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Tesoros para una mirada libre

El vallisoletano Palacio de Santa Cruz acoge un museo para un continente sin museos, un centro de referencia para estudiosos de los cinco continentes, un aula de interpretación solo apta para miradas sin prejuicios. Es el Museo de Arte Africano, una muestra rica en valores que lanza un mensaje de esperanza

Ricardo Ortega

El Palacio de Santa Cruz es una de las joyas patrimoniales de la ciudad de Valladolid, un complejo que hoy pertenece a la Universidad y que se inauguró en 1491, justo un año antes de que la ambición de Cristóbal Colón pusiera el mundo patas arriba. Por eso tiene un valor especial que guarde entre sus tesoros el Museo de Arte Africano Arellano Alonso, un centro poco conocido entre el público, pero que supone una referencia para los estudiosos del continente negro en todo el mundo. _DSC0186

Dependiente de la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso, el museo ofrece un sorprendente mensaje de esperanza para un continente del que solo nos llegan noticias de guerra y de hambrunas, de enfermedad y de emigración forzosa. Los cientos de piezas expuestas nos hablan de unos pueblos de rica tradición, con una creatividad que se adelanta varios siglos a conceptos artísticos que occidente creía haber inventado, como la caricatura o el arte abstracto.

La directora del museo, Amelia Aguado, destaca el nacimiento de la entidad en 2004 como donación de la familia Jiménez-Arellano Alonso, que había coleccionado las piezas desde los años 50 del siglo XX. La familia buscaba una entidad que fuera más allá de lo meramente expositivo y la Universidad de Valladolid daba garantías de una actividad investigadora y de docencia. arte_africano_03

El museo es hoy un hervidero de actividad cultural, con muestras y eventos que atraen a numeroso público. 30.000 personas el año pasado. Incluso acoge la celebración de catas de vino, con un programa mixto de actividad cultural y degustación, de la mano de bodegas como Abadía Retuerta o el Grupo Yllera.

Entre sus señas de identidad, Aguado destaca que el museo incide en la visita de niños y de personas con movilidad reducida. “Es un museo especialmente apto para la mirada limpia de los más pequeños”, dice, menos cargadas de prejuicios.

Ritos y máscaras

Sorprende la explicación de que no existen museos similares en el continente negro. Quizá sea porque allí no se han perdido las tradiciones de forma tan dramática como en la civilizada Europa. De hecho, no es extraño que quien visite las diferentes salas acabe acordándose de los museos etnográficos del viejo continente, de forma especial de fenómenos como el de las mascaradas._DSC0059

Las máscaras son precisamente las protagonistas de una de las salas, la dedicada al reino de Oku, en el actual Camerún. Estos elementos pertenecen en la mayor parte de los casos a las sociedades secretas, que siguen contando con gran importancia dentro de la jerarquía social.

Como se señala al visitante, estas máscaras no se limitan a cubrir el rostro. Están formadas por una pieza tallada, traje (a base de algodón, plumas, elementos orgánicos, calaveras…), tobilleras, bastones o lanzas. Gran parte de las obras expuestas son regalías, piezas talladas en madera que ponen de relieve el desarrollo de este arte en la región (y en todo Camerún).

Estas regalías son objetos reservados exclusivamente al soberano, por ser un símbolo de su autoridad. Los objetos más relevantes son las camas de jefatura que se utilizan en las ceremonias de entronización y los tronos rituales en dichos eventos o en el culto a los antepasados.

Las terracotas

La colección de escultura en terracota es excepcional en Europa, tanto por el número como por la relevancia de las culturas que incluye. Los pueblos presentes en ella se localizan en las cuencas del río Níger, Congo y sus afluentes, además de Tanzania y Etiopía, lugares donde era fácil encontrar la materia prima fundamental, el barro.

El conocimiento de las culturas representadas es muy reciente, tanto que los primeros vestigios se dan a principios del siglo XX. El desconocimiento sobre el origen de estas piezas hace muy difícil saber sobre la fabricación de estas obras y sobre su contexto.

Los materiales

La utilización de gran número de materiales ha sido constante dentro de la realización artística africana. La madera es el material más frecuente, pero se realizan objetos con otros materiales, “como la piedra que a pesar de ser poco habitual, no deja de ser de gran interés”, como se señala al visitante. El bronce o latón son materiales también utilizados en esas creaciones, en las que también se emplea la técnica de la cera perdida. Además, con el hierro se fabricaban armas, herramientas y objetos domésticos._DSC0177

El uso de los textiles es especialmente interesante, pues dependiendo de su utilización se otorgaba prestigio social o ritual dentro de una cultura. Los más interesantes son los realizados por los Kuba de la actual República Democrática del Congo y los Ashanti de Ghana.

Los tejidos son normalmente realizados por los hombres, utilizando fibras vegetales, algodón, seda y lana. Son las mujeres, sin embargo, quienes se encargan de la decoración mediante bordados o aplicaciones. Pero quizá el material de mayor interés (por su antigüedad) es la arcilla, que ya era conocida en el siglo IX a.C.

El modelado se realizaba a mano, sin utilizar torno, siendo la técnica más habitual la denominada de ‘churros’, en la que se van superponiendo cilindros de arcilla para dar origen a una figura. La decoración se realiza mediante incisiones, motivos en relieve o aplicación de color con pigmentos vegetales y minerales.

A lomos de un caballo

Una de las joyas que no cabe olvidar es el conjunto de jinetes, que resulta excepcional en el arte africano debido a la difícil supervivencia de los caballos en el área subsahariana. Su propiedad estaba reservada a aquellos que ostentaban un poder económico, político o militar relevante en la comunidad. Es otra de las sorpresas que nos asaltan al visitar un museo cuyo motor es “la expresión plástica de los valores superiores de la libertad y la tolerancia”, como subraya su directora.

 

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