El itinerario del norte de Burgos a Villafranca del Bierzo, también Camino de la Montaña, es la ruta jacobea más antigua y fue muy popular. Cayó en desuso pero ahora toma nuevo impulso con el trabajo que llevan años desarrollando algunas asociaciones. En mayo han realizado un recorrido completo para su promoción
Viajar a pie, o en bici, sigue teniendo plena vigencia en el siglo XXI. Quizá más incluso que en otras épocas en las que apenas había otra alternativa. Y si el itinerario ofrece los valores y el atractivo acumulado durante cientos de años resulta todavía más gratificante. Estas son las virtudes de recuperar sendas históricas ya perdidas en la práctica, que además de colmar el espíritu y el cuerpo de quien las transita sirven para promocionar y revitalizar comarcas venidas a menos en lo turístico.
La cultura tiene múltiples facetas y siempre es rentable en todos los sentidos y para todo el mundo. El Camino de la Montaña o Camino Olvidado de Santiago, que recorre más de 600 kilómetros desde Bilbao hasta Villafranca del Bierzo para conectar con el Francés -la mayoría por territorio de Castilla y León-, es aquí axioma.
Se trata del itinerario primitivo de la ruta jacobea, el que los peregrinos utilizaban entonces para llegar a Santiago de Compostela. Y también el más transitado desde que fue descubierta la supuesta tumba del Apóstol en Galicia en el año 812. Desde el siglo IX se atendía a los peregrinos en el monasterio de San Celedonio y San Emeterio en Taranco.
250 años antes de que Burgos existiera como ciudad la montaña ya estaba hollada por el caminar hacia el la meta de peregrinaje. Sancho Garcés III de Pamplona fue quien inició el declive del Camino de la Montaña, que hasta el siglo XII fue la más popular, al deshacerse de las zonas agrestes en favor del circuito que ahora es más conocido.
La nueva puesta de largo
Ahora ha vuelto a coger carrerilla y empieza a ir todo a pedir de boca. Este mes de mayo ha sido el del espaldarazo para poner de nuevo en el lugar que históricamente le corresponde a la ruta primigenia.
El sábado 29 de abril, en la bilbaína catedral de Santiago, cerca de veinte personas recibieron la bendición antes de enfrentarse a la primera de las etapas de este Camino Viejo en la que está concebida como una “marcha promocional” tal como significa Adolfo Diego de Miguel, coordinador de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Bizkaia.
De Miguel es un gran estudioso e impulsor de la iniciativa para darle la relevancia que merece el Camino Olvidado. En 1993 hizo su primer recorrido por el Francés y ahí quedó ya “enganchado” a las rutas jacobeas. Su pasión actual estaba ya reconocida y señalizada hasta Balmaseda, pero la marcha adelante apenas se recordaba.
Contactó con la asociación y empezó a documentarse en libros viejos. Descubrió que peregrinos que llegaban a puertos como el de Bermeo accedían a Castilla y León caminando hasta el valle de Mena. Subían por el portillo de la Magdalena para dirigirse a Medina de Pomar y Burgos después para llegar al Camino Francés. El de la Montaña, después de Mena, sigue por Espinosa de los Monteros, Aguilar de Campoo, Cervera del Pisuerga, Guardo, Puente Almuhey, Cistierna, Boñar, La Robla y otros lugares hasta Villafranca del Bierzo.
La concienzuda investigación ha permitido recuperar el itinerario original, con alguna pequeña licencia, que ahora impulsan (www.elcaminoolvidado.com). Son 21 etapas las que transitan por Burgos, Palencia y León. Adolfo y otros miembros de la asociación lo han rehabilitado para el uso.
Desde 2012 está totalmente señalizado, así que ya se nota que cada vez tiene mayor aceptación entre los peregrinos. El propósito es también favorecer la creación de albergues y hoteles para descansar al concluir cada etapa y que generen actividad económica y cultural en los 637 kilómetros del Camino Olvidado.
El pasado verano, una veintena de municipios de León constituyeron una asociación que trabaja codo con codo con la vizcaína: es la Asociación Leonesa del Camino Olvidado. Este colectivo se ha volcado con la iniciativa, tanto en las tareas de señalización como de difusión y otras logísticas.
La historia viva
El recorrido por el camino Olvidado alimenta al peregrino por mil poderosos motivos. No es más duro que otros y las sendas obsequian con hermosos paisajes. Hay momentos en los 2.600 metros de altitud, como en el legendario paraje leonés de Camposagrado. La comitiva -en la que hay senderistas muy fieles y otros que completan alguna etapa, regresan a su caso y retoman el sendero días más tarde- atraviesa lugares repletos de historia.
Antiquísimas calzadas, restos de construcciones relevantes, puentes con mucho que contar, iglesias románicas, necrópolis, paisajes de ensueño… Cada paso por el Camino de la Montaña ofrece un motivo singular por el que haberse calzado las botas y lanzarse a la aventura está más que justificado. Este es solo el inicio para retomar esta vía hacia Finisterre; sus actuales defensores confían en que en poco tiempo haya retomado el trasiego que tuvo hace siglos.
“Estamos abrumados por como nos recibe la gente”, destaca De Miguel para describir cómo les acogen en cada localidad por la que pasan para demostrar que el trazado es posible y repleto de alicientes personales y otros satisfactorios para el peregrino.
“El ambiente es fabuloso”, recalca. El día 8 de mayo, con motivo de su entrada a la provincia de León, Puente Almuhey les obsequió con un acto de bienvenida en el que les brindaron honores. La comarca está plenamente comprometida con su relación con el Camino de Santiago. La última jornada fue Villafranca del Bierzo la población encargada del acto de clausura y de la entrega de las credenciales -pueden imprimirse desde la web para sellar después- a todos los participantes en la salida jacobea.
El propósito de quienes ahora defienden el Camino Olvidado no pretende en ningún momento desprestigiar otros ya conocidos. Solo persigue la justicia de que este, por el que primero pasaron los peregrinos desde Francia, retome el valor que entonces ya tenía. El objetivo es que todo quien anhele hacer los senderos hasta Santiago de Compostela considere la ruta de la Montaña como una más entre las posibles. Y que, a ser posible, se decante por ella como la mejor de las alternativas posibles.
Reportaje gráfico: Juan Manuel Díaz
