Su belleza es famosa en toda el mundo y su papel en la historia de España incuestionable, pero el Alcázar de Segovia también libró sus propias batallas que pudieron destruirlo
Que la magnífica silueta del Alcázar de Segovia es todo un símbolo de la arquitectura y de la historia en España no cabe duda. Tanto es así que el edificio ha servido de inspiración para Disney y ha sido escenario de muchas series y películas nacionales y extranjeras. Pero, aunque ahora el edificio luce espléndido, no siempre fue así, ya que vivió varios episodios que podrían habernos impedido disfrutar de su espectacular estampa en la actualidad.
La residencia favorita de los reyes de Castilla
Su imponente perfil medieval despunta sobre una colina en la confluencia de los valles del Eresma y el Clamores, un punto estratégico que ya estuvo poblado por los antiguos celtas, y más tarde por los romanos, como indican algunos sillares encontrados coetáneos al acueducto de Segovia. No obstante, no sería hasta el siglo XII con la repoblación de la ciudad cuando se dotaría al Alcázar del aspecto medieval que luce hoy en día.
A partir de este momento comienza el esplendor del edificio, convirtiéndose en la residencia favorita de los reyes de Castilla como Alfonso X, así como en testigo mudo de acontecimientos claves de la historia de España como la proclamación de Isabel la Católica (13 de diciembre de 1474) o la boda entre Felipe II y Ana de Austria.
La cima de su historia la alcanza en el siglo XV durante los reinados de Juan II y de su hijo Enrique IV, cuando el Alcázar se convierte en el escenario del complejo juego político de aquellos turbulentos años. También desempeñó un papel importante en la vida cultural de la época y se le dotó de una espléndida decoración con artesonados, cuadros, biblioteca, tapices…
La llegada de los Austrias y el gran incendio de 1862
Todo iba perfecto hasta que llegaron los Austrias a España. El primer gran percance al que se enfrentó el Alcázar fue la Guerra de los Comuneros entre 1520 y 1522. En esta época la catedral románica de Segovia se encontraba enfrentada al Alcázar. Los enfrentamientos llevaron a que los comuneros tomasen la catedral y los partidarios del rey Carlos I se defendieran desde el Alcázar. Como resultado de las batallas, la antigua catedral quedó totalmente destruida y el Alcázar seriamente perjudicado.
Tras la guerra el Alcázar fue reconstruido y se le confirió de sus característicos tejados que recuerdan más a los castillos del norte de Europa que a una fortificación castellana. Sin embargo, con el gobierno de los Austrias el edificio apenas fue utilizado por la realeza. De hecho, durante los reinados de Felipe IV y Carlos II, se convirtió en prisión casi de forma exclusiva. Ya a partir de 1764 el Alcázar ejerció como sede del Real Colegio de Artillería, fundado por Carlos III.
Y durante esta época tampoco se libró de los desastres. El 10 de julio de 1681 un incendio se desató en la torre del homenaje destruyendo su cubierta. Pero habrá que esperar hasta el año 1862 cuando el Alcázar se enfrentó a la mayor tragedia de su historia. Un incendio ocasionado por una estufa redujo a cenizas en tan solo tres días parte del edificio con más de 8 siglos de historia.
El incendio prendió en los artesonados de madera, lo que provocó que el fuego se extendiera rápidamente por todo el edificio. Se quemaron cuadros, el mobiliario y los tesoros que encerraba en su archivo, bibliotecas y gabinetes. La reconstrucción no se iniciaría hasta 20 años después por los arquitectos Joaquín de Odriozola, un famoso arquitecto urbanístico segoviano, y Antonio Bermejo. Los trabajos se mantuvieron durante catorce años, en los que se recuperó el aspecto medieval del Alcázar.
