Un capilla con una exhuberante decoración mudéjar es lo poco que ha resistido del antiguo monasterio de la Mejorada, en cuyas dependencias se hospedaron importantes personalidades de la historia de España
Daniel González // Foto portada: Los Viajes de Tomasa
La verdadera magia de Castilla y León está en que nunca deja de sorprender. Siglos y siglos de nutrida historia han dado forma a un patrimonio que muchas veces se muestra en los lugares más insospechados. El monasterio de Santa María de la Mejorada, situado en Calabazas, a cinco kilómetros de la localidad vallisoletana de Olmedo, es uno de estos rincones exhuberantes y desconocidos por la mayoría.
Es poco lo que ha sobrevivido. Desmantelado primero por los franceses en la Guerra de la Independencia y exclaustrado en el siglo XIX, lo que resistió de este importante cenobio pasó a manos privadas. Actualmente forma parte de la finca de las Bodegas y Viñedos La Mejorada, cuyo propietarios acometieron la restauración de algunas de sus dependencias y acondicionaron el resto para las instalaciones de la bodega.

Viñedos y finca que ocupan las tierras donde se levantaba el conjunto monástico de la Mejorada. Foto: Bodegas y Viñedos La Mejorada
Hospedería regia
Su ubicación estratégica en un cruce de caminos lo convirtió en un destacado monasterio de hospedaje. En él pernocataron personajes históricos de la talla de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II, que lo visitaron con frecuencia. También aquí escribió Cristóbal Colón el Memorial de 1497.
Su historia comenzó con una herencia que además explica el nombre que adquirió el monasterio. En el siglo XIV, María Pérez, vecina de Olmedo, recibió una «mejora» en la herencia de sus padres que incluía las tierras donde se emplazaría una humilde ermita en honor a Santa María, en el año 1330.
No obstante, no fue hasta bien avanzado el siglo XV, cuando llegaron los monjes jerónimos que construyeron el monasterio apoyados económicamente por Fernando de Antequera, quien después se convertiría en el rey Fernando I de Aragón. El proyecto contemplaba levantar un palacio y un panteón. Al frente puso a su contador mayor y comendador de Calatarava, Velasco Hernández Becerra, vecino de Olmedo, que también construyó una estancia funeraria para su familia: la Capilla Mudéjar del Crucifijo.
En la actualidad, es esta capilla la única digna superviviente del patrimonio inmueble del monasterio. Sus obras de arte, muy significativas dado el patrocinio regio con el que contaba, fueron saquedas y desamortizadas. Muchas de ellas pueden contemplarse en Valladolid capital, en el Museo Nacional de Escultura, como un Ecce Homo de Alonso Berruguete o varias pinturas de sus retablos.

Interior de la capilla funeraria, con su sobresaliente decoración mudéjar. Foto: Bodegas y Viñedos La Mejorada
Una joya restuarada y visitable
A pesar del saqueo y de la posterior ruina del conjunto, la capilla funeraria del Cucrifijo muestra en su decoración un sobresaliente ejemplo de la influencia de la cultura islámica en la Corte de Castilla. Es monumento nacional desde 1931, Bien de Interés Cultural y está restaurada.

La visita a la capilla está incluida en el régimen de visitas de la bodega. Foto: Bodegas y Viñedos La Mejorada
La visita a la capilla está incluida en el régimen de visitas de la bodega que se ha establecido en lo que fueron sus tierras, y en la que se producen unos vinos tintos bajo la IGP ‘Vinos de Castilla y León’. (Más infomación en su web).
La cuenta de Twitter ‘Viajes de Tomasa’, que nos ha descubierto este lugar, explica que los monjes de la orden jerónima también se establecieron a orillas del Eresma, entre Olmedo y Pedrajas, donde tenían un huerto. «Aún se conserva los cimientos del edificio», señalan. «También a orillas del río cercano al monasterio tuvieron una abadía, de la que poco se sabe, y poca gente conoce», añaden.
La capilla de los Villagómez: la desconocida joya de Mayorga
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]