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Año Internacional de las Cooperativas

El movimiento cooperativo nació en el marco de la Revolución Industrial, durante el siglo XX, para que sus socios tuvieran acceso a mejores condiciones posibles de precio y calidad (cooperativas de consumo), o bien para producir y canalizar esta producción hacia el mercado, evitando intermediarios y maximizar las rentas de los cooperativistas. Una de las primeras experiencias cooperativas data de 1844, cuando se crea en Rochdale (Inglaterra) la cooperativa de consumo Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale. Simultáneamente surgen otras experiencias en Francia, España y otros
países europeos.

La vieja bandera del movimiento cooperativo estaba representada por los siete colores del arco iris, que simbolizaban la diversidad y la esperanza. El color rojo representaba el fuego y el amor que une a las personas; el anaranjado recordaba un amanecer glorioso; el amarillo el color del sol que da luz, calor y vida; el verde representaba la esperanza; el azul celeste figuraba como reflejo de la ilusión; el azul marino o índigo encarnaba el valor que nos impulsa a buscar nuevas rutas; y, finalmente, el violeta significaba la humildad y la virtud. Posteriormente, en el Congreso de la ACI de 1995, se decidió cambiar la clásica bandera del cooperativismo por una bandera de fondo blanco con un arco iris que se rompe para convertirse en palomas en pleno vuelo.

La Fregeneda y sus fresnos

En el oeste de España, y a 104 kilómetros de Salamanca, se encuentra este pueblo fronterizo con Portugal, La Fregeneda. El nombre de Fregeneda proviene del latín ‘fraxinus’, fresno. El nombre original, ‘fraxineda’, significa ‘tierra de fresnos’. Algunos sostienen su origen en el término ‘farraginem’, ‘tierra de pastos’, aunque es más improbable. Las referencias históricas más antiguas de las que se tienen noticia aseguran que La Fregeneda ya existía en el siglo XV. Se dice que durante los siglos XII y XIII la comarca, repoblada por Fernando II de León, perteneció a la Orden de los Templarios, que la regían a través de un abad -o abadón- del que la comarca ha tomado su nombre: Abadengo.

El origen de los secretarios de ayuntamiento

El cargo de secretario de ayuntamiento tiene su antecedente en el escribano del concejo, que ya desde el siglo XII desarrollaba las funciones de fedatario público. Sin embargo, esa importante figura municipal quedó consagrada en las Cortes Constituyentes de 1812. Fue la Constitución de Cádiz la que unificó el derecho municipal pues fundó -de alguna manera- el moderno ayuntamiento y consagró la figura del secretario.

Un decreto del 10 de junio de ese año dispuso que no era condición necesaria ser escribano para ser elegido secretario de ayuntamiento. En las distintas leyes municipales del siglo XIX -la última de 1877- se van estableciendo las obligaciones, funciones, deberes y atribuciones de los secretarios que, curiosamente, poco habrían de variar a lo largo del tiempo.

Arribes del Duero

Arribes, arribas o arribanzos son términos utilizados para denominar la peculiar geografía existente en los ríos de la zona enclavada entre las provincias españolas de Salamanca y Zamora, y los distritos portugueses de Braganza y Guarda. Arribes es una palabra asturleonesa derivada del latín ‘ad ripam’, que significa ‘a la orilla’. Este términoaparece por primera vez en una obra escrita en 1885. Era utilizado por los naturales de la comarca salmantina de La Ribera para referirse a las depresiones geográficas del Duero y demás ríos de este territorio. Sin embargo, en las comarcas zamoranas de Sayago y Aliste, esta misma geomorfología se denominaba ‘arribas’.

Frente a estos nombres locales, a partir de mediados de los 70 se extendió en la parte zamorana la denominación masculinizada de ‘los Arribes’. Es fruto de la fuerte popularidad que le han concedido a la zona los distintos medios de comunicación e instituciones que, ajenos a la terminología local, han influido a los habitantes de la zona. Los zamoranos generalizaron la denominación ‘los Arribes’ y,
paralelamente en el tiempo, los salmantinos comenzaron a utilizar la versión femenina de este nombre para referirse a la comarca de La Ribera. Esto implicó la pérdida progresiva de su propio e histórico nombre en favor de la nueva denominación, ‘las Arribes’.

 

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