir es que este yacimiento es el escenario de una época de la historia, en plena Edad Media, en la que era muy poco lo que se documentaba y se trasladaba a papel y tinta. Por eso solo cabe seguir los rastros que han pervivido a lo largo de los siglos y hacer suposiciones. Un oscurantismo histórico que hace volar la imaginación del visitante e imaginar cómo era la vida de las gentes que habitaron este lugar.

Estas tumbas fueron excavadas y estudiadas por el Profesor Alberto del Castillo entre 1967 y 1971, en las que se sacaron algunas conclusiones del origen del yacimiento. Las oquedades excavadas en la roca datan de la época de la repoblación, cuando las trifulcas entre musulmanes y cristianos estaban en su máximo apogeo en esta parte de la Península.

Entorno de la Necrópolis de Cuyacabras.

Muchos de los cristianos, temerosos de estos sangrientos enfrentamientos, huyeron a estas montañas, un perfecto refugio natural y situadas en tierra de nadie. Sus nuevos pobladores sobrevivieron y se adaptaron a las circunstancias, desempeñando su vida en estas tierras silvestres y aprovechando al máximo sus recursos.

Gracias a las fuentes documentales, se sabe que el poblado que prosperó aquí podría corresponderse con la antigua aldea de «Villa Godomar». De ella apenas quedan restos, pero sí ha perdurado su particular cementerio, que representa uno de los testimonios más ilustrativos de la arqueología medieval española.

Ilustración de la como era la necrópolis

La necrópolis

Este yacimiento, ubicado a lo largo de una gran roca se compone de una iglesia semirupestre (desparecida) y una extensa necrópolis, delimitada en parte por una cerca y formada por alrededor de 180 tumbas y nichos de diferentes tamaños y disposiciones.

Destacan las tumbas antropomorfas, con la cabecera en forma de arco de herradura y los pies redondeados, y las de bañera, destinadas a mujeres y niños con forma antropomorfa. De toda esta sobrecogedora escena, llama la atención la abundancia de tumbas infantiles, que pone de manifiesto la alta mortalidad infantil existente, y la presencia de unos singulares nichos en los laterales de la peña.

Otras de las curiosidades es la orientación de las tumbas. Todas miran, salvo alguna excepción, en dirección a poniente. Una disposición que no era casual. El difunto, enterrado en posición decúbito supino, descansa a la espera, según la tradición cristiana, de la resurrección de los muertos. Supuestamente «Al son de la trompeta del último día, los difuntos serán llamados ate el tribunal divino que se manifestará en todo su esplendor desde oriente».

Eremitorio Mozárabe de Cueva Andrés y Necrópolis de Revenga

Como ya hemos dicho, la necrópolis de Cuyacabras no es el único yacimiento de la zona. Muy cerca, se encuentra uno de los más bellos exponentes del eremitismo hispano. A poco menos de un kilómetro, por la pista forestal que se dirige a Regumiel, existe un pequeño enclave, donde al margen de la ruta se dispone de un espacio para aparcar el vehículo. En dicho punto de acceso, será necesario adentrarse a pie en el pinar y descender por una senda, unos 300 m., hasta el fondo de un reducido valle.

Eremitorio Mozárabe de Cueva Andrés

En un claro del bosque y sobre una planicie verde, que riega un minúsculo riachuelo, emergen dos montículos rocosos que albergan la covacha y oratorio del Eremitorio Mozárabe de Cueva Andrés. Prácticamente desaparecido, sería difícil imaginar la presencia de un eremitorio en este lugar si no fuera por el relieve de una de las rocas. Se trata de un espléndido arco de herradura esculpido junto a la impronta de una gran cruz griega. También se ha encontrado unas sepulturas, que sirven de testimonio de que hubo una actividad eremítica prolongada.

Necrópolis Altomedieval de Revenga

También, a cinco kilómetros de Quintanar de la Sierra, en el municipio de Comunero de Revenga, podrás encontrarte con otra necrópolis de configuración similar a la de Cuyacabras. Situada en una pequeña floración rocosa, ocupa una superficie de unos 2.000 metros cuadrados en los que se han documentado unas 145 sepulturas, próximas al lugar que ocupaba el edificio religioso.

El peculiar templo construido dentro de una roca en la Montaña Palentina

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