Texto: Marta Álvarez y Patricia Alonso
La bodega vallisoletana Pagos de Mogar aumenta su larga lista de reconocimientos, conseguida en su década de existencia, con el Gran Zarcillo de Oro para el Mogar Vendimia Seleccionada 2009, un vino con “marcada personalidad, gran complejidad y elegancia”
“Nos sentimos realmente orgullosos. Este reconocimiento es el mejor pago al cuidadoso trabajo realizado desde nuestra primera cosecha en 2004”. Así se siente Soledad García Portugal, gerente, enóloga y propietaria de Bodegas Pagos de Mogar, tras ser galardonada con un Gran Zarcillo de Oro. Y la recompensa es aún mayor cuando el proyecto es pequeño y familiar, fruto de diez años de esfuerzo.
Para la gestación del Mogar Vendimia Seleccionada 2009, “solo hemos utilizado las mejores uvas, procedentes de viñas con más de 20 años”, señala Soledad García; unas 20 hectáreas, la mitad propias. El mimo de este crianza comienza con una vendimia que se realiza a mano, en cajas de 15 kilos y continúa con la selección. “Toda la uva que entra en la bodega pasa por la mesa de selección, que también se hace a mano”, afirma la gerente. El siguiente paso es una maduración prefermentativa en frío y después fermentación con levaduras salvajes a temperatura controlada en depósitos de 15.000 kilos de capacidad.
La nota de distinción de este vino, elaborado al 100% con tinta del país, es su envejecido durante 12 meses en barricas de roble francés y americano de grano muy fino, explica García: “Le aportan una gran complejidad y elegancia y hacen de él un vino con marcada personalidad, con un perfecto equilibrio entre la fruta y la madera nueva”. Con una producción de 20.000 botellas a unos 12,50 euros en bodega, este vino, “con un tanino potente, pero amable y muy buena acidez”, señala la enóloga.
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