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La innovación que llega desde el pueblo

Texto: A. Allende

Desarrollar un proyecto empresarial innovador desde el mundo rural es posible. Incluso muy recomendable. Andrés García (gerente de la cooperativa soriana Copiso), Juan Miguel Martínez Gabaldón (director de Galletas Gullón), Rubén Valbuena (Quesería Cantagrullas), Juan Manuel Sanz (director de Naturae) y Verónica Pascual (directora de ASTI) dan testimonio de ello

Para una cooperativa formada por agricultores y ganaderos resulta obvio que su medio más natural es el campo. La singularidad de esta organización hay que buscarla en la gestión. “Apostamos desde el principio por una mejora en la competitividad de nuestras explotaciones agrarias; hemos integrado la agricultura y la ganadería. Nuestros agricultores no producen cebada; producen carne”, apunta el gerente de la cooperativa dedicada al porcino, Andrés García.

Copiso, revista Argi
Andrés García, gerente de Copiso

“Luchamos por ser competitivos y eficientes en la producción. Nos hemos especializado en hacer bien lo que sabemos y hemos tenido alianzas con grandes superficies como Mercadona, hemos creado sociedades con las casas de genética internacionales más avanzadas”, apunta.

La fórmula de Copiso se fundamenta en el crecimiento. En sus inicios cebaban 50.000 cerdos, pero hoy ya están en 400.000 y su plan es llegar al millón. El pasado ejercicio han facturado más de 160 millones de euros, un 12% más que el año anterior. García destaca el “equipo joven y muy profesional” que integra la cooperativa. El gerente solo se queja de que “a veces, la excesiva burocracia nos entorpece bastante”.

Gullón

Galletas Gullón es un buen ejemplo de cómo una industria tradicional ubicada en una zona rural puede reinventarse con éxito. Gullón facturaba 6 millones de euros hace 25 años, pero la previsión para este ejercicio está en 250 millones. Mientras otras de la misma localidad han cerrado, cuenta con una plantilla de 200 trabajadores y exporta a cien países. “Todo ha sido gracias a una reinversión de los beneficios y una apuesta por la innovación para crear unas galletas diferentes a las que había en el mercado español vinculadas a la salud. También por las subvenciones cuando la Comunidad era Objetivo 1”, explica el director general de galletas Gullón, Juan Miguel Martínez Gabaldón.

Juan Miguel Martínez Gabaldón, director de Galletas Gullón.
Juan Miguel Martínez Gabaldón, director de Galletas Gullón.

Respecto a las dificultades de trabajar en una zona apartada de las grandes ciudades se muestra convencido de que “cuando tienes un buen proyecto y capacidad de innovación los problemas se van resolviendo”. Destaca la necesidad de que Castilla y León disponga de unidades productivas más grandes para atraer talento al medio rural”.

Cantagrullas

Sin embargo, para Rubén Valbuena (Quesería Cantagrullas), el problema no es la magnitud de las empresas. Su negocio está basado en una estructura productiva pequeña: “El secreto va por la línea de la formación; hay que sacar de la innovación la productividad”, asegura el productor de quesos instalado en Ramiro, un pueblo del sur de Valladolid con menos de diez habitantes. Desde diciembre de 2011 fabrican quesos con leche cruda de oveja mediante técnicas que en España eran desconocidas hasta entonces. Su principal mercado son los restaurantes de alto nivel, en ciudades como Madrid y Barcelona. El comienzo estuvo repleto de dificultades, “pero han sido salvables, como los accesos al agua, la luz e Internet. Nosotros desarrollamos una actividad vinculada al medio rural y no tenía sentido trasladarlo al medio urbano. Todo pasa por la voluntad de las diferentes personas implicadas”, recalca Valbuena.

Cantagrullas, revista Argi
Rubén Valbuena, de Quesería Granja Cantagrullas

La financiación también lastró la iniciativa “porque las ayudas te llegan cuando ya estás trabajando; no funcionan como una financiación si no tienes un aval o un patrimonio. A nosotros nos obligó a llamar a más de quince puertas de entidades financieras”, lamenta.

Otro handicap es encontrar personas jóvenes en el entorno cercano al centro productivo que estén interesadas en participar en el proyecto de Cantagrullas.

Naturae

En Predoluengo, en la comarca de la sierra de La Demanda burgalesa con una industria del calcetín en franco declive, se instaló hace dos años Naturae. Es una empresa dedicada a la investigación biotecnológica. Extraen de los hongos una molécula con un principio activo que al ser incorporada a los alimentos los convierte en más saludables, según explica el director general de Naturae, Juan Manuel Sanz.

Naturae, revista Argi
Juan Manuel Sanz, director de Naturae

“No está reñido trabajar en un pueblo con la innovación. Tenemos una importante ventaja estratégica: vendemos salud y el consumidor tiene grabado a fuego que lo rural está íntimamente ligado con lo natural, y lo natural con la salud. En el mundo rural hay muchas oportunidades porque, si se intenta hacer el esfuerzo de ver las cosas desde otro punto de vista, te lleva a un proyecto diferente e innovador que da ventaja competitiva” manifiesta con convencimiento Sanz.

Además, establecerse en Pradoluengo le ha reportado a Naturae la ventaja económica de acceder a financiación pública que en un entorno urbano no habría logrado. La dificultad está en encontrar profesionales con el perfil adecuado y dispuestos a vivir en el campo. “Nosotros buscamos a alguien que quiera otro estilo de vida, no todo el mundo tiene que vivir en Madrid”, argumenta el director general de Naturae, que aboga por lograr la diferenciación respecto a la competencia mediante la colaboración con otras empresas.

ASTI

ASTI, una ingeniería que diseña, fabrica y mantiene instalaciones automatizadas para el transporte y manipulación de todo tipo de cargas, también optó por instalarse en un pueblo. En Madrigalejo del Monte (Burgos) encontraron el espacio perfecto para sus necesidades productivas y “muy adaptado a nuestra visión y ambición, que es crecer. Tenemos un terreno habilitado para multiplicar por cuatro nuestra producción en los próximos años”, aclara la directora general, Verónica Pascual.

Asti, revista Argi
Verónica Pascual, directora de ASTI.

Los primeros pasos fueron difíciles, hasta el punto de que tuvieron que colocar “todo tipo de antenas” para disponer de una línea de Internet con la que dar acceso a los clientes. Los ingenieros de diversas nacionalidades han tenido que subir a pie las cuestas para acceder al trabajo porque nadie retira la nieve. “En la balanza siempre nos ha pesado más la oportunidad y todo lo que nos queda por desarrollar y el apoyo de la administración local”, señala Pascual.

A ASTI también le ha sido más fácil encontrar financiación por estar en un pueblo aunque le resulta, en algunas ocasiones, bastante complicado hallar personal con la cualificación adecuada para su empresa; un problema que se minimiza “si el proyecto es bonito y emprendedor”.

Para Pascual, la clave para ser competitivo está en la colaboración entre diferentes empresas. “A veces somos tan individualistas que nos perdemos en hacer grande el queso”, lamenta la directora general de ASTI, que ahora está trabajando con otras empresas de Burgos para sacar adelante un ambicioso proyecto en Estados Unidos.

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