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¿Volver a los hoteles? Naturaleza y buen cocido

Conectar con la naturaleza, localizar un camino tortuoso para llegar allá donde tradicionalmente se ejercían actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería y la decadente minería del carbón. Encontrar un paisaje tocado por las formas de vida de sus habitantes, y sentirte un poco intruso irrumpiendo con maleta y móvil donde la naturaleza ha marcado sus propias reglas de equilibrio.

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Chelo Miñana

En un momento en el que los discursos vacíos tienen que convertirse en obligada realidad nos toca vivir más que nunca los modos de vida locales, ejerciendo la tan nombrada sostenibilidad para que la naturaleza y sus particulares leyes no se vean afectadas por nuestro correr sin freno.

Llegamos a la Reserva de la Biosfera de los valles de Omaña y Luna, y esta vez, casi sin prepararnos, hemos decidido dejarnos sorprender prestando mucha atención a todo lo que nos rodea a nuestra llegada. Un paisaje de alta montaña es el regalo que nos hace el noroeste de la provincia de León, declarado por la Unesco en el año 2005 como una de las doce Reservas de la Biosfera localizada en la Cordillera Cantábrica.

Es en Pandorado donde hemos decidido alojarnos, localidad situada en la ruta principal que atraviesa la comarca de Omaña, separada de las comarcas vecinas por cadenas montañosas, y atravesada por el río Omaña, que discurre como eje natural.

El Gran Hotel Pandorado luce junto al santuario de la localidad del mismo nombre. Construido en piedra, madera y pizarra con unas privilegiadas vistas al robledal, el Gran Hotel Pandorado presume en su interior de la amplitud de espacios, y los grandes ventanales dejan penetrar la luz y los intensos colores de la finca de 20.000 metros cuadrados que rodean la construcción proyectando las estaciones con sus marcados cambios de tonalidad.

El ecoturismo implica la inmersión en el entorno, el contacto con quien mejor conoce el lugar que visitamos, volver a preguntar lo que queremos saber, dejando de lado las respuestas de una pantalla que pierden autenticidad y nos acaban despistando, haciéndonos perder las maravillas que simplemente pueden encontrarse porque están ahí si levantamos la cabeza y les prestamos la debida atención.

Instalados en nuestro hotel, la urgencia de salir al aire libre nos hace dirigirnos al Centro de Interpretación de la Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna para planear una estancia corta pero muy bien aprovechada.
Días que nos llevan a perdernos entre los bosques de abedules y robles melojos, sauces y álamos, llenando la mochila de ricos embutidos, alguna pieza de caza en escabeche y pan de centeno para amenizar los deseables descansos esperando ser testigos del paso de algún urogallo.

Nos vamos a atrever con el cocido omañés en uno de los almuerzos, y sin duda habrá que degustar la tradicional sopa de truchas provenientes de las capturas diarias en los arroyos cercanos.

La calidez del hotel nos acoge para hacer repaso de la multitud de detalles que se han ido sucediendo desde que esa misma mañana nos levantamos para comernos el mundo, porque nuestro mundo esa jornada estaba concentrado en Pandorado y sus alrededores.

Grandísima elección la de la bicicleta y nuestras botas de senderismo para dejar relegado el coche a los mínimos desplazamientos dejando de lado lo que no es imprescindible, porque muchas veces nos imponemos necesidades que están lejos de serlo.

Seguiremos descubriendo Castilla y León porque su territorio es infinito, su gastronomía sorprendente, sus costumbres y tradiciones fundamento esencial de su futuro y su patrimonio un perfecto contador de la historia de sus gentes.
Descubrir el destino, descubrir el hotel… Descubrir un hotel, descubrir un destino… Descubrir Castilla y León.


Gran Hotel Pandorado
Ctra. LE-493 La Magdalena-Rioscuro,
Km. 57.5. Pandorado, León
645 14 01 06

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