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Calidad en rama

Cuatro bodegas de Cigales presentan en la escuela de cocina Fernando Pérez, aún sin decantar ni filtrar, los que serán sus próximos rosados en el mercado. Los bodegueros ponen en valor un excelente producto, que requiere una elaboración minuciosa para obtener vinos equilibrados

Hablar de Cigales es hacerlo de la excelencia en vinos rosados. Una calidad reconocida mundialmente, y de la que bodegueros y DO están tan convencidos que la ponen de manifiesto donde y cuando sea necesario. Incluso sin red. La Escuela Internacional de Cocina Fernando Pérez (Valladolid) fue a comienzos de diciembre el escenario elegido para catar cuatro de estos vinos en rama. Inés Muñoz –Hiriart, de Cigales-, Ignacio Príncipe -Cesar Príncipe, de Fuensaldaña-, Raúl Gómez -Hijos de Marcos Gómez (Salvueros), de Mucientes- e Inés Salas -Hijos de Félix Salas, de Corcos del Valle- presentaron, aún sin filtrar ni clarificar, el producto que sacarán al mercado en los próximos meses. “Estos vinos son solo un boceto, no es todavía ni una pintura; están sin acabar”, ejemplifico Julio Valles, asesor de la escuela de cocina y presidente de la Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía y Alimentación, en la presentación del acto.

El propósito fundamental de este evento, en el que participaron cerca de medio centenar de expertos y aficionados, era el de jugar a pronosticar cuáles serán sus características definitivas cuando se descorchen las botellas. Y por supuesto, calmar la vehemencia por degustar el vino nuevo. “El vino en rama es un estado de ansiedad”, explicó el presidente de la denominación de origen Cigales, Pascual Herrera. Así hacía referencia a que en otros tiempos, cuando se estropeaban los vinos antes de que llegara la siguiente vendimia, los consumidores esperaban impacientes a que las bodegas pusieran una rama en sus puertas para anunciar que ya tenían producto disponible. Una terminología, la de vino en rama, que solo se utiliza en España, según señaló Herrera.

La cata se inició probando el rosado de Hiriart, una bodega con siete años  que los elabora sin prensa, además de tintos, y que apuesta por el enoturismo. Los expertos destacaron el buen color, un poco falto de brillo por la turbidez, y los muchos aromas a fruta -mora, zarzamora, membrillo y otros-  a pesar de las impurezas que acumula por no haber sido filtrado aún. En boca, el presidente de la DO lo describió como “supervivo, agradable y picante; con un golpe de juventud, y un poco de carbónico, que refresca”.cata2

Por su parte, Inés Salas -tercera generación de bodegueros y que defendió orgullosa la tradición y el trabajo de los viticultores y elaboradores de Cigales- acudió a la cata con su vino en dos probetas; una con el producto en rama, y en la otra algo clarificado para que los asistentes pudieran apreciar la diferencia de color entre ambos. Tras advertir de que a estas alturas del proceso era imposible encontrar un vino brillante, de su elaboración reseñó que se notaba en la fase olfativa el dulzor del mosto y, moviendo, aromas cítricos que le dan fuerza. En boca se notaba fresco y, por el momento, un poco agresivo.

Un difícil equilibrio

Ignacio Príncipe reivindicó que “el clarete ha sido el vino”, para destacar la complejidad que supone la elaboración del rosado debido a la dificultad de conseguir el equilibrio perfecto entre alcohol, acidez, color y fruta. “Hacer un rosado es tan difícil como jugar a las siete y media. Si te pasas, mal; pero si no llegas, también”, apuntilló Pascual Herrera. Príncipe hizo un llamamiento para “dignificar” los rosados. Y vaticinó que después de haber perdido cuota de mercado en los últimos años volverá a ponerse de moda. “Ahora somos ‘vintage’”, bromeó.

También Raúl Gómez hizo una defensa encendida del rosado de Cigales, que es el 80% de la producción de Hijos de Marcos Gómez. Destacó que es en su juventud cuando este vino más expresa. Y que “marida con lo que le eches: pasta, arroz, carne, aperitivos; lo que le des”. El que será Salvueros 2014, recogido para la cata en la mitad del depósito, demostró en nariz mucha fruta con predominio de fresa. En boca está un poco alto de acidez, pero se irá asentando en los dos meses que le restan para salir al mercado.

La velada terminó con llamadas a disfrutar del vino, a dejar de lado los complejos y falsas intelectualidades. “Tomar el clarete en porrón es maravilloso”, propuso Ignacio Príncipe. “Incluso con gaseosa”, remató. También se constató que ahora el mercado está demandando rosados muy claros, lo que supone una buena oportunidad para los bodegueros de Cigales, que tienen la materia prima y los conocimientos para elaborarlos. Y todos quedaron de acuerdo en repetir la cita en abril para comprobar cómo han evolucionado los vinos en rama tras el filtrado, clarificado, y el paso por la botella.

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