Dos hitos llaman la atención a medida que te acercas a este pueblo del Cerrato palentino
En un paisaje donde valles y montes se suceden y reparten el terreno por igual, como es el Cerrato palentino, es muy fácil que algo destaque. Bien porque se eleve en uno de sus muchos cerros atrayendo todas las miradas, o bien porque rompa de algún modo con el monótono paisaje. Hornillos de Cerrato, en pleno corazón de la comarca, destaca por ambas razones.
Nada más aproximarte por carretera al municipio lo verás. Serás testigo de su historia más antigua con las ruinas del castillo que, algo alejadas del pueblo, se eleva por encima de los tejados. Pero todavía más arriba, en las laderas de los cerros que rodean la localidad, llamarán tu atención una sucesión de cuevas de bocas blancas, que en realidad son vestigios de las minas de yeso que hubo en la localidad cerrateña.
Un yeso de excelente calidad
Las yeseras, tan marcadas en el paisaje, forman parte de una de las explotaciones mineras de yeso más ilustres del Cerrato, Industrias Casero, que inició la explotación en 1914, con la Primera Guerra Mundial, y que finalmente se abandonaron en 1988, tras agotarse el yacimiento. De ella se extraía un yeso de excelente calidad, que alcanzó en su punto máximo una producción de 150 toneladas y empleó a cerca de medio centenar de operarios.
Abiertas con dinamita, las cuevas se adentran en la tierra en un laberíntico sistema de galerías subterráneas que se cruzan unas con otras y en las que fácilmente puedes perderte. Tal es la tradición histórica de Hornillos con la extracción de este material, que el mismo origen del nombre del pueblo se relaciona con los hornos donde se cocía el yeso.
Ahora, las minas compiten por ser las dueñas de las miradas con unos molinos eólicos instalados recientemente en lo más alto del promontorio.
El castillo, su monumento histórico más importante
Muy cerca del extraordinario yacimiento de yeso se levanta el castillo, que ya estaba en ruinas en el siglo XVIII y declarado monumento histórico-artístico en 1949. De sillería de piedra, el edificio actual data del siglo XVI, aunque fue construido sobre otro más antiguo. Fue una fortaleza de planta cuadrada con fuertes cubos en las esquinas, de la que sólo queda el frente este con sus dos cubos y parte del lienzo norte.
Uno de los hechos históricos más trascendentes del pueblo ocurrió en 1507, cuando el cortejo fúnebre presidido por la Reina Juana de Castilla que llevaba el cadáver de su esposo, Felipe el Hermoso, acampó en la villa, pues habían tenido que salir de Torquemada amilanados por la peste negra.
12 siglos de historia
Por lo demás Hornillos es uno más del Cerrato. Con sus cerca de 150 habitantes y una población envejecida, el pueblo erige su caserío en la parte más baja del relieve. El origen de la localidad data del siglo IX durante la Reconquista, si bien en el entorno existen numerosos asentamientos de época prerromana. De sus siglos de historia da cuenta la iglesia de San Miguel del S. XIII, época de la que data su cabecera, y reformada en el S. XVII en estilo barroco.
También mencionar a la ermita de Nuestra Señora de Belvis, su patrona, asentada en lo alto del cerro en la zona sur del pueblo. Esta construcción es lo único que queda de las dependencias del monasterio femenino de Santa María de Belvis, que fue trasladado en 1589 a la capital palentina.
