Ricardo Ortega
En esta sección somos poco dados a hacer amigos, dada nuestra natural tendencia a arremeter contra los tópicos y a tratar de que prevalezca la razón. Por eso nos parece oportuno recordar algo que puede incordiar a algunos enólogos, como que la tinta de Toro, la variedad de la que parten algunos grandes vinos de Zamora y Valladolid, es en realidad la tempranillo que se da en las DO Cigales, Ribera, Arlanza o Rioja.
La tinta de Toro es la uva preferente de la denominación de origen Toro, cierto, y muchas veces considerada una variedad autóctona, a la que se otorgan personalidad y nombre propios después de varios siglos de adaptación a la comarca. Con todo, el estudio de ADN que realizó en el año 2000 el Instituto Madrileño de Investigación Agraria y Alimentaria (IMIA) estableció de forma clara que se trata genéticamente de uva tempranillo.
De este modo parece asentado que la tempranillo, en sus diferentes clones, es una única variedad que se ha sabido adaptar a diferentes entornos, en los que se denomina tempranilla, tinto fino, tinta fina, tinta del país, cencibel (en Castilla-La Mancha) o tinta de Toro.
Otro dato poco conocido por el público es que la mayor parte de la tempranillo que conocemos procede de La Rioja, aunque allí su nombre tenga más sentido (por una maduración más temprana que otras variedades) que en Castilla y León. De hecho, las DO Ribera del Duero y Arlanza, en las que domina esta variedad, son las últimas en vendimiar.
Fotografía: Tomás Jurío
Más curiosidades en la sección ¿Sabías que…?
Díselo a tu cuñado: el tinto no se toma ‘a temperatura ambiente’