Toda ayuda es poca para llevar hasta el mercado una producción costosa de secar adelante, que obliga a levantarse de la cama a las seis de la mañana, todos los días del año. Bien lo sabe Eugenio Encabo, que mantiene una cabaña propia de 250 cabras, con cuya leche elabora los afamados Quesos del Alberche.
Tiene la fábrica en Navandrinal, en la comarca abulense del Alto Alberche, a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar. Su cabaña genera cerca de 60.000 litros de leche al año, que se convierten en unos 8.000 kilos de queso.
La actividad ganadera, “que es muy dura, sobre todo la de leche”, se ve seguida por la comercial. El objetivo es darse a conocer ante el consumidor y convencerle de que adquiera el producto, “sin perder de vista que debes hacerlo a un precio competitivo”.
El hecho de que el producto incluya el corazón amarillo de Tierra de Sabor “es un refuerzo muy importante” en el mercado, destaca. También el ofrecer el producto en el Market Tierra de Sabor. “Se dice que la venta ‘on line’ ha subido mucho a raíz del confinamiento, pero en el caso de alimentación cuesta más”, recalca Encabo, firme convencido de que el sector debe andar ese camino.
También apuesta por otros sellos, como el de Ávila Auténtica o el de Artesanos Alimentarios de Castilla y León, con la mención de Producto Artesano Casero. Significa que la compañía se hace responsable de todo el proceso de elaboración, que se realiza con sus propios medios. Por eso no compra leche de otros productores y controla toda la alimentación de los animales, que se encuentran en régimen semiestabulado.
De hecho, “la mejor manera de obtener un producto de calidad es mediante la alimentación, ya que nosotros no añadimos aditivos al queso. Esa alimentación lineal, homogénea a lo largo del año, es lo que permite ofrecer un alimento con las mismas cualidades organolépticas a lo largo de los doce meses”, recalca.