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La llamada del Cuco en la Ribera del Duero vallisoletana

Las buenas temperaturas hacen resplandecer la belleza del Valle del Cuco, un vergel encajado entre páramos que alcanzan las mayores altitudes de la provincia de Valladolid. Proponemos una ruta por este espacio singular, y muy poco conocido, de la Ribera del Duero vallisoletana
Texto y fotografías: Fernando Repiso Granado

La floración de los almendros anuncia la primavera, con los primeros destellos verdes. Luego comienzan a llegar las aves migratorias, como espectadores de excepción que participan del conjunto con sus cantos y que, año tras año, nunca faltan a su cita. Mientras tanto los quejigos despiertan de su letargo y se va desarrollando la foliación de la vid. Ya en mayo la primavera alcanza su apogeo en el valle, con la traca de flores y las coloridas amapolas. De despedida aparecen los frutos, junto con los primeros amarillos del campo, avanzando la llegada del verano y de la próxima cosecha.

El Valle del Cuco es un espacio singular de la Ribera del Duero, próximo a Peñafiel, que disfruta de unas condiciones ecológicas particulares y de un paisaje abundante en vegetación; un pequeño vergel poco habitual en la provincia de Valladolid y a solo 50 minutos de la capital.

Valle del Cuco 2

El origen del nombre del Valle del Cuco se atribuye a esta ave migratoria, el cuco, que habita y nidifica en estas tierras, y cuyos cantos característicos (cu-cú) son perfectamente audibles en las zonas boscosas intercaladas entre espacios abiertos, principalmente en las choperas. Se trata de un estrecho valle encajado entre páramos calcáreos erosionados, que alcanzan las mayores altitudes de la provincia y con fuertes pendientes, lo que favorece el desarrollo de plantas y fauna, y particularmente de las aves.

Arroyo del CucoEsta asociación entre relieve y vegetación propicia un microclima más húmedo y un entorno con mayor disponibilidad de agua subterránea y en superficie, con numerosas fuentes y manantiales.

Las vistas desde el borde del páramo o a través de las múltiples sendas y caminos ancestrales permiten apreciar un paisaje característico de arroyuelos, encinas y robles (quejigos), pastos, cultivos, huertos y ‘navesanas’ (bancales tradicionales herederos de la cultura romana) plantados de frutales o de viñedo.

Madoz nombra y describe repetidas veces al Valle del Cuco en el siglo XIX, al hablar de cada uno de sus pueblos en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850). El arroyo del Cuco nace en las cercanías de San Llorente, en el despoblado medieval de Iglesiarrubia (fuente de Isarrubia). Desciende entre sauces centenarios y baja por el valle hasta Corrales de Duero, regando sus huertos y abandonándolo después de llenar el antiguo lavadero. Transita entre los cultivos, por donde se acercan jabalíes y corzos a beber, y llega a Valdearcos de la Vega, dejando el pueblo a un lado y las bodegas tradicionales. Continúa en llano hasta Bocos de Duero, entrando en cascada por las ruinas del antiguo molino de papel y apretando sus aguas en el centro del pueblo, en la presa del otro molino (batán), para desembocar en el Duero.

cuco, orniturismoTodos estos lugares formaron parte de la Comunidad de Villa y Tierra de Curiel, cuya antigua cabecera conserva un interesante patrimonio cultural. A 6 kilómetros de Peñafiel destaca el reclamo del castillo más antiguo de la provincia (siglo VII), actualmente establecimiento hostelero divisable en lo alto del cerro que domina el pueblo. Curiel también cuenta con otro castillo-palacio del siglo XV (permanece fundamentalmente su torre del homenaje), y cuenta con un arco de entrada y parte de la muralla medieval, con un rollo de justicia y con varios alojamientos turísticos.

Es muy recomendable la visita a la iglesia de Santa María y a su magnífico artesonado mudéjar; especialmente en la Fiesta de La Cruz de mayo, cuando se interpreta la peculiar danza de Las Mudanzas, de posible inspiración vasco-navarra. También son visitables su Escuela del Ayer y su Museo Etnológico y, ya en el entorno del pueblo, algunas de sus afamadas bodegas o el conocido lugar de Las Pinzas; un mirador excepcional sobre la Ribera situado en el borde del páramo.

En el pico Gurugú

Otro buen mirador natural de la comarca aprovechado por el buitre leonado está en Bocos de Duero, en el pico Gurugú, donde tampoco debemos olvidarnos de patear y descansar en su ribera, en la desembocadura del arroyo del Cuco atravesada por el Camino Natural Senda del Duero (GR-14). Aquí ya nos sumergimos en la carretera del valle hacia Valdearcos de la Vega, y aquí merece la pena acercarse y caminar en silencio por los apartados vallejos de Valdepila o del Congosto, en los que resulta más fácil apreciar a la fauna en su estado natural.

tormenta sobre el valle del Cuco

Continuamos viaje a Corrales de Duero, ya en pleno Valle del Cuco y en su tramo más frondoso, en el espacio de encuentro de aguas provenientes de nueve fuentes y manantiales naturales (algunas recorridas en ruta senderista), perfectamente observable desde el mirador del pico de San Antonio y su ermita medieval.

En su iglesia destacan obras pictóricas de distintas épocas y es especialmente recomendable la visita en torno a San Antonio (en junio), cuando tradicionalmente se cantan las Novenas con aire mudéjar. Las curvas se cierran en la carretera y el valle se estrecha aún más según ascendemos a San Llorente, a la cabecera, el lugar de fusión con los amplios horizontes del páramo que alcanzan hasta Somosierra.

Las fuentes del Cuco

Tres son las rutas de senderismo señalizadas en esta tierra, que ya fue transitada intensamente por vacceos y romanos, intermedia entre las antiguas Rauda (Roa) y Pintia (Padilla de Duero). Y muchos otros son los caminos y sendas ancestrales no señalizados, e igualmente muy recomendables, pero nos centraremos en la Ruta de Las Fuentes: Ruta F (antes PRCVA-9). Esta ruta circular, de nueve kilómetros en su versión más reducida y de unos 15 en su versión extendida, puede hacerse a pie o en bicicleta y combina llanos, ascensos y descensos, valle y páramo, y tramos abiertos y arbolados.fuente

Si la iniciamos en Corrales nos dirigiremos al oeste, ascendiendo al páramo por la fuente de Honsequilla. Una vez arriba podemos desviarnos dos kilómetros al sur hasta la fuente de San Bartolomé y su chozo, o continuar por el Camino Real de Burgos hacia San Llorente, al norte. Aquí se recomienda salirse de la ruta señalizada para atravesar el pueblo y dirigirse directamente al despoblado y fuente de Isarrubia (o Jarrubia), por un camino medieval que transcurre junto al arroyo. Después tomaremos dirección sureste hacia la fuente de Valdemoral y su chozo de pastor, acercándonos puntualmente hasta ella, seguiremos hasta la fuente de San Pedro rodeando el lapiaz de La Huga, y acabaremos en la fuente de Valdemeso, desde donde bajaremos de nuevo a Corrales a visitar la escultural fuente de la iglesia.


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