¿Un demonio que salta por encima de unos bebés? Sí, has oído bien. Este domingo, Castrillo de Murcia volverá a sorprender al mundo con el salto del Colacho
Desde hace 400 años y una semana al año el diablo, conocido como el ‘Colacho’, corre a sus anchas por las calles de Castrillo de Murcia. O al menos ha sido así hasta la llegada de la pandemia, que ha impedido la celebración de la popular fiesta estos dos últimos años. Pero el diablo volverá esta semana del Corpus Christi a correr libre y , como es tradición, a entorpecer los festejos y saltar bebés.
Y, aunque las actividades en torno a la festividad se desarrollarán desde este miércoles, no será hasta este domingo cuando las calles del pueblo se vuelvan a llenar de vecinos y curiosos. En esta jornada, el diablo vestido con un atuendo de brillantes colores y una máscara, circulará por las calles del pueblo con un látigo para aterrorizar a los lugareños que le lanzan insultos a cambio. Pero esto es solo un calentamiento para el evento principal: el famoso salto del Colacho

A las 18 de la tarde del próximo domingo 19 de junio, en una exhibición de infarto, especialmente para los padres, los bebés que han nacido en el año anterior se colocarán sobre un colchón en la calle para que después los hombres disfrazados, pero ya sin máscara, salten sobre ellos. Según la tradición, el Colacho, al saltar, consigue que los malos augurios y las enfermedades se alejen de los niños, y se les libera concretamente del mal de hernia que, en la Edad Media, se atribuía al demonio. Después se baña a los bebés en pétalos de rosa y son bendecidos por el sacerdote local antes de ser recogidos por sus padres.

Un fiesta rodeada de polémica
A pesar de tener fundamentos religiosos, basada en la ceremonia bautismal, la fiesta del Colacho no es del todo bien vista por las autoridades católicas ante lo alejada que está de las prácticas tradicionales. No obstante, pese al peligro que puede conllevar para los bebés jamás ha habido que lamentar ningún incidente.
Todo indica que la fiesta de El Colacho se seguirá celebrando. Al menos si se tiene en cuenta el número creciente de curiosos que cada año se acercan a presenciar el famoso salto. Una ceremonia que ha trascendido las fronteras del pueblo para convertirse en una fiesta de Interés Turístico Nacional y que rompe con la habitual tranquilidad de esta localidad burgalesa.