Antes, y poco después, de que el primer soldado romano pusiera un pie en la Península Ibérica, existió una civilización conocida como los vetones cuyos vestigios aún pueden atisbarse en la región
La Hispania prerromana y las civilizaciones que en esa época prosperaron están rodeadas aún de misterio. Lo que se sabe de ellas proviene en su mayoría de las investigaciones realizadas en yacimientos arqueológicos. Uno de estos pueblos es el vetón, de origen celta, penetró en la península alrededor de los siglos VIII-VII a.C y ocupó parte de la meseta castellana, Extremadura y Portugal, entre los ríos Duero y Tajo.
En Castilla y León sus huellas nos llevan hacia las provincias de Ávila, Salamanca o Zamora, aunque es en las dos primeras donde más rastros se han conservado. Su cultura se caracterizó por su carácter guerrero, ecuestre y ganadero, y uno de los símbolos más característicos que nos han dejado como herencia son los verracos de piedra, que podrás ver en muchas localidades del suroeste de la comunidad.
Pero, además de estas famosas esculturas zoomorfas, también han sobrevivido algunos de sus poblados fortificados denominados genéricamente castros. Vamos a conocer algunos de los más importantes:
Los castros de Las Arribes salmantinas
Formidables murallas y campos de piedras clavadas en el suelo defienden el castro que, por si fuera poco, ya está ubicado en un lugar estratégico y poco accesible para el enemigo. Calor asfixiante y frío helador por épocas. Un espacio en el que la naturaleza es dura y exigente, pero también es capaz de ser generosa con quien sepa entenderla y adaptarse. Es el lugar elegido para establecerse hace 2.500 años por el pueblo prerromano de los vetones, en las agrestes Arribes salmantinas.
Las Merchanas y Yecla la Vieja -en Lumbrales y Yecla de Yeltes respectivamente- son los mejores exponentes de estos campamentos, que gracias a la puesta en marcha de un proyecto europeo han sido adecuados para recibir visitas bajo la marca Territorio Vetón.
Los poblados están localizados en zonas de confluencia de arroyos con ríos, con cortados que dan una posición ventajosa ante un posible ataque. Aún así, los fuertes desniveles no garantizaban un aislamiento total, de manera que los vetones construían imponentes muros defensivos. Unas murallas que no fueron suficiente como para detener el empuje de las legiones romanas.
Yecla de Yeltes
Fundado en el año 500 AC, el castro de Yecla de Yeltes, también conocido como Yecla la Vieja, es el más importante de los yacimientos de la comarca. Fue romanizado, tal y como atestiguan las estelas funerarias que se muestran en el museo del castro. Está ubicado en un alto rodeado por arroyos. La muralla, de siete metros de espesor y seis metros de altura, se puede recorrer en la totalidad.

La muralla de Yecla de Yeletes tuvo siete metros de espesor y seis metros de altura. Salamanca Emoción
Resulta fácil llegar desde el pueblo a pie o en vehículo. Hay un aparcamiento señalizado desde el que, por un sendero musealizado, es la mejor manera de recorrer el interior y el exterior del castro. La muralla, las puertas, la necrópolis, las insculturas (grabados) esquemáticos sobre piedra, requieren una visita sin ninguna prisa.
Las Merchanas
Muy cerca de Lumbrales, en un promontorio granítico junto al río Camaces se levanta el castro de Las Merchanas. Aunque el asentamiento es anterior a la llegada de los romanos, en las excavaciones han salido a la luz restos de edificaciones y estatuas del Bajo Imperio romano.
Las Merchanas abarca una superficie de unas 5 hectáreas. El castro tiene dos puertas principales; una, la denominada Vetona, tiene forma de embudo, paredes curvas y está protegida por un campo de piedras hincadas. Entre las piedras también apareció un verraco. La conocida como la puerta Romana, de aspecto monumental, ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los tiempos. Este acceso ha sido excavado y adaptado para facilitar la entrada de los visitantes al yacimiento.
El mirador del castro es el lugar ideal desde el que contemplar el conjunto en casi toda su extensión. Una estación interpretativa facilita que el visitante pueda descubrir las claves para comprender cómo se organizaba la actividad diaria en este poblado.

Una estación interpretativa facilita que el visitante pueda descubrir las claves del yacimiento. Salamanca Emoción
Pocas veces un euro ha cundido tanto. Es el precio por el que los propietarios de los terrenos en los que se localiza el castro cedieron la titularidad en 2004, a cambio de que quedara garantizada la disponibilidad del lugar para la visita. Ahora es muy fácil llegar: en Lumbrales hay que tomar la carretera hacia Bermellar y a tres kilómetros hay un desvío señalizado que conduce a un aparcamiento en el que comienza el recorrido a pie.
Los Castros en la provincia de Ávila
El castro de El Freillo
Fuera de la marca de Territorio Vetón, ya en la provincia de Ávila, nos encontramos con otro de los más notables castros prerromanos de la comunidad castellanoleonesa. A caballo entre la Sierra de Gredos y la Vera cacereña, junto a la Garganta Alardos, tributaria del Tiétar, se emplazó en un paso de comunicación histórico entre las dos mesetas.
Durante los años setenta y ochenta del pasado siglo ha sido objeto de sucesivas campañas de excavación arqueológica dirigidas por Fernando Fernández Gómez en las que se pusieron al descubierto parte de sus viviendas, con posterioridad consolidadas y en algún caso reconstruidas. Se ha restaurado además un tramo de la muralla que lo circundaba, que tuvo cerca de dos kilómetros de longitud y cercada con un foso, y cuya monumentalidad da idea de la convulsa etapa histórica en que funcionó, coincidente como los dos castros anteriores con la conquista romana del territorio hispánico.
El castro de Ulaca
Más cerca de la capital abulense nos encontramos con el más grande de los castros vetones, el de Ulaca. Llegó a congregar a cerca de 1.500 habitantes en un asentamiento fortificado de unas 70 hectáreas de superficie. Una auténtica ciudad para la época de la que todavía se conserva mucho.
Cuenta con restos arqueológicos poco comunes, desde la muralla de más de 3 km de longitud, a una sauna ritual o «fragua», una iglesia o torreón y un perfectamente conservado altar de los sacrificios construido en granito. Se halla situado en un promontorio elevado, muy estratégico desde el que se divisa todo el Valle de Amblés.
Otro de los castros abulenses que también ha conservado parte de su recinto amurallo es el castro de las Cogotas, situado junto al río Adaja, en el cerro de las Cogotas, inmediato a la presa del embalse que lleva su nombre.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]