Esta ermita combina una serie de características que la convierte en única en la provincia
El pueblo segoviano de Rebollo no es grande ni es conocido turísticamente. Situado muy cerca de otras localidades con mayor movimiento como el Pedraza, es muy posible que pase desapercibido. Y más todavía, una de las joyas más singulares que guarda: la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, ubicada solitaria en las afueras del pueblo.
Se la conoce como el cementerio de Rebollo porque su interior, al que le falta la cubierta, ha sido utilizado como campo santo. Se trata de un edificio románico construido a finales del siglo XII y principios del XIII, en una zona elevada cerca del despoblado de Valle de las Encinas.

Detalle capiteles de la ermita
Ofrece una estampa bastante simbólica en la que se combina la ruina de la ermita, su uso como cementerio y su magnífica arquitectura románica muy presente en los capiteles de las columnas que resistieron al abandono, decorados con motivos vegetales y animales.

Una de las portadas de la ermita
La Junta de Castilla y León restauró este conjunto histórico pero, aunque estaba previsto completar el cierre del edificio y reponer su cubierta, esta segunda parte no llegó a realizarse. Es de planta basilical, con tres naves y una cabecera de tres ábsides, de los que solo quedan actualmente dos. Su silueta románica también se percibe en sus dos portadas casi iguales decoradas con motivos de zigzag en relieve.

Cabecera de la ermita
La declaración de la ermita como Monumento Histórico Artístico en el año 1982, facilitó la recuperación y consolidación de lo que queda de este templo que, aunque no se puede entrar, sí puede contemplarse parte de su interior desde fuera.