Hay caminos que simplemente unen lugares y hay lugares convertidos en destinos gracias a los caminos por los que se tejió su historia. Después de miles de años de existencia y no pocas etapas de olvido, la Vía de la Plata, a su paso por Benavente, mantiene su incontestable valor histórico y patrimonial, además de turístico
Fue una ruta que los romanos utilizaron en su avance hasta el codiciado norte peninsular y que posteriormente, en la época imperial, convirtieron en calzada pavimentada y señalizada con miliarios, facilitando el tránsito de tropas, de mercancías y de viajeros, además de la cultura, la lengua y los modos de vida romana.
La estabilidad del territorio reconquistado dio a esta ruta nuevas utilidades como camino de peregrinación hacia Santiago desde las tierras más meridionales hasta la ciudad de Astorga, en la que se fundía con el Camino Francés o como Cañada Real con el edicto de Alfonso X El Sabio en 1273, gracias a su trazado y a la seguridad del recorrido. La idoneidad del trazado trajo consigo el ferrocarril dando paso en la actualidad a una sugerente vía verde.
De los casi 500 kilómetros que separan la ciudad pacense de Mérida de la leonesa Astorga, principio y final de la legendaria ruta. Nos centraremos en el tramo que discurre por el último tramo de la provincia de Zamora, en las inmediaciones de la ciudad de Benavente.
Cruce de caminos
Milla a milla o legua a legua, como el viajero prefiera, sus pasos le llevarán inexorablemente hasta la localidad de Granja de Moreruela, allí donde se alza el imponente monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela. Pese a que hoy conserva solo las ruinas, fue el primero de la orden en estas tierras y un importante centro espiritual durante el siglo XII.
Entre refrescantes estampas de campos de labor y bosques de encinas, el camino continúa hasta Santovenia del Esla, donde es muy recomendable hacer una alto y acercarse a la vecina Villafáfila para rendirse a la cautivadora belleza de las lagunas.
Al dejar atrás esta interesante muestra natural, el camino pasa por las localidades de Villaveza del Agua y Barcial del Barco, donde llama poderosamente la atención la torre de la iglesia de Santa Marina. Actualmente en este punto se abren dos posibilidades de continuar. Hacia Castropepe y Castrogonzalo antes de llegar a Benavente y la otra y mucho más atractiva es seguir por la vía verde habilitada sobre el antiguo trazado de la vía férrea. Esta se precipita sobre el verdor de la generosa vega, hasta cruzar el cauce del río Esla a través de un impresionante viaducto de hierro de 250 metros de largo construido en 1932 sobre sillares de gratino.
Un poco más adelante la localidad de Villanueva de Azoague actúa de prólogo de la ciudad de Benavente, ya a la vista en el horizonte y epicentro de este tramo de la Vía de la Plata.
Sobre el altozano que domina la confluencia de Esla, Órbigo y Tera por el oeste y con las tierras cerealistas de Tierra de Campos al este y al sur, allí donde un día se alzaba el castillo de uno de los linajes de la nobleza castellana de la Edad Media, los Pimentel, está Benavente.
Pasear por sus animadas calles es un continuo saltar de sorpresa en sorpresa gracias a su importante legado histórico. La iglesia de Santa María de Azogue es la principal muestra del patrimonio cultural de Benavente, en la que confluyen diferentes estilos artísticos destacando el románico como testimonio de su origen en el siglo XII. El Castillo de la Mota o Torre del Caracol es uno de los elementos arquitectónicos de la ciudad más castigados, ya que las tropas francesas e inglesas los destruyeron durante la Guerra de la Independencia.
La iglesia de San Juan del Mercado es una bellísima muestra el arte románico, permitiendo observar una detallada ornamentación en la portada. Pero Benavente ofrece muchos más atractivos en forma de arquitectura civil, entre las que destaca el Hospital de la Piedad, casas modernistas muestra del esplendor de la burguesía benaventana de principios del s. XX como la Casa de Solita hoy convertida en Centro Cultural de referencia, la Casa del Cervato como magnífico exponente del poder económico del s. XIX con sublimes ejercicios de rejería artesanal o el Teatro Reina Sofía construido en 1928. El el jardín romántico de la Mota se puede disfrutar de puestas de sol inolvidables.
Además la gastronomía típica de la zona ofrece deliciosos platos en la comarca como los de bacalao, el pulpo, las mollejas, las ancas de rana, o los dulces elaborados por las monjas del Convento de San Bernardo: la tarta Císter y las rosquillas de ángel.
Dejando atrás la capital comarcal la Vía de la Plata toma pasos firmes hacia la cercana provincia leonesa, poniendo rumbo hacia la localidad de Villabrázaro a través del encinar del monte del Mosteruelo.
Entre viejas y nuevas viñas el camino se adentra en Maire de Castroponce, pequeña localidad rodeada de bodegas subterráneas.
Reportaje gráfico: Cardinalia Comunicación