En la fortaleza, de finales del siglo XII, se entrevistó el Cid con Urraca, la hermana de Sancho II. Las cuatro plantas del torreón abierto al público desde abril, en el oeste de Valladolid, acogen exposiciones diversas sobre elementos militares y los castillos y fronteras de la época
A. Allende
El cielo, poco a poco, adquiere matices rosáceos primero y rojizos más tarde. Las pocas nubes que se pierden en el horizonte también cambian el blanco insulso por un morado incandescente. Hay un momento en el que parece que van a inflamarse y que todo arderá. El enorme disco rojo del Sol cae en pocos minutos. La silueta del monte Teleno se recorta por delante de la bola de fuego. Es una imagen que sobrecoge por su belleza. Vuelve el rosa y, luego, la oscuridad. Desde el mismo lugar, poco antes, se podía ver Picos de Europa al norte y la Sierra de Gredos al sur. Es el castillo de Tiedra, en el oeste de Valladolid, entre la Tierra de Campos y el Campo de Toro.
Abierta a las visitas desde el mes de abril, la fortaleza recuperada por el ayuntamiento local es un lugar idóneo para disfrutar del amplio paisaje que es posible controlar desde la altura y, también, de las particularidades de un interesante monumento. La inversión de 600.000 euros ha servido para reconstruir los forjados, que habían desaparecido, y la cara sur de los muros. El anterior propietario del edificio utilizó la piedra para levantar un molino de viento en la zona de Valencia de Don Juan.
Lo más antiguo de la construcción es la la torre del homenaje, de finales del siglo XI, que está ubicada en el centro del complejo en vez de en una esquina como es habitual. Se trata de una torre defensiva alrededor de la cual se edificó más tarde el resto del castillo. Las obras de reforma también han adecentado el interior de la torre y el paseo de ronda, así como las escaleras. Sancho II envió al Cid a una entrevista con su hermana Urraca en Tiedra.
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