En Tierra de Campos hay que profundizar para desenterrar sus tesoros más escondidos. Buena muestra de ello son estos 6 artesonados mudéjares, todos ellos en la provincia de Valladolid
No te dejes llevar por las primeras impresiones. No en Tierra de Campos, porque de su modesto paisaje y pequeños pueblos se pueden sacar verdaderas maravillas si se sabe dónde buscar. Mira al horizonte de sus infinitos sembrados y chocarás con algún palomar. Piérdete en sus calles y contempla las casas de adobe y tapial, su silencio. Observa los altos campanarios de sus iglesias. Adéntrate en ellas, si es que están abiertas, y levanta la vista al techo… aquí estará lo que estamos buscando: los artesonados mudéjares. Sus joyas mejor guardadas.
Hubo un tiempo en que esta comarca que comprende cuatro provincias, Valladolid, Palencia, Zamora y León, fue próspera. El granero y lanar de España que en su riqueza aglutinó historia y lo mejor del arte de la época. Estamos en los siglos donde el románico empieza a mudar al gótico y más tarde al renacimiento. Y entre todos estos estilos surge también un mudéjar que contó en Tierra de Campos con uno de sus mejores lienzos.
Palencia y su famosa ruta de las iglesias catedralicias es uno de los mejores ejemplos que atestiguan este esplendor. También Zamora o León tienen buenas muestras de ello. Pero si nos centramos en la provincia de Valladolid, y vamos más allá de la floreciente Medina de Rioseco, encontraremos seis buenos ejemplos de modestas iglesias con techumbres de madera de intrincadas geometrías y colores.

Cuenca de Campos
En épocas pasadas Cuenca de Campos, situado a 17 minutos en coche de Medina de Rioseco, llegó a tener hasta cinco iglesias. Ahora solo cuenta con dos. Una está en manos privadas, la iglesia de Santa María del Castillo, pero la otra, la iglesia de los Santos Justo y Pastor, es sin duda alguna la que cuenta con el conjunto de artesonados de mayor tamaño y mejor conservado de esta ruta.

Este templo, mudéjar del siglo XVI, tiene el techo de sus tres naves y presbiterio cubierto de madera en elaborados diseños estrellados con aires renacentistas. Una joya que necesita de varios minutos de minuciosa contemplación para ver todos sus detalles.

Becilla de Valderaduey
Situada sobre una pequeña elevación a las orillas del río Valderaduey, del que toma el nombre, sus orígenes se remontan a época romana, como bien atestiguan la calzada, puente y mosaicos situados en la villa. En la actualidad, cuenta con dos iglesias, la de Santa María, obra de ladrillo y tapial del siglo XVIII, y la de San Miguel, construcción mudéjar del XV en los mismos materiales.
Es en este último templo donde se ubica el recurso turístico más desconocido del pueblo: la techumbre que cubre íntegra su nave. Aunque está necesitada de una buena restauración que avive sus colores, todavía conserva elementos suficientes que confirman su riqueza decorativa.

Mayorga
Es el pueblo que da la bienvenida a quien entra en la provincia de Valladolid desde el norte. El pueblo, uno de los núcleos más poblados de la comarca y con una notable historia a sus espaldas, llegó a contar con 15 iglesias. Ahora solo conserva cinco de ellas. La de San Juan, de estilo mudéjar, acoge el Museo del Pan, y las de El Salvador y Santa Marina conservan destacados retablos de pinturas sobre tablas.
Pero, la que atañe a esta ruta es la iglesia de Santa María de Arbás. Declarada Monumento Histórico Artístico, es uno de los mejores exponentes del arte mudéjar de la comarca. En el interior asombran por su belleza los artesonados policromados, así como las yeserías de la capilla de los Villagómez, con arcos de herradura, lobulados y mixtilíneos. Su abandono, al perder el culto, ha desgatado buena parte de su decoración. La buena noticia es que en mayo de 2021 se anunció una inyección de la Junta de 50.000 euros para consolidar la estructura y restaurar artesonados y paramentos.

Aguilar de Campos
Lo primero que hay que decir de este municipio es que no hay que confundirlo con el pueblo palentino de Aguilar de Campoo. Mucho más desconocido y despoblado, Aguilar de Campos nos ofrece en su Plaza Mayor una de las imágenes más perfectas y descriptivas de lo que es la comarca terracampina. Aquí te encontraras con un tosco rollo jurisdiccional y la singular iglesia gótico-mudéjar de San Andrés al fondo.

Este templo, actualmente sin culto y prácticamente hueco por dentro, muestra la arquitectura mudéjar tanto en el exterior, con una monumental portada de tres arquivoltas y arco de herradura, como en el interior, con un interesante artesonado policromado.

Ceinos de Campos
Justo a medio camino entre Aguilar y Cuenca de Campos y atravesado por la carreta nacional que conecta León con Valladolid, se levanta este municipio que fue un bastión de los templarios. Ceinos de Campos nació a partir de la llegada de esta Orden de caballeros de manto blanco y cruz roja, que se instalaron en el pueblo en torno al año 1168.

De su mítica iglesia de Nuestra Señora del Temple quedan restos de piedra repartidos por el municipio, como una extraordinaria arquería románica que durante años estuvo expuesta en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. También pueden verse algunos restos dentro de la iglesia renacentista de Santiago Apóstol, bien resguardados bajo un sólido artesonado mudéjar muy bien conservado.

Barcial de la Loma
Acabamos la ruta en este precioso pueblo que linda con la provincia de Zamora. Barcial de la Loma cuenta con una notable muestra de palomares rehabilitados a sus afueras que te incitan a descubrir el resto de su patrimonio. Entre las ruinas de un castillo y la iglesia de San Miguel, de la que solo queda un arco y algunos muros de tapial, despunta la alta torre de la iglesia de San Pelayo, mitad de piedra y mitad de ladrillo.

Al atravesar las puertas de este último templo y echar la vista hacia arriba contemplarás un artesonado que cubre buena parte de la techumbre del templo, presentando mayor complejidad en su fábrica a medida que se acerca al altar donde descansaba un magnífico retablo plateresco. Por desgracia presenta un aspecto muy desmejorado, con podredumbre en su madera y varias piezas caídas debido a las humedades causadas por el mal estado de la cubierta.

Ahora la gran pregunta: ¿Cómo visitar estas iglesias?
El problema al que te puedes enfrentar al intentar visitar todas estas iglesias es conseguir entrar en ellas, pues de normal todas están cerradas al público. Pero existen algunos trucos. Uno de ello es acercarte en el momento que hay misa, siempre que se trate de iglesias abiertas al culto. Si no es así, la única forma es aprovechar las jornadas de apertura de monumentos que suelen hacerse en periodos vacacionales como la Semana Santa o en verano.
Otro método es preguntar. Puedes ir a la tienda o bar del pueblo, si es que los hay, o bien preguntar directamente a algún vecino que encuentres en la calle. Si tienes suerte podrás encontrar a quien tiene la llave de la iglesia.