Chelo Miñana. Directora de Más Castilla y León
Nos invaden las ganas de vivir, las temperaturas, aunque nos vuelvan locos, empiezan a animarnos para hacer planes con familia y amigos, queremos aprovechar cada fin de semana, cada periodo de vacaciones, cada día festivo. Momentos que pretendemos estirar como un chicle y que, sin ser conscientes, comienzan en el mismo momento en el que alguien pronuncia ese ilusionante ‘podríamos…’.
Construir proyectos de viaje cuando hablamos de Castilla y León significa tender al infinito, nueve provincias que ofrecen un sinfín de propuestas culturales, gastronómicas y de ocio. Hablamos del destino rural más importante de España, un turismo ligado a las tradiciones, la naturaleza, el patrimonio, un turismo que da vida a los pueblos y que ha tomado como suya la responsabilidad de dar a conocer la cultura que atesora esta comunidad.

Elegir siempre es complicado, pero cuando el acierto es seguro se hace más fácil tomar la decisión. ¿Quién ha dicho Soria? Pues hasta esa provincia nos trasladamos para disfrutar de un pequeño escenario medieval llamado Calatañazor.
Una localidad que enamoró a un poeta no puede por más que guardar maravillas que sosiegan el alma y nos invitan a formar parte de esa historia que siguen escribiendo los menos de cincuenta vecinos que habitan el lugar.
Como buenos y afanados viajeros recalamos, tras una búsqueda exhaustiva, en un lugar lleno de magia, acogedor, un espacio que nos invita al recogimiento y que será el lugar ideal de reposo tras las jornadas que viviremos en esta escapada a la comarca soriana de Tierras de Burgo.

‘Respira hondo y disfruta’ es el buen consejo que nos dan en la web del Loft Rural La Calata, y así, entrando, sin forzarlo, sin recordar siquiera esas palabras escritas en una pantalla al realizar la reserva, respiramos hondo para cruzar el umbral de la puerta de entrada. Una corta travesía que nos hace transitar desde un entorno medieval amurallado hasta un espacio diseñado para estar en equilibrio con nosotros mismos transportándonos a lugares lejanos.
Armonía de colores y materiales, mobiliario, pequeños y grandes detalles, y la chimenea … esa chimenea que pide protagonismo poco importa la época del año para compartir pensamientos, proyectos, experiencias y sueños.
Un paseo lleno de encanto por las calles del recinto amurallado nos lleva hasta un edificio que data de 1700. El pueblo más bello de España tiene, además, un restaurante que celebra en su horno de asar y sus brasas la cocina soriana, para hacernos disfrutar de la tradición gastronómica en un maravilloso jardín.
La villa de Calatañazor fue declarada Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1962, el Castillo, la Ermita de la Soledad, … tantos son los atractivos para quedarse en el interior de las murallas como son los que nos seducen para aventurarnos en El Sabinar, uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta para admirar ejemplares de 14 metros de altura, con casi doscientos años de antigüedad.
Nuestras idas y venidas merecen el mejor de los descansos y La Calata nos espera para darnos sosiego. La simple entrada en el alojamiento hace que nuestros pasos se ralenticen, que el reloj pause el segundero para brindarnos tiempo, el mayor de todos los tesoros.
El final del día nos empuja a decidir entre ser abducidos por la pantalla o la edición en papel que metimos en la maleta susurrando un por si acaso, que se convierte en un fuerte deseo de sentarse junto a la chimenea en compañía de una copa de vino para disfrutar de la velada, decididamente el ambiente nos invita a apartarnos del mundanal ruido y aceptamos la invitación.
Descubrir un hotel … descubrir un destino … descubrir Castilla y León