Chelo Miñana
Viajar puede tener como objetivo conocer o conocerte, hacer turismo tiene esa mezcla de encontrar y escapar, de irse y de llegar, de buscar sensación de bienestar queriendo estar como en casa, o deseando llevar de vuelta a casa las sensaciones que hemos encontrado en determinados lugares con determinadas personas.
Las experiencias son algo que marca nuestra personalidad y, al igual que elegimos el color de nuestros pantalones, faldas y camisetas, también nuestras pequeñas y grandes escapadas nos van aumentando el carisma; por eso hay que seleccionarlas con el mayor de los cuidados.
No hace falta irse muy lejos, si hablamos de kilómetros, para llegar allá donde posiblemente nunca podríamos llegar por casualidad estando muy cerca. Dice el dicho popular que ‘quien algo quiere algo le cuesta’ y en esta ocasión buscábamos que la provincia de Ávila nos sorprendiera haciéndonos disfrutar de las pequeñas maravillas que surgen cuando se apuesta por el entorno rural como modo de vida y desarrollo, aunque para eso hubiera que subir y subir por un sinuoso puerto de montaña.
No podemos dejar de admitir que en esta ocasión el nombre del alojamiento jugó un papel importante para hacernos fijar la mirada e interesarnos por la pequeña pedanía de El Tremedal, perteneciente a Solana de Ávila.
El Pajar del Tío Mariano simplemente nos arrancó la sonrisa, nos hizo querer saber más de su situación a casi 1.600 metros de altura en el suroeste de la provincia de Ávila, cerca del vértice que forma esta provincia con Cáceres y Salamanca.
Un sinuoso camino nos predispone a la tranquilidad que encontraremos en este alojamiento rural, que antes de la rehabilitación albergaba una casa de ganado, y que ahora se ha convertido en un remanso de paz en el que el tiempo se detiene. La estufa de leña crea el ambiente perfecto para acurrucarse en el salón con un buen libro o rememorar esas tardes de cine arropados bajo una manta.
Ya nos avisaron al hacer la reserva y la bolsa de viaje venía bien surtida de chaquetas y ropa de abrigo porque este rinconcito de Ávila es famoso por sus fríos y largos inviernos, a los que relevan unos veranos cortos en los que las altas temperaturas nunca hacen aparición en el papel protagonista. Cuentan en la zona que las nieves eran perpetuas hasta hace tan solo unos años, y que la vegetación, aunque abundante, crece lentamente y con el ritmo que marcan los escasos días con temperaturas primaverales cuando el termómetro sube más de lo acostumbrado.
Un recibimiento de lujo, por todos los detalles que los propietarios se afanan en preparar y sobre todo por las valiosas informaciones que nos proporcionan para planear nuestra estancia y poder conocer todo lo que esta maravillosa región tiene que ofrecernos.
El atractivo del agua es innegable en los espacios naturales, el discurrir de una corriente se convierte en fuente de vida y belleza en El Tremedal con el nacimiento de la garganta del Endrinal, afluente del Tormes que termina en el Aravalle. Este curso de agua es el encargado de alimentar las huertas y los pastos destinados a la ganadería. También se convierte en escenario del arte de la pesca que siempre gusta de parajes vírgenes y poco transitados.
Se podrían desarrollar tantas actividades que hasta esquiar en una opción, teniendo en cuenta la cercanía de La Covatilla. Nos decidimos por la búsqueda de setas con la firme intención de encontrar uno de esos maravillosos boletus edulis para poder llevarlo a El Pajar del Tío Mariano tras haber recorrido senderos buscando tan preciado tesoro.
Una pequeña parada en Béjar nos ha permitido cargar la cesta de la compra con productos artesanos de la zona; ahora toca desplegar arte culinario en la bien preparada cocina, haciendo de este alojamiento con encanto nuestro refugio por unos días.
Descubrir el destino, descubrir el hotel… descubrir un hotel, descubrir un destino… descubrir Castilla y León.
EL PAJAR DE TÍO MARIANO
Calle Socasillo, 12. El Tremedal, Ávila
elpajardetiomariano@gmail.com
