El Cerrato necesita de varios viajes para disfrutar de todos sus atractivos. 1.700 km2 y 37 villas es mucho que ver, y esta ruta puede ser un buen comienzo
Daniel González
El Cerrato. Una comarca al sur de la provincia palentina que para muchos pasa inadvertida. Silenciosa, de carreteras sinuosas y con pequeños pueblos de piedra y adobe que erigen su caserío sobre los múltiples cerros y valles que surcan el paisaje. Introducirse en su corazón conlleva meterse en esa Castilla profunda que no ha perdido su encanto castizo y donde el reloj no se mira constantemente.
Pero, tampoco es necesario entrar de lleno en el Cerrato para apreciar todas sus bondades. También puedes quedarte en las «puertas», como un primer contacto para ya, en otros viajes, seguir ahondando. Y eso es lo que proponemos en esta ruta por la Puerta del Cerrato, que incluye paradas no muy lejanas a nudos de comunicación importantes, como la autovía A-62 o la línea de ferrocarril.
1. Venta de Baños y la iglesia más antigua de España
Comenzamos la ruta por la localidad de Venta de Baños, la más poblada de la comarca al convertirse en el siglo XX en un importante entronque ferroviario que favoreció su crecimiento y consolidación como núcleo industrial. Uno de sus principales atractivos los encontramos en una pedanía del municipio: Baños de Cerrato y su basílica de San Juan de Baños.
Está considerada como la iglesia en pie más antigua de España, construida y consagrada en el año 661, como atestigua la lápida conservada en el arco triunfal del templo. A lo largo de sus últimos trece siglos de historia la basílica ha sufrido numerosas modificaciones y reconstrucciones. En su deslumbrante interior se reutilizan restos de edificios romanos de la zona y se emplea el arco de herradura, con el canon visigodo.
2. Tariego de Cerrato
Continuamos hacia Tariego de Cerrato, un pueblo encaramado a la ladera de un cerro que mira a la Campiña del Pisuerga, río este último cuyas aguas se cruzan en esta localidad por un puente del siglo XV de grandes sillares de piedra y 9 arcos.
En su casco urbano destaca por sus calles estrechas y sus restaurantes (un buen momento para tomarse una pausa en el camino), o la iglesia de San Miguel del siglo XVI, reconstruida sobre las ruinas de la iglesia románica de Santa María.
También mencionar, en la parte más alta, el telégrafo óptico que se conserva cerca del barrio de las bodegas. Se trata de una torre de telecomunicaciones ideada para comunicar a través de líneas telegráficas las provincias vascas con Madrid.
3. Cevico de la Torre y su emblemática escalinata
Dejamos las tierras regadas por el Pisuerga para meternos de lleno en los valles cerrateños hacia Cevico de la Torre. De este municipio se podría decir mucho, y conviene pasear por sus calles con alguna casa blasonada o ver sus muchas ermitas, como la que se alza en un alto a las afueras de la villa: la ermita de la Virgen de Rasedo, donde se tienen unas inmejorables vistas del paisaje del Cerrato.

La escalinata es el escenario de una de las tradiciones con más arraigo de Cevico: la danza del Corpus Christi.
Pero lo que más destaca a la vista en Cevico es, sin duda, la iglesia de San Martín. El hecho de que levante su mole de sillería sobre un altozano ensalza todavía más sus magníficas proporciones. Pero lo más singular es la escalinata de 96 peldaños de piedra que comunica el pueblo, más abajo, con la misma puerta de la iglesia.
4. Castrillo de Onielo y Villaconancio
Seguimos introduciéndonos en el Cerrato hacia dos localidades que merecen una parada por dos singularidades. La primera es Castrillo de Onielo, donde se conserva parte de su antiguo recinto amurallado y una puerta. También es recomendable visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, iniciada en factura románica a finales del siglo XII, estilo del que se conserva las portadas de acceso y parte de la estructura de las naves.
A continuación, profundizamos aún más en el Cerrato para llegar a la localidad de Villaconancio, con una iglesia parroquial en su casco urbano bastante peculiar. Llama especialmente la atención sus dos ábsides de estilo románico que muestran decoración de arquillos ciegos. El resto de la iglesia es resultado de una reconstrucción que se realizó en 1905 en estilo neolombardo, replicando la decoración de arquillos ciegos hechos con ladrillo en todo su perímetro.
5. Vertavillo, un balcón medieval
Seguimos nuestra ruta hacia Vertavillo, uno de los pueblos que mejor conserva su antiguo entramado medieval. Elevado sobre un cerro, en su casco urbano encontrar numerosos puntos de interés. De su muralla quedan restos, como dos de las cuatro puertas que llego a tener. Atravesando una de esas puertas, la del Postigo, nos encontraremos de frente con el imponente rollo jurisdiccional, de estilo renacentista, uno de los mejor conservados de la provincia.
También destaca la iglesia de San Miguel, del siglo XII, donde convergen, en sus considerables dimensiones, diferentes estilos artísticos desde el románico, al gótico y renacentista. A todo este patrimonio hay que sumarle el encanto que desprenden sus calles, con casonas de piedra, voladizos, escudos y grandes portones. De ellas destacan el edificio del Ayuntamiento, la casa-palacio de la Vizcondesa de Villandrado, que actualmente alberga el teleclub del pueblo, así como la singular casa redondeada conocida como «El Palacio».
Muy cerca de Vertavillo, también es recomendable pasarse por Alba de Cerrato, en cuya plaza también nos encontraremos con un rollo de justicia y la iglesia de Nuestra Señora del Cortijo con una única nave y cabecera cerrada por un ábside románico y mudéjar.
6. Dueñas y el monasterio de La Trapa
Por último, pasamos allí donde el Canal de Castilla, el Carrión y el Pisuerga tienen un apasionado encuentro: la localidad de Dueñas. Su caserío se levanta en torno a la falda de un cerro, coronado por la elegante torre de la iglesia de Santa María de la Asunción. Se trata de un templo de porte románico, gótico y renacentista, monumental por fuera y exuberante por dentro, que se ha nutrido de la rica historia de esta villa palentina declarada Conjunto Histórico-Artístico.
En esta localidad podremos ver la esclusa 38 del Canal de Castilla y recorrer su casco urbano con sorpresas como la Casa de Napoleón, los soportales de la Plaza de España, el antiguo Convento de San Agustín, la ermita del Cristo, el Hospital de Santiago o la puerta de la muralla.
Y para acabar la terminar la jornada de viaje lo mejor es que pares en el monasterio de San Isidro de Dueñas o de La Trapa. Se trata de una histórica abadía cisterciense habitada por los monjes trapenses y perfecta para disfrutar de la tranquilidad y de un portentoso conjunto patrimonial con claras huellas de diversos estilos artísticos, como el herreriano en la fachada o el románico en su iglesia.
Mapa de la ruta
El orden de las paradas de esta ruta puede cambiarse según convenga más y dependiendo del punto de partida que se elija.