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Vigías del horizonte

El paisaje de la Zona Centro de Valladolid nos ofrece un espacio para la contemplación con sus ondulantes mares de cereal. Como hace mil años, el horizonte sigue vigilado por fortalezas y castillos

 

Primavera. Después de las lluvias quedan los verdes campos esperando al sol que madurará el fruto, y en lo alto asoman viendo pasar el tiempo, elegantes y equilibrados, las fortalezas de la Zona Centro de Valladolid. Lugares llenos de historia, caminos hollados por personajes legendarios e históricos, pueblos ubicados en vegas, en valles o enriscados en cerros, con pobladores vacceos, romanos y árabes, con primitivas iglesias y ermitas…

Es hora de recorrer un territorio vivo donde estas construcciones, huella de un pasado de ostentación, de poder y batallas, son buena señal de un rico legado histórico. Y pese a que algunas de estas fortalezas, por desgracia, las encontramos hoy en estado ruinoso, hubo un tiempo en el que constituían el centro de la sociedad.

Mota del Marqués
Mota del Marqués

Comenzamos nuestro recorrido por Trigueros del Valle, cuyo núcleo se encarama por la ladera donde se asentó el primitivo castillo. Enfrente, en la falda sur del páramo, divisamos el castillo actual y, en torno a ambas ubicaciones, bodegas y casas cueva.

Fue Fernán Alonso de Robles quien con su actitud abusiva hizo que las gentes de Trigueros pidieran la intervención real. En 1521, en la Guerra de las Comunidades, estos asaltan el castillo dejándolo dañado parcialmente. Más tarde tendrán que repararlo, ya adaptándolo al uso de la artillería y levantando las torres de las esquinas. Además del Castillo (la Fortaleza), típica fortificación señorial castellana bajomedieval, en Trigueros la cultura del vino está muy presente, así lo demuestran los dos barrios de bodegas. No pasa desapercibida la ermita de Santa María del Castillo (mozárabe del siglo X) en la zona alta del pueblo junto con las cuevas donde vivían los habitantes.

castillo de FuensaldanaAtravesando lomas y un mar cerealista, el paisaje de viñedo se abre paso y delata la próxima parada en nuestro recorrido. Sobre un cerro que ofrece el control de varios valles se encuentra Mucientes, que nos da la bienvenida con casas de pasado noble que se disponen de forma oblonga sobre un haz deforme de líneas sobre las curvas de nivel de la ladera en la que se asientan.

Poco queda del castillo -Palacio lo llaman- del que su primera referencia documental se remonta a 1326, en el que Felipe el Hermoso encerró a Juana. No fue otra la intención de Felipe que buscar la inhabilitación de su esposa, pero la nobleza no quería a Felipe, y Fadrique Enríquez y Pedro López de Padilla hicieron ver a los reunidos en las Cortes del Reino allí celebradas, que Juana no estaba tan loca como decía su marido. Por eso salió del castillo de Mucientes como reina, Juana I de Castilla. Ya en 1751, el Catastro de Ensenada describe el castillo como “arruinado”. En 1823 se autoriza a sacar piedra y hasta 1932 siguen arrancándose sillares, hasta llegar al estado que hoy en día podemos ver.

Tiedra
Tiedra

De Mucientes damos el salto a Fuensaldaña, que constituye la frontera entre el páramo y Tierra de Campos. Junto con Trigueros y Mucientes se integra en la denominada Campiña del Pisuerga. Protegido por el castillo, ha visto cómo sus edificaciones tradicionales se han ido transformando, pero aún podemos deleitarnos con media docena de edificios con las características de la arquitectura tradicional.

La historia del núcleo está ligada al castillo, prototipo de la denominada Escuela de Valladolid, con su planta cuadrangular con cuatro cubos angulares. En el siglo XIX, el castillo pertenecía al marqués de Alcañices, que lo destinaría a faenas agrícolas. Pasó después a ser propiedad de la Diputación Provincial que lo cedió para sede de las Cortes de Castilla y León, y hoy en día en obras para ser el futuro centro de difusión de todas las fortalezas que atesora la provincia.

Trigueros del Valle
Trigueros del Valle

Nos vamos acercando a los dominios del río Pisuerga y encontramos a la conocida como la Villa de las siete doncellas, Simancas, desde la que se divisa el río Duero. Fue zona fronteriza donde musulmanes lucharon contra cristianos. La actual construcción se asienta sobre una alcazaba abandonada.

En el siglo XV Simancas pasa de la jurisdicción de Valladolid a la de los Enríquez, Almirantes de Castilla, que serán los promotores del actual castillo. En 1480 los Reyes Católicos adquieren la fortaleza para usarla como emplazamiento estratégico, que tendrá un papel importante en la revuelta comunera de 1521.

Fue depósito de armas, de monedas y cárcel. En 1540, Carlos V ordenó que una de sus torres se dedicara a archivo de documentos más importantes de la corona. Más tarde, Felipe II desarrolló el proyecto archivístico que le serviría para gestionar su imperio, dedicando el conjunto del Castillo a Archivo de la Corona.

Restos del castillo de Mucientes
Restos del castillo de Mucientes

Con la llegada del régimen liberal, Simancas se convirtió en punto de referencia para la investigación histórica, pasando de archivo administrativo a archivo histórico. Hoy su patrimonio documental es fundamental para el conocimiento de la historia de Europa del siglo XVI al XVIII, así como del continente americano y el norte de África.

Nos desplazamos hacia la subcuenca del río Hornija, donde se ubica Torrelobatón, cruce de caminos y de valles, en un esquema clásico de vallecuestas-páramo. El núcleo urbano estuvo organizado primitivamente en torno al castro prerromano del que aún existen vestigios junto al castillo. Es un ejemplo de núcleo medieval regido por la ley de un edificio singular, en este caso su afamada fortaleza.

Su construcción tuvo lugar en el siglo XIII, como defensa en los Torozos. En 1520, en plena efervescencia comunera, Juan de Padilla lo conquistó. Un año después abrió sus puertas para albergar a las huestes comuneras que lucharon en la campa de Villalar, donde fueron derrotados.

Archivo de Simancas
Archivo de Simancas

A mediados del siglo XX fue acondicionado como silo para almacenar cereal y hoy alberga el Centro de Interpretación del movimiento comunero. Es uno de los castillos mejor conservados, lo que ha hecho que aparezca en varias películas. Posiblemente la más emblemática fue ‘El Cid’, con los míticos Charlton Heston y Sophia Loren.

Torrelobatón, además, alberga un patrimonio cultural de lo más interesante, como el rollo justiciero, el crucero junto a la ermita y una estación de Vía Crucis también en el entorno de ese templo.

Al borde del páramo se encuentra Mota del Marqués, y en lo alto su castillo, en la Mota, precedida por las ruinas de la iglesia de El Salvador y, a sus pies, el arroyo Bajoz. De la fortaleza medieval se conserva la torre del homenaje, singular por ser la única en Castilla y León de planta circular, además de vestigios de los cubos que flanquean la muralla.

Vista general de Torrelobatón
Vista general de Torrelobatón

El origen del castillo se remonta al siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X El Sabio, como parte de la línea defensiva de los Torozos. Uno de los escasos sitios de la Orden Teutónica en España: la población fue cedida en 1222 a la Encomienda de la Orden de los Caballeros Teutónicos de Prusia por Beatriz de Suabia, esposa de Fernando III el Santo.

Fue destruido por los franceses durante la Guerra de la Independencia y actualmente se encuentra en estado de ruina.

Entre los páramos y la campiña cerealista finalizamos nuestro recorrido en Tiedra, que nos ofrece la imagen por antonomasia de la vieja Castilla con su paisaje abierto, apaisado, donde se muestran los cielos más limpios. Estas vistas han sido descritas muchas veces por Miguel Delibes y Antonio Machado.

Vista general de Mota del Marqués
Vista general de Mota del Marqués

La historia de Tiedra está vinculada a su castillo y a los nobles y monarcas que lo poseyeron. Cuenta la leyenda que el rey Sancho II envió al Cid al Castillo de Tiedra para entrevistarse con su hermana doña Urraca con el fin de obtener de esta la ciudad de Zamora (el Romancero sitúa este hecho en la propia Zamora). La negativa de Urraca llevó a Sancho II a pretender obtener la ciudad por la fuerza, originando el famoso episodio del cerco de Zamora, donde Sancho moriría.

Cuando en 1157, Fernando II manda poblar y defender diversos territorios del reino de León, se repuebla Tiedra, desplazando a los pobladores desde el cerro de la ermita a su ubicación actual y construyéndose la torre del castillo. En 2004 es adquirido para su apertura al turismo y hoy es una parada obligada para los amantes de este tipo de visitas.


Texto y fotografía: Silvia del Río
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