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Tras las huellas de Gregorio Fernández

Te proponemos seguir esta ruta pensada para descubrir, en cualquier momento del año, las más espectaculares obras de Gregorio Fernández, de quien Felipe IV llegó a decir que era “el escultor de mayor primor que ay en estos mis Reynos”

 Enrique Hernández Campos

Gregorio Fernández es uno de los mayores imagineros de la historia del arte universal. Este gallego, nacido en Sarria (Lugo) hacia 1576, supo plasmar como nadie el espíritu catequizante de la Contrarreforma Católica, incitando a la fe y buscando la piedad a través de un estilo propio que creó escuela e inspiró a lo largo del tiempo a otros muchos artistas. Destaca por saber interpretar la madera como pocos, aportando tal realismo y verosimilitud a sus obras que parecen ‘hablar’ a quien las observa.

A ello ayuda el uso de postizos tales como ojos de cristal, dientes de marfil, uñas de asta de ciervo o llagas con corcho. Otra de sus características es la gran minuciosidad con la que talla el cabello y las manos, junto a unos estudios anatómicos perfectos, basados en la escultura clásica.

Retrato de Gregorio Fernández. Museo Nacional de Escultura

Valladolid tiene la inmensa fortuna de ser la ciudad en la que más obras del inmortal imaginero podemos encontrar. Fernández llegó a la ciudad a principios del siglo XVII, entrando a trabajar en el taller de otro gran imaginero, Francisco del Rincón, quien sería su mentor.

En unos años, el aprendiz superaría al maestro y se independizaría profesionalmente, siendo reclamado por nobles, realeza, alto clero, cofradías y órdenes religiosas. Su estilo fresco, imaginativo, creativo e increíblemente realista hizo que tuviera que ampliar su taller para poder dar salida a la gran demanda de su obra. Esta se genera, sobre todo, en los años en los que Valladolid vuelve a ser Corte Real y capital de España.

El Señor Atado a la Columna, Foto Luis Carlos Rodríguez

Aunque los ‘pasos’ procesionales son los que más fama le han dado, su obra es muy amplia y se reparte por toda la ciudad en museos, conventos, iglesias, monasterios o palacios. Te invitamos a descubrir al Gregorio Fernández más popular y universal, pero también al más oculto y desconocido.

En la ruta que proponemos faltan obras dignas de ver, pero creemos que la selección realizada no te dejará indiferente y te permitirá descubrir a este genio de la gubia, emocionarte con su arte. ¡En marcha!

2 Paso de La Sexta Angustia, Foto J. Enrique Hernández
Paso de La Sexta Angustia, Foto J. Enrique Hernández

1. MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

Paso de La Sexta Angustia (1616)

Nos encontramos ante uno de los “pasos” procesionales más espectaculares concebido por Fernández. En su origen estaba formado por cinco imágenes: los dos ladrones, La Piedad, San Juan Evangelista y María Magdalena. Estas dos últimas aún se conservan en la iglesia penitencial de las Angustias. Todo el conjunto es un verdadero hito en la trayectoria de su autor, en el cual podemos apreciar las características de su inconfundible estilo basado en el realismo.

Detalle de El Bautismo de Cristo, Foto de J. Enrique Hernández
El Bautismo de Cristo (1624-1628)

Este relieve policromado está considerado como una de las obras maestras de Fernández. Desconocido para muchos, destaca por la armonía entre la expresión y la forma, así como por su prodigiosa y esbelta representación anatómica, en la que nos encontramos tallados tendones, músculos, venas o cabellos al detalle.

Cristo Yacente. Foto Museo Nacional de Escultura
Cristo yacente (1625-1630)

Constituye una de las mejores recreaciones de Cristo muerto realizadas por el imaginero. Destaca la suavidad y delicadeza de sus formas, y una vez más, una representación anatómica perfecta, cargada de realismo. El dramatismo del rostro es asombroso, acompañado del exquisito trabajo de policromía que acentúa la dureza del suplicio sufrido.

Imprescindible visitar la SALA DE PASOS, en las que nos encontraremos obras majestuosas como el monumental Sed tengo (1612-1616), o el Camino del Calvario (1614-1615, Cirineo, Verónica y sayones).


Santo Domingo de Guzmán. Foto de 3Félix

2. SAN PABLO

Sto. Domingo de Guzmán (h. 1624)

Considerada la obra más barroca del maestro y una de las más interesantes, destaca por el tratamiento de los ropajes y por la fuerza que emana de su rostro y manos.

Aprovecharemos nuestra visita a esta iglesia para ver también el magnífico “Cristo Yacente” (h. 1610).


La Quinta Angustia, Foto de J. Enrique Hernández

3. SAN MARTÍN

La Quinta Angustia (h. 1625)

Bellísima composición formada por la Virgen María y Cristo tras ser bajado de la cruz. Destaca el dolor patente en el rostro de María, así como el realismo del cuerpo de su hijo. Este prototipo de La Piedad fue repetido posteriormente por muchos artistas.


9A Cristo de la Luz, Foto J. Enrique Hernández
Cristo de la Luz, Foto J. Enrique Hernández

4. PALACIO DE SANTA CRUZ (CAPILLA)

Cristo de la Luz (1630)

Conocido como “la perla de Gregorio Fernández”, estamos, quizás, ante la obra culmen del insigne escultor. Realizada en su etapa final, destaca por su realismo anatómico y por el detalle con el que nos presenta un cuerpo maltrecho y herido. Emociona la contemplación de esa espina atravesando uno de sus párpados, o de sus heridas en espalda y rodillas.


Ecce-Homo. Museo Catedralicio, Foto César Fernández

5. MUSEO DIOCESANO Y CATEDRALICIO

Ecce Homo (1612-1615)

Está considerada como una de las obras más perfectas y bellas salidas de la gubia de Fernández. El tratamiento del cuerpo es perfecto, con reminiscencias de la escultura clásica. Es una imagen tallada en su totalidad, y cubierta con un paño de castidad hecho de lienzo encolado.

Arcángel San Gabriel, Foto de Miguel Ángel Hernández
Arcángel San Gabriel (1611)

Exquisita y delicada obra de la primera etapa del imaginero, de claras influencias manieristas, que destaca por su postura inestable, así como por la sensación de movimiento que transmite. Llama la atención el desnudo integral y el esbozo de sonrisa en su rostro. En su origen contó con una túnica que le cubría y unas alas adosadas a su espalda.


Cristo yacente en la iglesia de San Miguel. Foto de Luis Fernández García

6. SAN MIGUEL Y SAN JULIÁN

Cristo yacente (h. 1630)

Considerado como el más perfecto de todos los yacentes que ejecutó el imaginero, destaca por su magnífica anatomía, y por estar tallado íntegramente. Es un desnudo pleno, totalmente policromado, sin almohadones, que reposa en un sudario y está cubierto por un paño de pureza.

Arcángel San Gabriel y Arcángel San Rafael (1606-1607)

Sin duda son las mejores representaciones de ángeles realizadas por Fernández. Destaca la exquisitez del tallado de sus cabezas, a los que se unen la delicadeza de las indumentarias que los visten, sin olvidar la expresividad de sus manos.


El Señor Atado a la Columna, Foto J. Enrique Hernández

7. LA VERA CRUZ

El Señor Atado a la Columna (h. 1619)

Está considerada, junto con el “Cristo de la Luz”, como una de las obras más personales y sobresalientes de Fernández. Impresiona el realismo con el que el autor plasma el sufrimiento físico y espiritual de Cristo, acentuado en la intensidad de sus heridas o en una mirada con la que es imposible no emocionarse.

El Descendimiento, Foto César Fernández
El Descendimiento (1623)

Monumental conjunto formado por siete tallas, dotado de una gran fuerza dramática, que derrocha realismo y atrapa al espectador por su magnetismo y teatralidad. Una auténtica joya. La imagen actual de la Virgen, obra de Pedro Sedano, sustituyó a la original en 1757.

Dolorosa de la Vera-Cruz, Foto Luis Carlos Rodríguez
Dolorosa de la Vera Cruz (1623)

Debido a la gran devoción que suscitó esta bellísima imagen de la Virgen María entre el pueblo fiel, y que formaba parte del paso “El Descendimiento”, se decidió separarla del mismo y darla culto en solitario en el altar mayor de la iglesia. Destaca por su dramática expresividad.

Para finalizar la visita, es altamente recomendable dedicar unos minutos a la contemplación del exquisito Santo Cristo Ecce-Homo (h. 1620).


Santísimo Cristo del Consuelo, Foto Miguel Ángel Hernández

8. SAN BENITO EL REAL

Santísimo Cristo del Consuelo (h. 1610)

De menor tamaño que el natural, este crucificado tiene la peculiaridad de tener tallada la corona de espinas. Como acostumbra Fernández, el estudio anatómico es sobresaliente, destacando una vez más, su policromía y los detalles de autor (espina atravesando una ceja). Obra que invita al recogimiento y la oración.


Sagrada Familia, Foto Sergio Serrano

9. SAN LORENZO MÁRTIR

Sagrada Familia (h. 1620)

Magistral conjunto formado por tres imágenes: el Niño Jesús, San José y la Virgen María. Este modelo iconográfico tuvo una gran repercusión en siglos posteriores, siendo copiado hasta la saciedad por muchos autores. Es destacable la maravillosa policromía de las tres tallas.

Antes de irnos, contemplaremos la exquisita imagen de Ntra. Sra. de las Candelas (h. 1630).


Cristo crucificado. Foto Sergio Serrano

10. SRA. DEL CARMEN DE EXTRAMUROS

Cristo crucificado (h. 1625)

Este crucificado, de menor tamaño que el natural, es una de las más delicadas y perfectas obras del imaginero, destacando por la búsqueda de un mayor naturalismo en su anatomía. Perfectamente proporcionado, encontramos nuevamente la excelencia en el tratamiento de los cabellos y del rostro.

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